“La Desesperación de las Primerizas”

Tener un hijo es sin duda un hecho que cambia tu vida en muchos aspectos. Desde las prioridades hasta las rutinas, la economía y el sueño; todo cambia abruptamente y de un día para otro.

Cuando nació mi primer hijo recuerdo sentir una responsabilidad enorme y preguntarle a mi madre cómo iba a hacer yo, para mantener vivo a ese bebé.

Mi madre ( madre de cinco hijos) sonrió tranquila y me dijo que si el planeta estaba superpoblado y la humanidad había sobrevivido a todo, y en condiciones tan extremas ¿por qué mi hijo no habría de hacerlo?

Su respuesta me relajó enormemente y deje de ver a la vida como algo que estaba permanentemente en riesgo, para encararla como a la responsabilidad de no obstruir aquello que nacía sano.

Luego empezaron las experiencias con los malos pediatras, esos enemigos de todo lo que pueda hacerte la vida feliz.

Parecían empeñados en hacer de la maternidad un proceso difícil, tedioso y preocupante. Todo era un riesgo y todo estaba prohibido. Y si estaba enfermo el niño, te hacían esperar hasta que el resfrío se convirtiera en una neumonía para medicarlo una vez ingresado en el hospital.

Por supuesto durante estos largos procesos de resfriados y otitis uno iba y venía con el bebé a la consulta sin remedio y sin remedios.

Porque «lo natural» es ahora vivir los procesos a oscuras, sin dormir y al borde de un ataque de nervios, hasta que la enfermedad se convierta en algo realmente grave.

Decir antibiótico es una mala palabra y pensar en tener otro hijo una pesadilla.

Como ocurre a veces en la vida, uno encuentra por azar a esas almas solidarias que se apiadan de estas madres primerizas desesperadas y al borde de un crack nervioso y te ayudan.

Te dicen que la leche en polvo es buena y te liberan de esta nueva opresión «tan natural» de dar el pecho al niño hasta la primaria, te recomiendan el jarabe para el moco líquido, el jarabe para la tos seca, te enseñan sobre cómo avanzan los procesos infecciosos y te ayudan a detectarlos, te autorizan a cortarlos a tiempo con el antibiótico adecuado y te muestran la cara más bonita de la maternidad.

Los hijos que tuve después fueron fáciles, gracias a la buena medicina. Esa que nació para curarnos y no para crearnos cuadros de desesperación agudos a todas las madres.

Y es que yo soy muy natural y me gusta vivir los procesos bonitos de mi vida con alegría.

Ser madre es una alegría si sabes curar a tiempo y si le pierdes el miedo a todo lo que hay en el mercado para que tu hijo esté sano y tú también.

Pero ten cuidado, porque lo natural en estos días es fomentar a madres infelices, perdidas, desorientadas, exhaustas y a todo este proceso de aniquilación de la alegría maternal lo llaman «medicina natural».

JR

¿Democracia o Proyecto Castro – Chavista?

En Europa y en los Estados Unidos en cada elección, uno elige a un presidente. A veces de izquierdas y otras veces de derecha, según el momento histórico, económico o político de un país; pero nunca suele ponerse en juego el reemplazo de un sistema democrático por una dictadura.

En Latinoamérica sin embargo, la votación es diferente. Uno hoy no vota por un presidente de izquierdas o de derechas sino por un sistema político.

¿Democracia o dictadura castro – chavista?

Y esto sucede porque la izquierda latinoamericana no es como la izquierda europea o la estadounidense, sino que es parte del «Proyecto castro-chavista».

El proyecto castro-chavista nace en 1999 con la asunción de Chávez al gobierno de Venezuela. Cuba que estaba casi desangrada, sin contar ya con el apoyo económico de la Unión Soviética, comienza a recuperarse con la incorporación de Venezuela y así empieza el resurgimiento, el fortalecimiento y la expansión de las dictaduras del socialismo del siglo XXI.

Estas dictaduras socialistas del siglo XXI controlaron gran parte de America Latina; hoy establecidas en Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia, tienen en jaque a las Democracias que quedan en la zona.

Las dictaduras socialistas del siglo XXI están fundadas en principios de corrupción, de violacion de los derechos humanos, de liquidación de la economía nacional y del estado de derecho y de disolución de la división e independencia de poderes, acabando también con la libertad de prensa y con la propiedad privada.

El llamado «Foro de San Pablo» es el instrumento político de la delincuencia Castro-Chavista y su objetivo principal es hoy recuperar el espacio político perdido, en las zonas en donde aún quedan presidentes democráticos, como Macri en la Argentina, para continuar con su proyecto «Las Izquierdas de America Latina» basado en los valores castro-chavistas de abolición de todas las libertades y de todas aquellas instituciones democráticas que las garanticen.

Hay votaciones más importantes que otras y hay votantes más preparados y más éticos que otros.

Hay quienes votan por su conveniencia particular o por su interés inmediato y hay quienes votan como estadistas; sin pensar en la próxima elección, sino en la próxima generación.

