«Dicen que para comprender a los pueblos uno debe antes mirar a su Dios». JR

Budha era un príncipe que huyó del sufrimiento del mundo que le rodeaba, renunciando a las riquezas de su reino y marchándose a vivir en soledad. Su mensaje fue la búsqueda interior, pero su pueblo se olvidó completamente de complementar esa inacción espiritual, con el hacer que transforma todo sufrimiento. Permaneciendo así, sumido en la impasividad y en la miseria.
Yavhéh adoptó aquellas leyes del talión babilónicas, que rezaban aquello de «ojo por ojo, diente por diente» que lejos de responder a parámetros de venganza, abogaban por la justicia.
Si alguien te quitaba un ojo, tu venganza correspondía a un sólo ojo y no a los dos. El Dios Justo fue quien estableció la proporcionalidad de las penas, que mas tarde sostendría al derecho romano. Con el tiempo, el pueblo de los justos establecería las multas económicas como opción mas civilizada a la barbarie, para resarcir a los perjudicados de los agravios.
Después de años de leyes inamovibles y estrictas, llegó Jesús el bueno y paró el tiempo, partiendo en dos a la historia de la humanidad. Aquello que aportó fue tan nuevo que logró detener lo único que jamás se detiene.
Jesus mezcló la rebeldía del Buda con la cercanía de un Dios que ya no era justo, sino padre. E introdujo el concepto de hermandad, además del concepto de la resurrección como la posibilidad de un renacer espiritual continuo y en vida, que mas tarde la Iglesia se encargaría de destruir y de modificar a su conveniencia, con la promesa de un paraíso compensatorio en resarcimiento de vidas miserables. ( y que más tarde conservaría también el Islam)
El Dios bueno ya no proponía la justicia como opción, sino el perdonar 70 veces siete y el poner siempre la otra mejilla. Un pueblo que santifica y enaltece la pobreza y perdona todo agravio como signo de virtud.
Jesús caminó sobre el agua y multiplicó los panes y los peces, todos actos sin ninguna trascendencia, ya que el ilusionismo de andar sobre el agua o el de multiplicar los peces para una sola comida, no acabó con la pobreza, ni con el sufrimiento de los pueblos; sino que ayudó a alimentar el pensamiento mágico, de que las cosas siempre se solucionan a fuerza de milagro.
El Dios bueno es la base del pensamiento occidental, construído en la tolerancia, en la inclusión y en la diversidad, una bondad que llevada al extremo da como resultado a un pueblo buenista, incapaz de reaccionar ante nada, y convencido de que alguien vendrá a solucionar de forma milagrosa todo aquello que hacen mal, mientras permanecen impávidos ofreciendo eternamente la otra mejilla de su pueblo.
Como reacción a tantos años de poner la otra mejilla, apareció el profeta guerrero, que indujo a su pueblo a la lucha armada y a la conquista sanguinaria como único camino hacia la fe. Muerte o sumisión al Islam.
Mahoma parece haber dado claras instrucciones sobre procedimientos militares y demás formas de conquista y tortura, acordes al origen de cada enemigo. Desgraciadamente para su pueblo, estas instrucciones militares están incluidas en su doctrina y en su libro sagrado, estando además al alcance de todos. Esto conduce a muchos de sus fieles a confundir a la lucha mística por la propia singularidad, con la actual conquista de Occidente a fuerza de terror.
Para entender a los pueblos se debe observar todos sus libros sagrados y apreciar las incongruencias que presentan muchos de los libros pertenecientes a una misma doctrina, ya que han sido escritos por muchas personas distintas, en épocas y circunstancias diferentes. (Mahoma por ejemplo, era analfabeto)
No debemos descartar tampoco que muchas de esas personas a las que supuestamente Dios les dictó los libros sagrados se encontrarían en ocasiones bajo los efectos del hambre, de la fiebre, del desamparo, del calor del desierto, de la desesperación o bajo el influjo de sustancias alucinógenas.
Por eso es importante no creer todo aquello que se lee, pero sí investigar todo lo observado, porque para entender la mentalidad de un pueblo se debe averiguar a base de cuál de todos estos dioses, se le ha alimentado».
JR
«Sólo nos queda por conocer al Dios Mago, que será aquel que con el trabajo de todos los pueblos logrará construir un sólo imperio, al que con un poco de suerte llamaremos humanidad evolucionada.» JR