«Soledades Compartidas»

La era digital nos ha aportado nuevas tecnologías y formas de comunicación.

Esto nos ha permitido entre otras cosas estar comunicados casi a diario con gente que no forma parte de nuestra realidad cotidiana. Esta interacción diaria y virtual ha hecho que palabras como «distancia» y «emigración» hayan cambiado.

Lo que antes significaba «estar lejos», poco tiene que ver con lo que significa en nuestros días.

El proceso migratorio se vive de otra manera; se han acortado las distancias de aquellos que están lejos y con quienes hoy podemos mantenemos en contacto al instante.

Podemos oírnos, vernos y compartir experiencias con gente que vive en otros países, incluso más de lo que solemos comunicarnos con nuestros amigos del barrio.

Emigrar ya no es lo que era para nuestra cultura digital occidental porque no contiene aquel componente traumático que era la incomunicación, y lo que le daba a la distancia la connotación de «estar lejos».

La distancia sin duda ha adquirido un nuevo significado porque cuando algo cambia de forma tan radical es inevitable que toda la estructura que le acompaña también se mueva.

Y casi como en un efecto dominó todo lo demás se acomoda a dicho cambio y entra también en ese mismo proceso.

Todo esta cambiando.

Las distancias ya no son lo que eran, ni se encuentran en el mismo lugar que antes porque hoy podemos estar mas distantes de lo presente, que de lo lejano.

Este es el nuevo desafío que esta era digital nos plantea; cuando la tecnología nos aleja de lo cercano, de lo presente y de los momentos y nos aisla de todo.

Este llevarnos lejos incluye evidentemente a un componente evasivo.

¿Pero qué es aquello de lo que queremos evadirnos? Huimos de la sensación de soledad.

Un viaje en metro en hora punta es para mí una de las experiencias mas palpables  de ser parte de una multitud y sin embargo sentirse solo. Yo suelo encender el móvil o subir el volúmen del ipod para evitar esa sensación a toda costa.

Aquello que mas me extraña es la capacidad que tiene la soledad para hacerse mas profunda entre una multitud.

Estar solos frente a un paisaje sin embargo. no supone una experiencia desoladora como lo es el sentirse solo estando rodeado de gente.

Contemplar un paisaje o hacer una larga caminata a solas son acciones creativas, porque son momentos en donde la soledad adquiere un sentido.

Definitivamente hay soledades necesarias y sin las cuales ninguna creación hubiera sido posible.

¿Qué seria de la humanidad, del arte o de la cultura sin esas grandes soledades? ¿Qué seria de nuestras almas, sin esas soledades profundas, silenciosas y distantes?

Las nuevas tecnologias nos han aportado cercanías y demás consuelos para la soledad pero han provocado también, en muchos casos, soledades mucho mas profundas.

Las redes sociales nos aportan una comunicación maravillosa e instantánea con el exterior y son sin duda la forma de comunicación mas poderosa que hemos experimentado hasta ahora, pero además de habernos ofrecido la posibilidad de acortar las distancias con el mundo, nos han aportado también una nueva forma de dependencia:  la aprobación ajena.

Nos mostramos como queremos que nos vean.¿Pero nos mostramos como somos?

La obsesión por el mostrar y el mostrarse, no es algo nuevo, pero si mucho mas global y evidente al entorno. Y la dependencia por el like o el retwit se ha vuelto una droga, en versión digital.

¿Somos realmente lo que mostramos en las redes sociales?

¿Tenemos en realidad tantos amigos, como los que solemos presumir en fcbk?

¿Borran nuestra soledad los likes o  los retwits, o son sólo espejismos que nos hacen sentir acompañados por un rato?

Como todas las cosas, todo se vuelve siempre un arma de doble filo.

Compartir nos enriquece y sin embargo, también puede esclavizarnos y aislarnos porque lo mismo que nos ayuda a crecer puede también destruirnos.

El equilibrio y la atención constante se han vuelto fundamentales en estos tiempos tan virales; en donde los errores o los desaciertos en la red se propagan mucho mas rápido que las pestes de la Edad Media.

Con atención constante me refiero a no perdernos de vista. Y a preguntarnos a nosotros mismos; ¿Qué muestro? ¿ Qué busco? ¿Qué  comparto?  ¿ Con quién ?¿Aporta algo a mi vida, o a la de los demás? ¿Es auténtico ?

¿Soy aquello que muestro o soy en realidad aquello que oculto?

Los que solemos dudar de todo, vivimos pendientes de estas cuestiones y de como los cambios mueven inevitablemente las estructuras de todo lo demás. Y preguntarnos de qué manera la aparición de algo nuevo modifica y altera nuestro mundo, nuestra percepción y nuestra relación con el.

Las nuevas tecnologías han cambiado nuestra sociedad, nuestras costumbres, nuestras soledades y también nuestras palabras.

Las distancias son otras, las soledades son otras, pero siguen estando ahí.; con otros nombres, con mas amigos y  mas espectadores pero siguen a la vista.

La soledad ha cambiado de sitio, pero es importante observarla para poder así enfocarnos en donde está nuestra verdadera carencia.

Toda abundancia reporta siempre una carencia. Las cosas, todas ellas, son luz y sombra. Poder encontrar el lado oscuro, nos ayudará también a que la luz nos ilumine más y mejor.

JR