
Èramos pocos con el engendro de Greta Thumberg y los miles de burócratas mantenidos de la ONU, para ahora tener que aguantar a los estudiantes mantenidos con los impuestos de todos los trabajadores españoles, haciendo su huelga verde.
Una huelga que no saben bien, ni qué busca ni qué reclama, pero si incluye faltar a clase, no hay duda de que todos los vagos se apuntan.
No es la ideología comunista aquello que les congrega, sino la ideología de la vagancia. Esa que creamos con buenas intenciones con el «estado de bienestar» para garantizarles a nuestros hijos una buena educación y que terminó creando estos Frankensteins, mantenidos de por vida, incapaces de estudiar, de ir a clase, de tirar los papeles en la papelera, ni de mantener los baños públicos limpios.
Pero eso sí, todos son muy verdes. Re verdes.
«El camino al infierno está hecho de buenas intenciones» dice el dicho y la política del subsidio es un caso clarísimo del fracaso de las buenas intenciones de ayudar a quien no tiene ningún interés en ayudarse a sí mismo.
Hace unos años mi hijo entró en la universidad pública española y el primer día le advertí: «No te olvides que a tus estudios te los pagan todos los españoles con sus impuestos, así que no faltes ni un día y trabaja el doble de lo que trabajarías en una universidad privada, porque si te fuera mal en la universidad privada el daño económico me lo harías únicamente a mi, pero si desperdicias la educación pública, el daño se lo haces a todos»
Intentaba desde el vamos contagiarle un poquito de la responsabilidad que los de mi generación aprendimos desde chicos, sin tanto estado de bienestar ni tanto mimo, y que sabíamos que todo lo ajeno se debía cuidar aún más que lo propio.
Hoy sin embargo, se gasta lo ajeno con un desparpajo impresionante. Lo mismo dan tres trillones por año, que cinco billones más cada 6 meses para preservar las abejas y los lobos marinos de Australia. Conteo animal que nadie lleva ni exige, porque…¿Quién se anima a contradecir un robo a mano armada, si es por el clima?
Todo robo, si es por un motivo verde hoy está justificado y no se exige ni plan de negocio, ni factura, ni recibo de compra, ni informe de resultados, a menos que quieras ser crucificado con un cartel de «negacionista» en la frente.
Nunca antes los jóvenes habían dedicado tantos años a la formación académica para terminar siendo tan brutos.
Todavía algunos estudiantes de Economía creen que existe algo gratis en este mundo, más allá del amor de su mamá.
No corazón, te diría Milton Friedman «There is no free lunch» todo lo que tú percibes como «gratis» se lo robas a un trabajador de su nómina.
O como diría Marx «tu bien es el resultado de la explotación de un trabajador»
Pero ahi van, los estudiantes enfurecidos, calentando pupitres, quemando contenedores y exigiendo sus derechos y sin ninguna obligación.
Los comunistas de hoy, esos que reclaman un mundo verde, pero cambian el iPhone todos los años.
Estos son los pequeños monstruos que hemos creado con el estado de bienestar: comunistas mantenidos por el capitalismo y encima, desagradecidos.
Pero eso sí…verdes. Re verdes.
JR