Hay quienes votan con el corazón y hay quienes votan con el bolsillo, hay quienes votan por un cargo y quienes votan por un subsidio. Y hay también quienes votan lo que deben, aunque tengan mil reproches y les duela.

Hay votaciones que no cambian demasiado tu destino y otras que lo cambian para siempre.

Hay votaciones con segundas oportunidades y hay oportunidades que se alejan para siempre.

JR

“El Consumidor Invisible”

Cuando acompaño a mis hijos de compras, suelo hacer largas filas en las cajas de las tiendas para pagar.

Desde lejos, voy notando cómo los cajeros hablan permanentemente entre ellos; mientras todos los de la fila escuchamos sobre sus noches de fiesta, sobre sus vacaciones e incluso, cómo critican a la empresa para la cual trabajan frente al cliente; al que por supuesto, ignoran completamente durante todo el proceso de compra.

Nada perturba el relato de estos dependientes que logran que te sientas invisible en todo momento.

Ni te miran, ni se inmutan si hay una fila de 25 personas esperando; ellos siguen hablando de sus ligues, de sus días libres, de sus cotilleos y de sus vacaciones.

Si te atreves a comentar algo, ellos enseguida se ofenden y se sienten agredidos por el consumidor invisible y sostienen que están en todo su derecho a hablar con tacos y sobre los temas que les dé la gana; total la empresa es quien paga.

El consumidor invisible, sin embargo, que es quien sostiene con sus compras sus puestos de trabajo, debe aguantar calladito e invisible las libertades del dependiente.

El supermercado al que solía ir tenía 24 cajas para pagar, pero nunca había nadie para cobrarte y los empleados al verte con el carro a tope, te señalaban rápidamente la caja automática, porque era la opción más sencilla para todos.

Ellos descansaban y tú escaneabas, te cobrabas y embolsabas los productos y todo para que ellos pudieran seguir charlando.

«Está muy bien»_pensaba yo _»yo evito tener que tratar con ellos y ellos poco a poco, van delegando sus empleos en las máquinas».

Mi opción se ha vuelto cada vez más, la de comprar por internet y así, evito todo el contacto humano posible con dependientes a los que no les gusta su trabajo.

Luego habrá que soportarles llorando por cómo las máquinas ocuparon aquellos puestos de trabajo que ellos odiaban.

El consumidor invisible va tejiendo poco a poco su venganza y calladito pero sin pausa, empieza a desacostumbrarse al maltrato al que fue sometido durante años y descubre por fin, que en internet hay un nuevo paraíso; sin dependientes, sin malas caras y en donde por fin, se ha vuelto importante.

JR

«Nadie es imprescindible» JR

«Alabar al Islam desde el Starbucks»

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Se ha puesto de moda parecer de izquierdas y presumir de tolerante; ir por la vida cantando el » let it be» que entonaba Lennon después de fumarse 10 porros y tragarse 3 pastillas; porque la pasividad budista ha invadido a un Occidente capaz de amoldar cualquier doctrina a su postureo y conveniencia.

Las técnicas hindúes nos sirven a los occidentales para presumir de un cuerpo perfecto con el yoga y también para evitar y aliviar cualquier proceso intelectual desgastante, pero siempre sin desviarnos por demasiado tiempo del mundo capitalista y consumista al que somos adictos; pero del que renegamos permanentemente en público y para quedar bien.

Se practica meditación una hora y yoga un poco mas tarde, luego asistimos a la conferencia del gurú de moda que nos instruye en cómo respirar correctamente para hacernos ricos en 5 minutos y por la noche, leemos el libro que tenemos en la mesilla de luz, sobre las nuevas técnicas de la neurociencia; imprescindibles para engañar pero agradando a todo el mundo.

Uno consume ideología extranjera como si fuera Coca Cola light, pero siempre acomodado en el sillón de un Mac Donalds con wifi y aire acondicionado.

Y es que ser un millenial completo, consiste en aprender a combinar a Oriente y Occidente a tu gusto y conveniencia, y sin ahondar demasiado en sus realidades ni en sus circunstancias.

Maradona alaba el comunismo cubano desde una suite en el piso 56 en Nueva York y pondera la nueva política alimenticia venezolana, aunque su propio cuerpo refleja una vida devota a todos los excesos.

El Papa católico nos habla de la bendición de la pobreza, mientras encubre las cuentas bancarias millonarias del Vaticano y apoya a los chavistas y a los narcos, que son quienes mantienen económicamente a esos gobiernos.

Mientras tanto, tú sigues saboreando tu caramell macciatto en el Starbucks de Palo Alto y defiendes y justificas el terrorismo islamista, como a un derecho adquirido al reclamo; costumbrista, ancestral, legítimo, respetable y autóctono; al que deben ahora acostumbrarse también mansamente los europeos y sin chistar por racistas; y de paso, que paguen por la conquista de America en 1492 y que se jodan por ser blancos; por supuesto.

