“Cancel Culture: la Censura de la Izquierda”

Un mundo sin enfrentamientos militarizados no garantiza que la lucha haya desaparecido; únicamente anuncia que la violencia y la intolerancia tomarán una nueva forma.

La lucha de la izquierda moderna tiene hoy una connotación intelectual y reivindicativa que tiende a disfrazarse de actividad humanitaria, pacífica y modernizadora de las costumbres; pero sin embargo, acarrea la misma violencia que la de un ataque militar clásico.

Estas no son guerras que se distingan a simple vista, sino enfrentamientos subterráneos, que van minando poco a poco la libertad de expresión, desde la raíz hasta la cúpula.

Esto crea a individuos cada vez más temerosos a oponerse a los mandatos de la izquierda en todos los sentidos.

La clave está en no disentir jamás con ellos y si lo haces, aceptar con su tan promocionada “resilencia” a que te enfrentarás a las más terribles consecuencias.

Uno teme incluso elegir palabras que puedan ser malinterpretadas de alguna extraña forma y convertirse en machistas, discrimadoras o racistas y ser juzgado sin piedad por cualquiera de sus alcahuetes y condenado a recibir una venganza.

Toda lucha es siempre violenta porque la escencia de la lucha implica la imposición de la voluntad propia sobre la voluntad de otro.

La cultura de la cancelación es una lucha o costumbre actual originada en los Estados Unidos e implementada por miembros activos del partido demócrata como la señora Alejandra Ocasio Cortés; quien implementó este sistema de intimidación, persecución y derribo y lo impuso en su campaña política a sus seguidores como una forma de lucha colectiva y necesaria para todo buen demócrata.

Esta práctica consiste en desacreditar, denunciar, difamar, perseguir, bloquear de las redes sociales y retirar apoyos y fondos a toda organización o persona que no comulgue con sus opiniones comunistas.

Este nuevo tipo de censura que aplica actualmente la izquierda en casi todo el mundo occidental, obliga a la población a someterse a sus designios, a compartir todos sus parámetros y a apoyar todos sus escraches públicos y digitales.

A lo que apunta esta nueva forma de ataque es a destruir la “economía de la atención” de cualquier figura pública u organización que no apoye las directrices de la ideología.

Casi todos los grandes operadores digitales sustentan esta maniobra totalitaria y comulgan con esta nueva forma de censura que se aplica sin descanso y sin piedad dentro y fuera de las redes sociales, contra todo aquel que se atreva a opinar distinto a las barbaridades de la señora Ocasio Cortés, entre otros.

Tanto es así, que uno de sus aliados marxistas que se opuso a una de sus opiniones, fue denunciado por ella y arrestado en su domicilio, acusado de violencia por opinar distinto a la señora Cortés.

Lo particular del totalitarismo es que siembra el terror incluso entre sus propios miembros.

Ya todos sabemos cómo los oficiales de Hitler y de Stalin se cagaban encima cuando les miraban torcido.

Y es que con gente así, nadie, nunca, está seguro.

Todo sistema totalitario crea ejércitos de gente obediente, no pensante y cobarde, que prefiere estar callado y aplaudir la barbarie, antes que ser cancelado.

JR

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