
La costumbre de la izquierda de cambiar las palabras, las terminaciones y los pronombres, no responde a una fijación con la lingüística mal curada durante la infancia, sino que obedece a fines muy distintos.
Cuando yo digo “ mesa” hago un juicio de valor e identifico a un objeto como “mesa” y no como “silla”. Al nombrar, hago entonces una distinción, una evaluación del objeto observado, que lo hace particular y le diferencia a su vez de otros.
Las palabras son; además de sonidos con significado que necesitamos para comunicarnos; esquemas de pensamiento. Y todo pensamiento es en principio, una forma de juicio. Y todo juicio, responde a un sistema de valores.
Por eso las palabras se vuelven fundamentales a la hora de organizar una mentalidad. Y eso es lo que la izquierda quiere cambiarnos; la mentalidad y los valores.
Su fijación con las palabras no es un tema lingüístico, sino una forma de pensamiento diferente, que se busca imponer con los cambios de las palabras.
Y la excusa que han elegido astutamente para lograr este cambio de mentalidad es el intentar “no herir a nadie”.
Pero lo más importante de este proceso es el mandato de “no juzgar” porque al juzgar responsabilizas y la responsabilidad es lo que esta ideología marxista intenta eliminar.
Cuando tú te responsabilizas de ti mismo desaparecen los culpables. ¿Pero qué quedaría del marxismo sin culpables? Ellos necesitan culpables, porque el marxismo es la ideología de las víctimas.
Hoy se nos impone este nuevo mandamiento que es el de “no emitir juicios de valor”, por eso el sistema judicial es el más amenazado en estos tiempos. Y esto sucede porque el sistema judicial responde a una legalidad creada por un sistema de valores, al que los marxistas detestan.
Pero juzgar es pensar. Y cuando se te exige “no juzgues”, lo que en realidad se te está pidiendo es “no pienses por ti mismo y no te dejes guiar por tus valores”, atente únicamente a observar y a repetir lo que nosotros te marcamos que es correcto decir y pensar.
Esto es a lo que hoy llamamos “políticamente correcto”: es decir y pensar sólo aquello que la política te permite pensar y decir.
La izquierda profesa en nombre de la libertad el que nadie pueda juzgar a nadie y aboga por una libertad, en la que cada uno tenga el derecho a ser cómo quiera ser y ser respetado.
Sin embargo, todo el aparente permisivismo que ostenta la izquierda en su discurso para todas las cuestiones sociales. está acotado en realidad, a crear una nueva ideología que pase a ser la única ideología admitida.
El permiso y la libertad de la que hace alarde la izquierda, consisten en realidad en ser como ellos te mandan ser y poseer esta nueva mentalidad diseñada y aplicada con la transformacion de las palabras que modifican las mentes.
Uno debe renovar su vocabulario para renovar también su pensamiento y cambiar aquellos juicios de valor antiguos por unos nuevos.
Para ser más concretos, el fin último de todo este palabrerío es terminar con los antiguos valores occidentales.
Las palabras comienzan a cambiarse porque las antiguas “hieren” a las personas. Y esta nueva comunidad de marxistas comienza a renovarlas apelando a la hipersensibilidad de los “nombrados” y a la buena voluntad y distracción de los parlantes.
Como la civilización occidental es mansa, pacífica, tolerante y cómoda, acuerda cambiar sus palabras sin mayor dificultad y si le dicen que es para evitar “herir” a alguien, lo hace aún con más gusto y sin demora.
Y si se le convence además, de que juzgar también está mal, deja de hacerlo sin resistencia, en beneficio de los sensibles.
Hoy la sensibilidad ha llegado a límites tan criminales, que llamar ladron al ladron, asesino al asesino, terrorista al terrorista y pedofilo al pedofilo está muy mal visto.
Estas pobres personas, antiguamente mal llamadas crimínales, se sienten ahora heridas al ser llamadas así, entonces vamos a cambiarles los nombres por otros más justos, más bondadosos y más cariñosos.
Porque en definitiva, tanto el pobre ladron, como el pobre asesino, como el pobre terrorista y el pobre pedofilo, son así, por culpa tuya.
JR