La pandemia ha reflejado claramente la falta de digitalización en la mayoría de las escuelas primarias, secundarias y universitarias.
Durante estos días de encierro, muchas fueron las escuelas que mandaban un temario con deberes para que madres, padres y alumnos, se arreglaran solos con el programa del curso en casa.
Ante la desesperación de los padres en buscar plataformas virtuales con los temas escolares de los niños; sumado a su propio teletrabajo y a la presión por hacerlo bien, para no entrar en la lista de despidos de la empresa; las primeras semanas de encierro se volvieron un caos.
Mandar deberes no es enseñar. Mandar un temario para que aprendas por tu cuenta y de plataformas digitales, no es enseñar.
Siempre consideré el trabajo del maestro como algo relativamente cómodo y compatible con la vida familiar; muchos meses de vacaciones, las mismas fiestas de los niños y descuentos en los centros para tus propios hijos.
Pero sobre todo en tiempos de pandemia, ser profesor pareciera ser un verdadero chollo; cobrar sin dar ni siquiera una clase virtual, ni una explicación sobre ninguno de los temas.
«Nos conectaremos para ver si hay alguna duda» era la consigna de muchos profesores de primaria y secundaria durante estas semanas, una vez por semana.
No señor, usted debería montarse en su casa un aula virtual, con una pizarra o una cartulina blanca detrás y enseñar como si estuviera cumpliendo con su horario habitual (que por supuesto seguimos pagando, sin ningún tipo de descuento, mientras hacemos homeschooling)
Mientras las madres enseñan a sus hijos, van descubriendo también, que el trabajo del profesor analógico en el aula se ha vuelto prescindible.
Existen hoy en día múltiples plataformas de homeschooling con clases virtuales sobre distintos temas escolares, con profesores que tienen ganas de enseñar y que se esfuerzan por tener muchas visitas en sus sitios web.
Por lo cual, suelen brindar clases on- line entretenidas y didácticas para que sus alumnos aprendan y se enganchen a sus plataformas.
Muchas instituciones educativas alegaban como excusa que no se encontraban preparadas para una situación así.
Y la verdad es que nadie se encuentra nunca preparado para una pandemia, pero la digitalización no es un tema que haya aparecido esta mañana.
Seguir insistiendo en una educación del siglo XIX es resistirse a los cambios y también negarse a evolucionar con ellos.
Por supuesto que es difícil al principio, pero el tiempo nos ha demostrado que era urgente.
Y sino, vean ahora lo desfasados que están y el trabajo que han delegado en los padres.
Lamentablemente, nuestra percepción de la educación escolar no será la misma después de la pandemia.
Han quedado en evidencia los métodos viejos, la falta de iniciativa y de preparación del personal docente, la pereza de un rubro que enseña sin ganas, ni entusiasmo, y sobre todo, la gran apatía que demuestran hacia el mundo digital que les espera a nuestros jóvenes, que gracias a esta pandemia han descubierto infinidad de plataformas virtuales, que en muchos aspectos, realizan un trabajo mejor que el vuestro.
Lo triste para algunos de nosotros y lo liberador para muchos también, será descubrir que muy pronto, los estudiantes ya no les necesiten presentes en el aula para aprender.
JR