«La Transparencia Socialista»

Nos ha sorprendido a todos cómo la izquierda en los Estados Unidos (el partido demócrata) se ha convertido en menos de un año en un régimen socialista al mejor estilo de Chávez en sus comienzos.

Muchos son aquellos que vieron en Biden a un señor centrado y dispuesto a unir a un país políticamente divido; sin embargo, su desastrosa gestión se ha focalizado en intensificar la división, hundir al país económicamente, humillarlo militarmente y sumirlo en una inflación que no piensa ceder en los próximos años.

Hoy intenta de cualquier manera darle la vuelta a la intención de voto del pueblo americano, a base de subsidios que lo único que harán es incrementar más la deuda y la inflación a sus ciudadanos; que por cierto están experimentando la inseguridad en todas sus versiones.

La delincuencia ha aumentado en este último año de manera escandalosa en los Estados Unidos; los robos, los asaltos y los asesinatos a ciudadanos a cualquier hora del día son cotidianos en ciudades como Nueva York, New Orleans y San Francisco etc, y es difícil encontrar a alguien que hoy se mueva tranquilo por esas ciudades, gobernadas por las izquierdas y en donde el criminal es tratado como víctima y la víctima como la escoria que paga impuestos.

Ayer la transparencia hizo su aparición en el informe del FBI en donde se da la explicación sobre el allanamiento de Mar a Lago ( domicilio privado de Trump) hace menos de un mes.

La transparencia del FBI se parece a un código de barras, y han dejado claro que trabajan en concordancia y para el gobierno de Biden y de toda la izquierda desde hace muchos años. Tanto el oficial del FBI que llevó a cabo el allanamiento, como el juez que firmó la orden, son conocidos donantes del partido demócrata. ¿Casualidad?

El documento presentado el Viernes es la viva imagen de la transparencia de la que presumen en sus discursos todos los gobiernos socialistas actuales.

Un manuscrito de 38 páginas que gira en torno a rayas negras y lo poco que queda sin tachar, es palabrería sin sentido. Párrafos enteros alegando que los documentos no estaban ordenados al estilo de Mary Kondo y demás estupideces que ridiculizan aún más un allanamiento de por sí malintencionado y tendencioso e ilegal.

La imagen del documento es la representación de la oscuridad demócrata; que va desde la corrupción al espionaje y del delito a la censura, en todas sus variantes.

Estos personajes siniestros de la izquierda nunca dicen nada con claridad más que las amenazas; no hay más que ver las conferencias de prensa de la portavoz del gobierno de Biden, perdida siempre en palabrería vacía y bien sonante, esa que nunca niega ni confirma, ni dice ni contesta, a nada de lo que se le pregunta.

A Biden, últimamente no se lo ve más que de vacaciones, tomando helado, cayéndose de la bicicleta, balbuceando palabras sin sentido, saludando a hombres invisibles o acusando de fascista a todo aquel que piense votar al partido republicano.

Y siempre con cara de estatua rígida por el botox, enfermo y enfadado porque las encuestas le muestran que la gente ya no le cree y no le quiere. Contestando con insultos y malos modos las preguntas que le incomodan y que no están escritas en el pronter con letra 3 XXL.

Este pobre anciano no sólo necesita descansar, sino retirarse de la política, en donde no se le conocen más que escándalos sexuales, capítulos de corrupción y patologías familiares diversas, que el FBI se viene ocupando muy bien de esconder y de hacer desaparecer sin pasar por la justicia, igual que hicieron con Hillary Clinton.

A veces una imagen nos dice más que 38 páginas de palabras tachadas. Y nos permite entender muy rápido lo que significa la transparencia para algunos.

Ojalá el pueblo americano nos dé en Noviembre una lección de inteligencia, de reacción a tiempo, de valentía y de libertad y que su freno al extremismo de la izquierda y a la corrupción de Washington DC, sea una luz de esperanza para todos.

