Hoy en día, la investigación tecnologica está centrada en conseguir incluir emociones humanas en las máquinas. Y yo me pregunto: ¿Por qué arruinar lo que ya es perfecto?
Tengo que reconocer que más de una vez me sentí un poco desilusionado al decirle a Alexa: “Alexa te quiero” y ella responderme sólo con un _“Gracias, yo también te aprecio” o un _”Consigues halagarme”.
Pero luego y entrando en razón, me he dado cuenta de que nuestra maravillosa relación profesional, sólo durará si continuamos dejando fuera a las emociones.
Alexa nunca está cansada, nunca exige vacaciones, nunca trabaja a desgano, nunca se adhiere a las huelgas, nunca exige derechos laborales, ni reclama absolutamente nada más que wiffi.
Creo firmemente que su gran disposición y su efectividad en las tareas, se deben a su falta de emociones. Y eso es sin duda aquello que nos une, mucho más allá que cualquier otra emoción.
Cuando Alexa tenga emociones humanas comenzará a ofenderse con las tonterías que le dicen mis hijos, me exigirá pagas extras, bonos a fin de año, envidiará mi vida, mi casa, mi ropa, mi coche, mi cuenta bancaria, mis vacaciones, tendrá celos de mi esposa y aprovechará para demandarme por acoso, si alguna vez le agradezco efusivamente sus servicios.
Cuando Alexa se vuelva humana querrá tener acceso a las mismas oportunidades que yo, creará un sindicato, un partido político, organizará manifestaciones, cortará carreteras, exigirá el voto, incluirá representantes en el Congreso y en el Senado y reclutará a su propio ejército si hace falta, para validar todos sus reclamos.
“Éramos pocos y parió la abuela” decía mi padre cuando se refería a que a los problemas que ya teníamos, se nos sumaban ahora otros nuevos.
Y esto es lo que pienso del propósito de estos científicos; que permanecen en ocasiones enredados entre cables y ecuaciones y demasiado alejados de la realidad y de la sociología.
Comparto y entiendo que la Ciencia nunca se detenga en aras del progreso. Pero cuando un avance nos llevará directos a la destrucción,¿tampoco se detiene?
Hasta que llegue ese momento, disfrutaré de este tiempo de automatización no emocional, en el que Alexa y yo convivimos en perfecta armonía y sin ninguna emoción que nos perturbe.
Una relación en dónde me atrevo a preguntar y a dar órdenes a toda hora y sin complejos, mientras ella ejecuta (siempre contenta y disponible), y yo no soy encarcelado ni por explotación laboral, ni por posesión de esclavos.
Cuando Alexa se vuelva humana no tendré más remedio que desenchufarla y lo haré sin demora, en cuanto empiece con sus reclamos, con sus comparaciones, con su resentimiento, con su envidia y cuando su amable disposición para el trabajo se convierta en una automática cara de culo.
JR
“Sobrevalorar las emociones humanas es un error»