«Milei, Despertando a los Vecinos»

Desde el extremo sur de este planeta, ruge un león que se ha empeñado en devolverle la libertad a los argentinos y sacarles de la miseria en la que los continuos gobiernos de izquierdas les han sumergido.

Anoche desde el Congreso de la Nación Argentina, un presidente outsider del establishment político, paró a todo un país y despertó a los exiliados y a los extranjeros, que pusieron el despertador de madrugada para no perderse su discurso; histórico y emotivo; de esos que te ponen la piel de gallina y te recuerdan los valores de tu niñez; esos valores por lo que se nos enseñaba a luchar cuando nuestro corazón era aún incorruptible.

Verle allí, con su aspecto extraño; típico de todos aquellos que no encajan en la era en la que han aterrizado por azar y a quien muchos han criticado y humillado llamándole loco o mirándole por debajo del hombro; fue realmente emocionante.

Milei nos ha dado anoche a todos un momento de gloria, llegando entre granaderos a caballo y banderas argentinas flameando a un Congreso que por primera vez en muchos años se veía honorable e iluminado, para inaugurar una de esas noches en las que vuelves a creer en lo imposible; en que aquello con lo que sólo sueñan algunos locos, pueda por fin hacerse realidad.

Su corazón noble, su carácter indomable, sus recurrentes enfados, sus tweets iracundos, sus abrazos eternos, su valentía, su indisimulable autenticidad y esa cercanía con la gente, le han convertido en un ser adorable.

Le quieren ahora no sólo aquellos que le votaron, sino un mundo que mira hacia el sur y toma nota de los abusos groseros de la casta política y de los oportunos procedimientos de una buena motosierra.

Los resultados empiezan a verse tímidamente, aunque los desafíos sean enormes y la oposición sea inescrupulosa, mafiosa, inmensa e incansable;  luchando como un animal herido por preservar sus corrupciones y su adicción insalubre al enriquecimiento ilícito.

Mientras el león ruge despertando a los vecinos, muchos más empiezan a mirar alrededor y a ver todas esas corrupciones en sus propios ámbitos y países, tan arraigadas ya, que hasta han dejado de parecernos corruptas.

Uno se acostumbra al abuso con tanta facilidad que aprende a dejar de verlo, a darlo por sentado y a aceptar que la única opción es aguantar y callar, para no molestar con reclamos, ni desentonar con el rebaño.

Pero el rugido de un león que no habla bonito, ni intenta quedar bien, retumba y despierta nuestros corazones.

No habla bajito ni tranquilo, como lo hacen los opresores a los que nos hemos acostumbrado;  con sus clases de corrección política y su dialéctica oportuna e inconsistente, su deformación del lenguaje, su preposiciones inclusivas, sus ostentaciones verbales en justicia social y sus lucrativas eco políticas humanitarias; todos los recursos que utiliza el político hipócrita para engañarte, robarte y de paso, hacerte sentir culpable.

El peligro de Milei no apunta únicamente a la oposición  Argentina, sino a todo el mecanismo socialista que ha infectado a Latinoamérica, a Europa y a los Estados Unidos.

Tiemblan las castas del mundo, mientras los corazones de los corderos resuenan con palabras extrañas y olvidadas como «libertad» y muchas otras amputadas, como «Democracia».

Rugen los leones desde el sur y en el norte retumban los ecos de aquellos que por fin han despertado.

JR