“El Pájaro vio el cielo y se voló»

Ni negro, ni blanco, ni rico, ni privilegiado; el pajarito de Twitter es azul. Azul como el cielo. Y si alguien conoce el cielo como nadie; ese es Elon Musk.

Para los de derechas, para los liberales, para los anticomunistas, para los sinceros, para los valientes, para los libres y para todos los bloqueados de Twitter como yo, ayer fue un gran día.

Porque un gran hombre, trabajador y comprometido con la humanidad, bajó sus ojos del cielo por un rato para ayudar a los silenciados terrestres.

Pensar en colonizar Marte es sin duda un sueño admirable, pero el problema aparece cuando el elemento humano que piensas exportar está bloqueado, silenciado, manipulado y esclavizado bajo la dictadura del pensamiento único.

¿Interesa acaso llegar a Marte con una civilización que demoniza todo atisbo de inteligencia y de diversidad?

No hay dinero que compense eliminar tanta censura y no hubo límites para Elon Musk.

Pagó, celebró y compartió su ayuda contra la cruel manipulación a la que Twitter nos había acostumbrado con la ayuda incondicional de aquellos gobiernos y periodistas que detestan la libre expresión en todas sus formas, menos la suya.

Hace mucha gracia verles rabiar y vaticinar unos pronósticos apocalípticos sobre la compra de Elon Musk. Dicen temer a una dictadura de la opinión regida por la censura.¡Qué ironía! Y es que el ladrón cree que todos son de su condición.

Para todos aquellos que creen que vivimos épocas tormentosas, yo les sugiero que presten mucha atención a todos estos pequeños destellos de grandeza, a los gestos de hombres ilustres que luchan por la libertad.

Estos nuevos próceres ya no van a caballo, ni cruzan cordilleras para liberar pueblos.

Los nuevos libertadores van en cohete a Marte y de vez en cuando, salen del taller de naves espaciales para comprar Twitter y devolverte la libertad.

Saber usarla es ahora nuestra responsabilidad.

JR

“El re- Branding de la Censura “

Lo curioso de la época en la que vivimos es que nos encontrarnos con muchas cosas viejas, pero que hoy son llamadas de otra manera.

Si bien somos partidarios de la novedad, las nuevas generaciones confunden como novedoso todo fracaso histórico.

No es de extrañar que las ideologías de ultra izquierda hayan tomado tanto ímpetu entre los jóvenes, que guiados por la diversidad de nombres, son incapaces de relacionar conceptos como comunismo y justicia/equidad social.

Es raro que siendo joven uno no haya tenido ideales socialistas, y yo particularmente fui partidario de la justicia social y de un mundo más solidario y equitativo, hasta que me llegó la primera nómina de mi empleo y contemplé con estupor todo lo que el estado del bienestar me quitaba del sueldo todos los meses para mantener la “Justicia social” de algunos.

Ahí me curé instantáneamente de toda variante del virus comunista.

Mientras yo trabajaba como una bestia, muchos compañeros descansaban en casa, tranquilos y viviendo de la “justicia social” que los trabajadores les proporcionábamos.

En ese momento de juventud descubrí por mi mismo, sin fake News y sin ninguna ayuda, cuál era el verdadero sabor de la injusticia social.

Pero hoy el tema de moda es “cuidarte” de todo, incluso de la necesidad del trabajo.

Y con la excusa del “cuidado intensivo” van poco a poco denigrándote no sólo en tus capacidades, sino también en tus libertades.

Y así fue como nos cuidaron de la última peste; se nos encerró, se nos enmascaró, se nos silenció en redes, se nos vacunó obligadamente y aunque muchos digan que la vacunación era voluntaria, la realidad es que sin ella no podías moverte para ir a ningún lado, ni volver al trabajo.

Por lo cual, la calificación de “no obligatoriedad“ adquirió también un significado totalmente distinto. Si mi libertad para no vacunarme implica no poder acceder a nada sin la vacuna ¿es realmente libertad?

Libertad es hoy “ no libertad” y “cuidarte” es hoy tenerte siempre bien controlado y obedeciendo.

Esto mismo sucede ahora con el nuevo terror a la “desinformación”. Este terror esconde en realidad el terror a que se oigan voces distintas a las suyas.

Esta novedosa necesidad del cuidado contra la desinformación consiste en la obligatoriedad de tener acceso a un sólo discurso, que es por supuesto, el de ellos.

Cualquier otra opción o noticia contraria a ellos o a sus políticas, es considerada “fake News” bloqueada en las redes y silenciada para siempre.

Tanto es así, que llevo ya 17 cuentas bloqueadas en twitter, que según ellos no respetaron las “ normas” de una red social que establece la existencia de un pensamiento único y de un discurso único y exclusivo de pensamiento Woke o de izquierdas.

Cualquier otra información o noticia que vaya en contra de lo que la ideología reinante establezca o que pudiera perjudicarla, es automáticamente bloqueada y borrada de la red, para evitar que el público pueda acceder a esa información, investigar sobre ella, descubrir algo distinto al discurso institucional y decidirse quizás a disentir.

Pero este es un riesgo que evidentemente nadie quiere correr porque las redes sociales existentes son herramientas de sumisión política.

Esta censura sucede a todos los niveles; a nivel sanitario con los médicos que proporcionan información sobre efectos adversos de las vacunas, a profesores que denuncian las políticas educativas en cuanto a género en las escuelas o a cualquiera de nosotros, que día a día comentamos cosas que nos suceden, que vemos por ahí o que nos llegan por amigos y conocidos.

La insistencia con la que se promueve la diversidad en tantos ámbitos, queda sin embargo bloqueada a la hora de la opinión.

Se nos estimula a ser diversos en todo, menos en el discurso y en el pensamiento.

Hoy la censura tiene otro nombre y se le ha rebrandeado como “fake News “ o “desinformación”.

A partir de ahora se te impedirá acceder a ella y a que puedas investigarla. Pero no te preocupes, porque todo esto se hace por tu bien, para cuidarte y para protegerte, por si se te fuera a ocurrir pensar algo distinto a lo que ellos te mandan pensar.

¿Por qué nos cuidan y nos protegen tanto?Para que el único discurso que oigas desde que te levantes hasta que te vayas a dormir, sea el suyo y así evites contaminarte con voces distintas.

A toda esta sobreprotección tan urgente y desinteresada, se la llama hoy “cuidados contra la desinformación y las fake News”

Y pareciera que esta táctica de cambiarle el nombre a las cosas, no sólo las recicla, las disfraza y las perfuma, sino que también las perpetúa.

Porque no debemos olvidar que hace muy poco tiempo, a esto mismo, se le llamaba control y censura.

JR