JR

«Extrañas Coincidencias»

Se dice que Stalin tenía el sentido del humor típico de los tiranos. Y cuando se encontraba con algún amigo que hace tiempo no veía. lo recibia con un saludo cariñoso :»Estás aquí ¿Es que aún no te hemos arrestado?» Le decía con tono soberbio y jocoso.

Imagino no solamente la cara del amigo frente a semejante broma de mal gusto, sino también su ropa interior. Dicen que más de uno, al estar frente a este ser malévolo e impredecible fue incapaz de contener esfínteres.

Comentarios de tirano hay muchos en la actualidad norteamericana y europea y por supuesto en Sudamérica, en donde la ultraizquierda comunista avanza a pasos agigantados en casi toda América del Sur.

Un comentario muy parecido al de Stalin lo vimos hace un día en la Argentina en boca del presidente Fernández; que advirtió en televisión a un fiscal que no se suicidara; como aquel último fiscal que se atrevió a imputar a la actual vicepresidenta Cristina Kirchner y que terminó asesinado por los propios custodios que le impuso el jefe de seguridad del estado; el mafioso Aníbal Fernández e increíblemente también hoy, el actual jefe de seguridad del estado; ( ¡no se asuste! porque esto sólo pasa en los países en donde la izquierda se carga la justicia)

La finalidad de estudiar Historia no es el lucimiento personal, ni la capacidad de recordar fechas y nombres de batallas de memoria; sino adquirir la habilidad para reconocer los mismos eventos, las mismas tácticas, los mismos patrones y las mismas políticas de antaño en el presente. Es decir, aprender algo.

Pero si tus estudios universitarios de Historia aún no te ayudan a ver ninguna similitud con la actualidad, ni con mayor claridad los eventos contemporáneos, quizás sea hora de dedicarse a algún otro hobbie más decorativo.

Lo increíble de estas nuevas generaciones tan formadas y eternamente universitarias es que no relacionan la información histórica que reciben con ninguna de las realidades que viven hoy. Recopilan datos y archivan pero no comprenden ni conectan nada. No ven similitudes ni patrones políticos similares ni en el pasado,ni en los países vecinos.

La ceguera es tan intensa que Sudamérica no ve siquiera la Venezuela contemporánea que tiene al lado y sigue votando a la izquierda.

La imbecilidad de la generación con más acceso a la información y a la educación en la historia de la humanidad, es realmente alarmante. Su excusa son las horas que pasan, víctimas de las redes sociales, creadas para mantenerles frívolos, imbéciles y distraídos.

El proyecto socialista avanza en toda América y en Europa a una velocidad alarmante. Y las políticas socialistas stalinistas se reproducen sin disimulo. El odio al capitalismo, la sustitución del mercado por el plan o subsidio, la expropiación de la propiedad privada con fines «sociales» y el control del estado que va aumentando de tamaño a medida que el socialismo avanza.

El control del estado y el comunismo son hermanos siameses, es imposible separarlos. Cuanto más socialismo, más control, más inspectores de Hacienda o impositiva y más inteligencia trabajando para el tirano de turno.

Hoy en día ver a un oficial del FBI es como encontrarse con Don Corleone. No sabes qué delito va inventarse para allanarte la casa y quedarse con las tangas de tu mujer.

Biden instauró la semana pasada la incorporación de 86000 nuevos inspectores de Hacienda o IRS para perseguir sin lugar a dudas, a todos los ciudadanos que no comulguen con sus políticas y con su ideología socialista. El socialismo es así, o estás con la ideología o te auditamos todos los días.

Pero Europa no se queda atrás en socialismo. En Dublín el gobierno expropió los «Guest Houses» a ciudadanos que vivían del hospedaje turístico para ofrecer esas viviendas a okupas y refugiados.

La Historia no está tan lejos como pensamos. La usurpación de la propiedad privada está sucediendo en Europa hoy, con excusas humanitarias iguales a aquellas excusas humanitarias que utilizó el socialismo de Stalin para expropiar las propiedades y las tierras en Rusia.

