
La prensa busca con ímpetu palabras que den mucho miedo para describir la victoria de Giorgia Meloni en Italia.
Fascistas, neofascistas, ultraderecha, la vuelta de Mussolini etc; pero nada de esto ha detenido lo que está ocurriendo en las urnas de Europa.
Lo que sucede es el estallido de un hartazgo implacable de los ciudadanos europeos hacia todas las izquierdas y hacia todas sus nefastas políticas.
Roma fue siempre mi lugar favorito; pero debo admitir que la suciedad en sus calles es actualmente insostenible. Se ven ratas andando a pleno día y muchas otras, aplastadas por los coches y sangrando en las aceras entre restos de basura.
La izquierda y sus políticas en aspectos como la inmigración y sus subsidios, el aumento indiscriminado de impuestos, la inflación, sus políticas de limpieza, de ecología o las restricciones del coronavirus con sus encierros forzados y sus controles de pasaportes covid, han producido un asco generalizado en la población y una indignación que ha ido aumentando a lo largo de los años y por toda Europa.
La diferencia entre izquierda y derecha es principalmente su mirada hacia los problemas y su posterior gestión.
Frente a cualquier problema la derecha primero lo reconocerá, luego lo evaluará y verá qué cosas puede cambiar y cuáles son sus limitaciones, para luego actuar y resolver dentro de lo posible.
La izquierda sin embargo, justificará el problema, buscará culpables generando división dentro de la ciudadanía y terminará justificando su inacción echándole una vez más la culpa a otro.
Y todo aquello que no sea a base de algún nuevo impuesto o legislación de donde sacar una tajada económica, no le interesará cambiarlo.
Lo que ha pasado en Italia es la demostración de que toda Europa está harta de ustedes señores.
Sabemos que reconocerlo es demasiado pedir para gente acostumbrada a tirar balones fuera, pero al menos intentadlo.
Esta victoria no refleja ni a los ultras, ni al los fascistas como tanto les gustaría; sino a una Europa que está harta de trabajar y de pagar impuestos para mantener la mala vida que ofrece la ineficiencia y la ineficacia de los gobiernos de izquierda, a los ciudadanos europeos.
JR