La mayoría de nosotros a lo largo de la vida debemos elegir un nombre. Algunos lo hacen a diario, ya que es que es parte de su trabajo pero todos alguna vez, elegiremos un nombre ya sea para una empresa, un negocio, una sociedad, un sitio, un hijo o un blog.
La elección de un nombre es una de las cosas mas difíciles, ya que un nombre no es otra cosa que una declaración de intenciones.
Definir de donde parto y hacia donde quiero ir.
Evaluamos y proyectamos aquello que vamos a nombrar, lo definimos, lo analizamos y lo soñamos para acertar. Pero antes de «definir» nos definimos a nosotros mismos, porque todo lo nombrado, termina siempre nombrándonos; como si todas las cosas siempre pronunciaran nombres.
Al elegir el nombre de un hijo por ejemplo, se evalúan muchas cosas, hay nombres que evocan a personas non gratas, otras en cambio que nos traen recuerdos de seres excepcionales y otros, simplemente nos suenan a «nuevo».
Personalmente esta sensación de «nuevo» es lo que mas me atrae. La capacidad de darle a alguien o a algo, la oportunidad de ser una hoja en blanco, de comenzar algo diferente y que pueda ser mejor.
Este «nombrar» nos define, ya que pone de manifiesto nuestras creencias, nuestra creatividad, nuestros condicionamientos y sobre todo nuestra capacidad de soñar algo nuevo para algo o para alguien.
Nombrar a veces puede ser solamente «definir» y otras veces puede ser abrir un camino de posibilidades. Lo «nombrado» empieza un camino. Ese camino puede ser seguir el plan trazado, o abrir opciones nuevas.
Un nombre es el comienzo de un sueño fundado con las mejores intenciones, pero que dependerá de un trabajo responsable, coherente e incesante, si no quiere convertirse en una pesadilla.
Al nombrar, lo nombrado se hace libre y aquello que hemos nombrado se torna algo separado de nosotros. A partir de ahora deberá crearse a si mismo. Con trabajo marcará su propio rumbo y una identidad propia. Como sucede con los hijos.
En esta nueva Era debemos ser digitales y también debemos ser rebeldes.
La rebeldía no es una actitud dirigida contra algo, no es desobediencia ciega, ni una revolución, ni esa capacidad de estar en contra de todo.
La palabra rebeldia, tiene una connotación positiva que es estar a favor de algo. A favor de la capacidad de VER.
En esta Era digital debemos ser capaces de mirar y abrir los ojos a lo nuevo con una mirada libre. Mantener los ojos abiertos, estar alertas y deseosos de asumir la responsabilidad de abrir otros ojos dormidos, utilizando todos los recursos que esta nueva era nos ofrece .
Solo siendo digitales y rebeldes seremos capaces de crear nuevas soluciones y elegir nuevos rumbos.
Mi rebeldia hoy es soñar un nombre que sueñe a un ser humano, capaz de crear un mundo mejor.
Y aqui comienza mi sueño.
J.Rueda