El comunismo en Rusia se instaura como una » necesidad» de modernización de la sociedad. Se expropia y se estatiza toda empresa privada, no como castigo, sino como algo fundamental para la realización del proyecto de la ideología.

Lo mismo que ahora nos sucede con la vida eco_ verde. No es para privarte de tu libertad que te la quitan, sino para salvar el planeta.

Estamos viviendo actualmente el proyecto de la ideología verde que no es otra cosa que el mismo comunismo de Stalin pero disfrazado de humanitarismo verde y solidario.

«No poseerás nada pero serás feliz» es el lema del comunismo verde. Luego no digas que no te lo avisaron. No te sorprendas ni digas que te engañaron. Te lo dijeron bien claro: comunismo puro y duro, pero vestido de verde.

Lo mismo decia la ideología de Marx; aunque la felicidad o libertad que vaticinó que produciría el comunismo como resultado, no fue ni tan feliz ni tan libre.

La ideología comunista de Stalin esclavizo a 100 millones de personas y asesinó a muchos millones en la unión soviética. Así de «necesaria» fue la ideología y así de feliz resultó.

Stalin, Hitler, Mao, Maduro, Kishner, el foro de San Pablo, Soros, China y el foro económico mundial coinciden en mucho más de lo que tú te imaginas.

JR

«La Cruzada mundial contra el Antibiótico»

No fue hasta el 1928 que Alexander Fleming, profesor de bacteriología del Hospital Saint Mary de Londres, descubrió el primer antibiótico auténtico, la penicilina. Luego, y a lo largo de los años, fueron muchas las variantes que se encontraron para combatir distintos tipos de bacterias.

Pero hoy en día, conseguir cocaína en Madrid es mucho más fácil que conseguir un antibiótico sin receta.

Hace unas semanas le comenté a un médico conocido que llevaba tres días tomando amoxicilina por un resfriado que se me había complicado e ido a los bronquios. Cuando se enteró de que me automedicaba, su cara pasó de tostada a blanca pálida. Y me regaló una mirada de espanto, de esas con las que uno mira a un asesino serial en un juicio.

«Hubo un caso en los Estados Unidos, en donde una mujer mayor murió de una neumonía porque los antibióticos ya no le hacían efecto» me comentó intentando contagiarme su histeria y tratando de inculparme por el caso americano.

Parece ser que gente como yo, que utiliza un antibiótico cada 2 años en caso de necesidad, somos ahora los culpables de la muerte de esa mujer mayor en los Estados Unidos, a quien por su edad o su inmunodeficiencia los antibióticos no le hicieron el efecto esperado.

¿Un caso? Le contesté yo. Pues eso demuestra que no hay motivo alguno para preocuparse.

Sin embargo, yo conozco el caso de mi hija que con tres años terminó ingresada por una neumonía que le causaron los médicos que se negaron a darle un antibiótico a tiempo.

Recuerdo estar cada día en urgencias con una niña que volaba de fiebre. Me daban un Paracetamol en jarabe y me mandaban a casa. El día número 9 me negué rotundamente a irme de allí sin que le hicieran una placa y ahí fue cuando la ingresaron por neumonía de urgencia, para finalmente inyectarle altas dosis intravenosas de antibióticos durante 12 días.

También tengo un caso cercano en la familia en donde a una mujer embarazada con una infección de garganta, se le negó el antibiótico por estar embarazada, fue entonces que la infección fluyó por la sangre llegando al feto y provocándole al bebé daños neurológicos permanentes e irreparables.

Yo no entiendo muy bien vuestra tremenda aversión al antibiótico, ni tampoco vuestro profundo fanatismo hacia las vacunas del Covid, esas que provocan ataques cardíacos a deportistas, enfermedades cutáneas y todo tipo de cosas que se les ha mandado ocultar y archivar como «caso aislado».

¡Si!esas 5 dosis que no previenen el covid en absoluto y que no se parecen en nada a las antiguas vacunas que una vez puestas, no dejaban que cogieras la enfermedad en la vida. Hoy no conozco a nadie que no haya pasado 2 o 3 veces el covid con todas vuestras maravillosas dosis.

