“Los Muertos de Miedo”

Todos sabemos que los medios de comunicación y los políticos para facturar, necesitan tener a un pueblo muerto de miedo.

Muertos de miedo votamos, muertos de miedo encendemos la tele cada noche para ver las desgracias del día y muertos de miedo reciclamos la basura, antes de que Greta llore en televisión y nos culpe del calor de Suecia.

Y así nos tienen, muertos de miedo, perseguidos por el FBI si protestamos por la teoría de la raza en el colegio de los niños o si llamamos a alguien gay, mujer, hombre o persona de color y se molesta.

Muertos de miedo salen de fiesta los adolescentes nacionales, que necesitan una declaración jurada para besar a una chica, no vaya a ser que le denuncien por acoso y termine esa noche en el calabozo.

Muertos de miedo van los no vacunados, con temor a que les echen del trabajo, no les dejen entrar al bar, al avión, al partido, al museo o a la boda de la hija.

Muertos de miedo nos vacunamos y nos enfundamos la asquerosa mascarilla de por vida, hasta llenarnos de hongos las fosas nasales o hasta que aparecen las infecciones de garganta y uno empieza a escupir sangre y piensa que tiene cancer, pero luego de 4 consultas y 7 estudios clínicos confirma que es una reacción natural por tanto enmascarse las 24 horas del día.

Muertos de miedo van los niños al colegio, acostumbrados a los partes disciplinarios si se les baja la mascarilla en clase y acusados por maestros muertos de miedo de asesinar abuelos y de ser seres insensibles y despiadados, además de blancos y privilegiados.

Muertos de miedo escuchamos a una niña llamada Greta con síndrome de asperjen por falta de sol, con deficiencia neuronal y pocas horas de escolarización, darnos lecciones y amenazar a los líderes de los estados, que la escuchan llorisquear y decir siempre las mismas frases, como si fuese una eminencia de la cultura occidental.

Muertos de miedo vemos la escena de Biden quedándose dormido y balbuceando las 4 frases que lee de un cartel y que le ponen delante para que repita como si fuese un monigote, con todo lo que la ultra izquierda le manda.

Muertos de miedo vemos a los chinos reírse de los líderes del mundo occidental reunidos, de sus discursos vacíos, de sus viajes a Europa en jet privado, de sus acuerdos millonarios y del gasto desorbitado con los impuestos de sus ciudadanos. Ciudadanos a quienes tienen amenazados con la extinción del planeta para que suelten billetes sin protestar, porque los muertos de miedo se aguantan cualquier cosa.

Muertos de miedo se vota el en el congreso americano los trillones de dólares para un negocio verde, que entre sus folios incluye millones de dólares para las amebas, caracoles, algas y corales; y para todas esas causas fantasmas, incomprobables y ridiculas que sólo pueden tragarse aquellos que están muertos de miedo.

Muerta de miedo está la civilización del aire acondicionando, de la calefacción, de los autobuses a la luna y a Marte, del Internet, del iphone. Teme al calor, al frío, al agua, al aire, al viento, al sol, a la comida y a su prójimo.

Poco a poco se va minando la autoconfianza de la civilización más preparada e inteligente que ha conocido el planeta.

El objetivo es no dejarle creer que es capaz de crear soluciones, artefactos, maquinaria o edificaciones, que eviten y resistan todas las inclemencias venideras del planeta.

Esos muertos de miedo, que dominaron todas las pestes, los virus, las infecciones, las malformaciones, el sida y hasta el coronavirus, hoy no se sienten capaces de adaptarse al cambio climático ni de crear las condiciones necesarias para sobrellevarlo con progreso.

Porque los muertos de miedo, aunque sean creadores brillantes y formen parte de la mejor civilización que haya existido jamás, se han vuelto temerosos y alarmistas.

Es increíble cómo con un mensaje apocalíptico, malvado y recurrente, se logra apocar a un genio.

Esta es la táctica del padre hostigador que infunde miedo y complejos al niño brillante, logrando desvalorizarle y minar su autoconfianza y así poder dominarle siempre.

Así estamos hoy; han logrado que la civilización más preparada e inteligente del planeta esté muerta miedo.

Ahora entiendo porqué sonríen tanto al vernos los rusos y los chinos. ¡Tanta estupidez apocalíptica es para morirse de risa!

JR

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