Reset o reiniciar significa re programar y cuando algún robot de casa no funciona bien o comienza a dar problemas, el reseteo es generalmente la mejor opción.
Mediante este proceso toda información previa se anula y se elimina, para poder comenzar de cero.
El robot se resetea con nueva información y sigue funcionando acorde a las nuevas coordenadas.
Esto mismo es lo que se hace con nosotros; resetearnos para empezar de nuevo.
Muchos aseguran que muy pronto una nueva elite, no sujeta a elecciones democráticas, será quien lidere el mundo y dicte nuevas coordenadas sociales, económicas y políticas.
Nada de todo esto nos sorprende demasiado y más aún, sabiendo que la mayoría de jóvenes nacidos en Democracia detestan la Democracia y el capitalismo y abogan por la creación de un sistema diferente; aunque nunca hayan conocido ningún otro.
A mi modo de ver, el reseteo en la generación millenial no será para nada complicado, ya que la gran mayoría de jóvenes, ya ha sido reseatada a través de la educación pública (escolar y universitaria); en donde durante años se les ha provisto de información seleccionada y organizada para tal fin.
Se ha inflamado durante décadas a los jóvenes en el descontento, en el reclamo permanente de una sociedad más justa, en donde las condiciones sean iguales para todos.
Sin saber, que sus padres y abuelos fueron quienes lucharon cuerpo a cuerpo por esas mismas consignas y por conseguir que sus hijos y nietos vivieran en una Democracia, a la cual hoy sus vástagos repudian.
Toda la educación actual gira en torno a este nuevo reseteo y toda información previa (la que aún poseen padres y abuelos) es descartada de los temarios por anticuada o deformada, para favorecer la necesidad imperiosa de un nuevo orden.
El reset está organizado por una nueva elite, junto a activistas de 20 a 35 años desde centros informáticos; profesionales de sistemas, que pocas veces han han salido de la pantalla, para vivir, trabajar, viajar, o experimentar culturas no democráticas en carne propia.
Todo cambio suele ser tan paulatino y sutil que muchas veces se hace difícil establecer un límite físico o el momento preciso en el que éste sucede.
Los cambios son procesos que caen por su propio peso y en donde una infinidad de factores confluyen, para que todo vire hacia una dirección diferente.
Pero este reset se parece más a Hiroshima y Nagasaki, que a la caída del Imperio Romano.
La radicalidad de este «reset» es acorde a las velocidades que hoy manejamos. El cambio es acelerado y violento.
No debería extrañarnos que Bill Gates sea tan visionario en sus predicciones sobre el futuro, cuando el motivo real de tanta adivinación, es que nada de todo lo que nos está sucediendo está sujeto a la casualidad.
Desde hace mucho tiempo vienen estudiando que las pandemias son el mecanismo idóneo para crear cambios abruptos globales, en todos los ámbitos simultáneamente y a gran velocidad.
Y Gates no sólo predijo esta pandemia, sino que anticipa muchas más por venir.
Esta pandemia ha comprobado resultados grandiosos, no sólo a efectos de dominio y de control, sino como impacto ecológico.
Los científicos saben que el verdadero problema ecológico no es otro que la superpoblación humana.
Todos los demás problemas de contaminación son en realidad un derivado de que somos muchos; consumimos mucho, producimos mucho y ensuciamos mucho.
Para la ecología, cuantos menos seamos, mejor.
Esta pandemia se ha llevado casualmente a todo el elemento humano que no es productivo y que genera gasto; gente mayor y gente con patologías previas.
Es cruel, pero el plan que esta élite tan humanitaria y verde diseñó para salvar al planeta es un tratamiento de shock de reciclaje y limpieza.
Rediseñar la Democracia es otro de los puntos fundamentales de este reseteo y significa abolirla como tal; ya que la igualación de las condiciones de los ciudadanos, se basa en la representación de los intereses de todos los estratos y colectivos sociales y jamás se consigue de forma unilateral, radical y autoritaria, por muy eco-millenial que seas.
El reseteo es para muchos la implementación de un novedoso sistema feudal digital; en donde el poder se centralizará mucho más. Los países perderán su soberanía y se convertirán en un todo, dependiente de un único mando.. ¿Pero quién decidirá sobre ese todo?
La respuesta es: muchos menos que ahora.
La nueva «equidad» la decidirán nuevos parámetros. Lo que tengas ya no dependerá de tu capacidad, de tu trabajo, de tus méritos, sino que se regulará según unos nuevos paradigmas, que como ya se sabe, repudian el mérito.
Sabemos que un plan de redistribución de la riqueza no es una idea novedosa, ya que esta distribución está ya estipulada en todo sistema democrático, con los impuestos que pagamos sobre el fruto de nuestro trabajo.
Pero entonces, ¿Cuál es el elemento innovador en este nuevo concepto de reseteo y redistribución?
Todo apunta a que no existe en realidad ningún elemento nuevo; sino solamente un cambio de mando.
El eslogan de todo este reset es «menos es más» y suena muy bonito. El problema es quién decidirá ahora sobre lo que a ti te corresponde o te basta, en un mundo en donde el mérito, la libertad individual y la propiedad privada parecen ser malas palabras.
Pero no hay que desanimarse, ya que detrás de todo este eco-plan hay un promesa: seremos mucho más felices.
Y esta felicidad radica en que no tendrás que preocuparte por nada; ellos decidirán, ellos te guiarán, ellos te proveerán.
Este es un reseteo de confianza, de nuevas instituciones, de equidad, de paz mundial, de justicia, de ecología y de economía justa; en donde lo único que entregarás será tu libertad individual, bajo el ecológico slogan: «menos es más»
JR
Hola , me parecio sumamente interesante tu artículo , además de decirte que estoy totalmente de acuerdo con todo lo que escribiste. Muchas veces pensé lo mismo, y creo que usaste la palabra reseteo muy bien . Me encanto leerlo pero me niego a entregar mi libertad . Seguiré peleándo por mis derechos aunque me consideren dentro de ese slogan “menos es más”
Felicitaciones