«Socios de Irán»

Ya me ha llegado el vídeo sentimental lanzado por el partido Demócrata americano, en el que Biden lee un texto escrito por profesionales de la poesía, en apoyo al pueblo israelí.

El vídeo es bonito, como lo son siempre todos los discursos de las izquierdas, llenos de emoción y de buenas intenciones; pero de las cuales, lo más recomendable es no creerse nunca nada.

Lo primero que debemos observar es que el armamento nuclear de Irán nunca se detuvo, ni los miembros de las naciones unidas, (esos empleados públicos tan bien pagos), que se hacen los que trabajan con un coste altísimo en impuestos para el ciudadano y que no hacen más que derrochar privilegios y gastar gasolina en viajes, traslados y seguridad privada, sin rendimiento alguno; no tienen nada hecho. Pura farsa.

El otro hecho reciente, que nos pronosticaba a voces el inminente ataque a Israel por parte del eje del mal, fueron los miles de millones de dólares que acaba de girar Biden a Irán hace 10 días para la liberación de prisioneros.

El vídeo sentimental empieza a cobrar sentido, cuando sirve de lavamanos para todos aquellos que desean limpiar su conciencia, o anestesiar la conciencia del ciudadano americano, que sin darse cuenta, acaba de financiar con sus impuestos el ataque de Hamás a Israel y para que vuelva a votar al partido Demócrata en las próximas elecciones, por ser gente tan «sensible».

“Nosotros apoyamos a Israel, aunque estemos financiando el ataque a Israel con tus impuestos y no regulando a favor del desarmamento nuclear de Irán con los organismos internacionales, diseñados únicamente con el fin de la seguridad mundial, también mantenido con tus impuestos».

Si a los Demócratas les funciona el vídeo sentimental para enmascarar las consecuencias de sus políticas pro Irán, pues muy bien, pero todos sabemos que desde que Biden entró en la Casa Blanca, todo son guerras y desastres militares; empezando con la huida de Afganistán, dejando allí equipamiento militar y armas de un valor incalculable, siguiendo con la guerra de Ucrania, en donde casualmente el partido demócrata lleva negocios interesantes e inescrupulosos desde hace años y siguiendo con la guerra en Medioriente desatada en los últimos días y que muy pronto continuará en Europa y en USA en forma de ataque terrorista, como bien ha anunciado Irán en las últimas horas.

Al final, el hombre naranja, como lo llaman despectivamente a Trump, no resultó ser ni tan naranja, ni tan malo.

Con él, el mundo dormía en paz, menos aquellos políticos acostumbrados a vivir del cuento y demás enemigos de la Democracia, el resto vivía tranquilo, el dólar del ciudadano se gastaba con cautela, las fronteras estaban vigiladas, los enemigos estaban bien amenazados y la economía crecía debido a la instantánea mejora que genera siempre la bajada de impuestos por la reducción del gasto público.

Sin tanto discurso sentimental ni lacrimógeno, el hombre naranja abría su bocaza a los gritos y el Islam temblaba, los chinos se meaban encima y el corano le invitaba a jugar al golf. Había mucho jaleo mediático, pero guerras, ninguna.

La preocupación primordial del partido demócrata hoy es el peligro del » White Supremacy» o los «padres terroristas» que no desean que sus hijos sean adiestrados en marxismo, pornografía infantil o movimientos pro palestinos en el kindergarten. Esos son los peligros para el partido demócrata que con una mano tira abajo la estatua de Colón todos los 12 de Octubre y con la otra le gira a Irán miles de millones de dólares para financiar su armamento nuclear.

Mientras tanto la lucha en el congreso y en las naciones unidas consiste en que aquel condenado por terrorismo o golpismo, tenga los mismos o mas derechos que el ciudadano de bien.

Así estamos, con Irán dentro de casa, con Irán en la clase, con Irán en el congreso, con banderas de Irán en los balcones, con manifestaciones pro Irán en las universidades, con Irán cagando y durmiendo entre nosotros hasta el día en que explotemos todos por los aires, y si, merecido por imbéciles y buenistas.

Mientras tanto, a disfrutar de los vídeos de Biden, que es adorable hasta cuando come helado. Una monada de presidente, blanco, alto, rubio, delgado, de ojos azules, elegante, educado; de esos con los que uno, explota tranquilo.

JR

«El Pacifista desde el Sofá»

Nada me resulta más violento que un pacifista dando consejos desde su casa amurallada y con seguridad 24 horas.

Es muy fácil criticar cualquier defensa, hacerse el bueno y el tolerante con la violencia que sufre otro, habitando en paz.

La superioridad moral de la que hace alarde el pacifista desde el sofá tiene más de hipocresía que de paz, mezclado con un alarmante desconocimiento de historia, de política y de cultura en general.

Cuando uno no comprende nada sobre un tema, lo mejor es hacerse el bueno, es una postura cómoda, positivista, educada y socialmente respetada, en donde no hace falta justificación ni data. La paz porque si y punto. Porque soy bueno.

La cultura occidental se basa especialmente en ese deseo de ser aceptado y respetado por ser sensible y considerado. Incluso en la guerra, luchar contra un occidental compensa mucho más que caer en manos del estado islámico, en donde después de quemarte vivo de a trozos, te irán cortando en pedacitos como marca el libro sagrado del Corán ( un manual en donde se especifican las torturas y violaciones correspondientes en cada toma de infieles, con un detalle que limita cualquier iniciativa original, torturas, vejaciones, mutilaciones ordenadas y continuadas, detalladas con crudeza y sin piedad y todo mandado por el amoroso Alà)

El Pacifista es generalmente un ser ignorante, que no ha estudiado sobre los temas sobre los que opina y se limita a repetir frases sueltas que ha ido recogiendo de panfletos, Facebook y tik tok, esas frases bonitas con las que deja a todos admirando su bondad y haciéndoles creer que además sabe algo.

El problema con Irán no es el derecho al arma nuclear sino el Islam, porque cuando tu religión y tus líderes actuales dicen en cada uno de sus discursos que su objetivo es el extreminio de Israel, sin que se les mueva un pelo de pudor, y cuando tu religión fundada por un terrorista como fue Mahoma, se basa en la matanza de infieles, entonces la tenencia de un arma nuclear en determinados colectivos, se vuelve mucho más peligrosa que en otros.

La posesión de un arma nuclear te garantiza la paz en cuanto que tu adversario tenga tu misma mentalidad. Yo tengo la mía y tú tienes la tuya, ninguno quiere usarla, por lo tanto nos garantizamos la tolerancia y la paz.

Pero este no es el caso con Irán. Y quién conozca el mundo islámico lo sabe bien. Los pacifistas ignorantes por supuesto, lo desconocen.

Pero el peor de los problemas de los estados islámicos es el terrorismo islámico, porque los ataques suicidas son muy difíciles de controlar y con eso no hay negociación posible. Dispones de dos opciones o les líquidas o dejas de darles lo que necesitan para perpetuarlos y matarte. Son ellos o tú .No hay cabida para el pacifismo en estos casos.

Cuando en algunos siglos nuevas civilaciones se pregunten cómo fue que no vimos venir la destrucción de nuestra civilización, tendremos que responder que éramos veganos, teníamos la ONU, éramos tolerantes, bien pensados, estábamos muy preocupados por el cambio climático, por los colectivos lgtbiy + y preocupados por destruir estatuas del 1492, por abolir la policía y el ejército, por condenar la tenencia de armas legales y demás estupideces a las que este «pacifismo» de ignorantes nos ha condenado.

JR