De todas las facultades que vamos perdiendo con el tiempo, el asombro es la capacidad que mas echo de menos. Pocas cosas nos asombran y cada vez son menos las cosas que de verdad nos mueven por dentro.
La vida poco a poco deja de parecernos misteriosa porque para todo parece haber una respuesta. Creemos que lo sabemos todo y aquellas cosas que desconocemos lo buscamos rápidamente en internet.
Quizás cuanto mas intelectuales nos volvemos menos nos asombremos y nos conmovamos con el mundo y la insensibilidad sea solo una consecuencia directa del progreso intelectual.
En nuestro mundo revelar asombro por las cosas sencillas, por la naturaleza, por las personas, por el cosmos, el amor y la vida suele ser vergonzoso, ya que sorprenderse demasiado por las cosas corrientes es a veces considerado como un signo de inferioridad intelectual.
La postura del sabelotodo es la que abunda y la que nuestro mundo respeta, en donde lo único importante parece ser saber preguntar y saber responder, dejando al asombro como a una opción obsoleta; algo que sólo hacen los niños y los poetas.
Está claro que lo mportante es tener siempre una respuesta para todo, sin necesidad de que sea correcta o valiosa. Y esta tendencia a saberlo todo que cultivamos tanto en los niños como en los adultos bloquea muchas veces nuestra posibilidad de emocionarnos con las cosas que suceden.
La urgencia por tener siempre todas las respuestas anula la sensación de sorpresa que representa la exclamación ante las maravillas cotidianas y el ansia por saber nos impide el sentir.
Estamos tan llenos de conocimiento y de conclusiones que ya no nos queda espacio. Y sentir necesita un espacio, una apertura que aparece solo cuando existe un vacio de conclusiones.
Acomodarse demasiado en el saber convierte a la vida en un sin sentido porque se vuelve un sin sentir.
Recuperar el sentir es recuperar también a la inteligencia creativa, a la empatía, a la sensibilidad y a la admiracion por el mundo.
¿Nos estamos volviendo incapaces como escribe Oscar Wilde en su cuento «El ruiseñor y la rosa»de comprender todas aquellas cosas que no estan escritas en los libros?
La cualidad del genio es la de saber utilizar al conocimiento como si fuese una espada y no colocarlo como a una barrera, manteniendo siempre la mirada llena de asombro como la que posee un niño que nunca deja de sorprenderse, de aprender y de maravillarse con el mundo que le rodea.
Einstein lo transmitió de esta manera antes de morir, dejando claro la mirada de niño que necesita todo descubridor.
«Toda mi vida he creído que desvelaria los secretos del universo pero ha ocurrido justo lo contrario, cuanto mas ahondaba en la existencia, mas profundo se hacia el misterio y hoy estoy muriendo lleno de asombro»
J R.