
Queridos amigos,
Cuesta mucho confesarse y debo pediros a todos que por favor no divulgueis lo que voy a comentaros, porque considero que es algo sumamente íntimo y la traición no es algo de lo que uno deba sentirse orgulloso.
A pesar de haber sido criado en los valores de la tolerancia y en el hábito de poner siempre la otra mejilla frente a los abusos y frente al mal; creo que ha llegado el momento de reaccionar y de decir basta.
He conocido a un hombre alto, rubio y de ojos azules, que promete terminar con la inflación, con el despropósito de las fronteras abiertas, con la inseguridad y la violencia en las ciudades y promete además, proteger nuestra constitución, nuestros valores, nuestra policía y nuestro ejército.
Después de muchos años de confiar en los promocionados valores de la «equidad» por sobre todas las cosas y de sentirme absolutamente defraudado después por todos aquellos que consiguen lo mismo que yo, pero sin ningún esfuerzo; he tocado fondo y he decido cambiar mi perspectiva.
He conocido a un hombre que da discursos sin telepronter, que dice la verdad aunque pueda sonar antipática; un hombre que desconfía de los políticos y desea bajar el gasto público para cuidar mis intereses, un hombre que habla sin rodeos, sin tropezar, ni rodar por las escaleras.
Después de tantos años de creer en el discurso de aquellos que se llaman a si mismos «buenos y piadosos» he comprobado cómo mienten esos que llevan décadas diciendo proteger al pueblo, mientras se enriquecen a si mismos a costa de todos.
Llevo años asustado por el cambio climático, mientras esos mismos que nos asustan con el calor y con la subida de los mares, no paran de comprar propiedades sobre la playa.
He estado viviendo en la incongruencia absoluta desde hace años, intentando apagar el corticuito que me provoca el choque entre los discursos, la realidad y las acciones que les acompañan, y he decido por fin, dar un paso al frente, hiera a quien hiera y ofenda a quien ofenda.
Muchos llamarán traición a mi despertar, otros lo llamarán pecado, o me llamarán hereje de ultraderecha, pero hoy ya nada me ofende más de lo que me han ofendido y traicionado aquellos políticos en los que había confiado.
Es por eso que hoy he juntado valor para escribir esta carta y confesaros a todos, que este año y con muchísimo orgullo, me pondré una gorra roja y votaré por Donald J. Trump.
JR
(carta anónima encontrada en mi buzón)