Ser comunista es fácil cuando no has sufrido a la KGB ni la pobreza física, intelectual, moral y espiritual que incluye en su gestión esta ideología.

Ser hindú es divertido, cuando no has pertenecido a la casta de los sudras, mutilados por sus propias madres para poder sobrevivir al menos de la limosna y ser católico es interesante si no has sido excomulgado por homosexual o por divorciado o no has sido expulsado del colegio en nombre de Jesús, por ser hijo de padres separados.

Ser pro islamista es cool, si no has visto apagarse tus libertades a través del agujero de un burka durante el gobierno de Jomeini en Irán, o no cruzabas el puente de Londres o paseabas por las Ramblas, esos días en los que un musulman ejercía su derecho al reclamo (¿justificado?) y acuchillaba o aplastaba a todos los transeúntes que se le cruzaban por el camino, en nombre de la religión de la paz.

Mientras sea otro quien sufra las consecuencias de tus maravillosas ideologías, tú puedes seguir apoyándolas y cantando el «Let it be», mientras un chico gay paquistaní de 20 años (que en Paquistán o en Moscú sería ahorcado) te prepara tu caramel macciato, con leche sin lactosa y café sin cafeína en los Estados Unidos; llevando en el cuello el colgante de la luna y la estrella y la camiseta del che Guevara debajo del delantal del Starbucks, porque tiene derecho; no sólo a la ignorancia, sino también a la contradicción.

Luego puedes continuar con el «Imagine all the people…» mientras te comes un muffin de cranberries de harina integral sin levadura, ni fructosa; despatarrado en el sillón del Starbucks y alabando las bondades del Islam por Facebook, a través de tu iPhone X.

Para volver a casa después, renovado y con la conciencia tranquila por haber puteado un rato a Trump en las redes, con tu «mala» de madera tibetana en la muñeca y sintiendo que eres la mismísima reencarnación del Budha, de Jesús el Nazareno o de Ernesto «che» Guevara y convencido de estar viviendo a tope tu comunismo millenial; integral, vegano, sin conservantes, ni levadura, ni coherencia; pero siempre protegido por la policia americana, (a la que desde luego odias) en California.

JR

“Adults Only/ Rich Only”

Las vacaciones representan la universalizacion del descanso. Un espacio en donde todos tienen derecho a parar y a alejarse de sus labores y de su rutina.

La realidad es que hay vacaciones que descansan y vacaciones que cansan aún más que el trabajo; pero cada uno las elige según sus preferencias.

Hay vacaciones sociales y vacaciones solitarias, vacaciones urbanas o playeras, vacaciones rurales, sibaritas, exóticas, aventureras, organizadas en tour o alejadas de todo tipo de agenda.

Mucho ha colaborado el progreso en establecer este derecho a descansar y a moverse; con las low cost, los arbnb y todo tipo de aplicaciones y facilidades económicas que nos permiten a todos; y ya no sólo a unos pocos, acceder y disfrutar de este derecho vacacional.

Pero toda popularización tiene también sus desventajas, en cuanto que es hoy difícil encontrar sitios alejados para desconectar.

Uno regresa de adulto a aquellos lugares vacacionales idílicos de la infancia y encuentra 25 autobuses aparcados en la cala paradisíaca y solitaria de su niñez.

Es difícil encontrar centímetros disponibles en donde aparcar la toalla y aquel mar transparente deja entrever los vasos de plástico, las bolsas y todo tipo de asquerosidades que la masa vacacional aporta a la naturaleza cada verano.

El progreso es sin duda maravilloso, pero el problema surge cuando el progreso económico y el acceso a las cosas no van de la mano de una educación que les acompañe.

No es de extrañar que hayan surgido también y a raudales, los «adults Only» y los «VIP»; parejas que escapan a los pañales, a los cochecitos y al griterío de los niños y se refugian detrás de unos muros que les aíslan de aquellas realidades estridentes y molestas; que algunos vivirán en su momento y otros ya han pasado, superado y dejado finalmente atrás.

Tampoco hay que negar, que en una época en donde la palabra igualdad es el estandarte y el eslogan de todas las campañas, uno añore, a veces, aquella desigualdad que le aseguraba el descanso.

Como afirmaba Camus hablando de las distintas acepciones de la rebeldía, toda libertad llevada al extremo garantiza la aniquilación. Y no puedo estar más de acuerdo en que hay algunos límites y barreras que protegen la libertad y no sólo la de aquellos que están dentro.

Yo estoy acostumbrado desde pequeño a los clubs, en donde sólo entraban los socios, y nunca me sentí ni ofendido ni discriminado, simplemente entendía que uno pertenecía o no, y según esa regla, se establecían las diferencias y sus normas.

Pero hoy todo concepto de club o de muro es intolerable porque esta es la época del «o todos o ninguno» y creo que desgraciadamente, este complejo de inferioridad disfrazado de rebeldía y de justicia social es lo que nos llevará a la aniquilación de todas aquellas virtudes y valores que deberían ser quienes realmente acompañen y justifiquen la verdadera desigualdad.

JR