Pero los casos y las patologías consecuencia de las vacunas del Covid, parecen no preocuparles a los médicos, al menos no tanto como el caso del antibiótico de los Estados Unidos que les desvela por las noches.

Entiendo que el negocio del Covid es redondo. Reducción de población improductiva, economizar en pensiones y ecología total. Todo muy verde, como siempre. Porque cualquier cosa que sea verde, el pueblo se la traga sin protestar ni hacer preguntas. Si es por el planeta, todo vale.

Y así seguimos creando más dependencia del gobierno aún. Que una dosis, que dos dosis, que tres, que cuatro, que cinco. Y no os olvidéis del pase nazi reglamentario, ese que ahora parece ya no ser indispensable en el aeropuerto, aunque la planta de Covid del hospital siga llena.

¡Cómo echamos de menos a Fleming!

Curiosamente, a pesar de la aversión actual al antibiótico, durante el «virus» del Covid te recetaban azitromicina por teléfono y sin mirarte siquiera la garganta.

Es llamativo como para algunas cosas la vara de medir cambia rápidamente, luego de la barra libre de azitromicina durante el Covid, parece que los culpables de que en un futuro los antibióticos no funcionen seremos nosotros, los pacientes que no pisamos las consultas.

Siempre el mismo juego perverso que nos hacen con su negocio verde. El culpable de todas las desgracias que ellos provoquen serás tú.

Y aguanta… porque es por el planeta; el nuevo Dios de la élite mundial, y que se usa en el siglo 21 para el control y el dominio total de la población. ¿Quién osa cuestionar algo si es por el planeta? ¡Cuidado!

Quien ose cuestionar lo que digan los profetas del planeta, irá directo a la hoguera o en su falta, a los incendios que provocan los ecologistas en California.

Uno ya no desconfía solamente de los políticos lamentablemente, sino también ahora de los médicos, que en su mayoría se han vuelto tanto o más corruptos que los políticos. Porque la medicina se ha vuelto un negocio.

En la antigua China los médicos sólo percibían su paga cuando sus pacientes estaban sanos. En cuanto los pacientes se enfermaban los médicos dejaban de cobrarle a ese paciente y trabajaban gratis para intentar curarle.

El trabajo por el que se pagaba a un médico era el de preservar la salud. ¡Cuánto han cambiado hoy las cosas!

Desde el día del ingreso de mi niña en el hospital nunca más fui a una urgencia con ninguno de mis hijos por nimiedades y ninguno, nunca más, tuvo que ser ingresado por una infección bacteriana y todo gracias a mi stock de antibióticos en casa y a estudiar los cuidados básicos de medicina que deberían estudiar todos los padres.

En vez de mirarme mal, deberían estar agradecidos de que todavía algunas personas sepan curarse solas las pequeñas cosas y demos tan poco trabajo al sistema sanitario.

Hoy los médicos se quejan de que las consultas están desbordadas pero así será y será cada vez peor: y es que los pacientes, hoy necesitan una receta para todo, desde un jarabe para la tos hasta un Ibuprofeno de 600mg.

Hemos llegado al colmo del control y de la dependencia, tanto que los nuevos padres de hoy, no saben ni limpiar los mocos al niño sin asistencia y dirección del pediatra. ¡Suerte que aún nos quedaron algunas abuelas después del Covid!

(Aunque muchas abuelas teman aconsejar con los remedios de toda la vida a estos jóvenes adictos al dominio del pediatra.)

Hoy todo hay que consultarlo, para todo hay que pedir permiso y solicitar una carta documento. Mientras tanto, la cocaína circula sin pagar IVA y la consigues a la vuelta de la esquina en todos los barrios.

Y si verdaderamente en unas décadas los antibióticos conocidos no fueran capaces de combatir las bacterias, puede que sea tiempo de crear uno mejor.

¡Pero por favor, que no sea tan efectivo como las vacunas del Covid, ni como vuestras energías renovables!

JR