
La vejez ya no es lo que era. Los 50 son los nuevos 20 y los 80 son los nuevos 40.
Mucho tenemos que agradecer a la ciencia, al clima y a todas las beneficiosas condiciones sanitarias que hacen que la gente hoy no solamente viva más, sino en mejor estado físico, aunque los ecologistas lo nieguen por manual y sigan insistiendo en que el mundo es ahora mucho peor que antes.
Siempre recuerdo a mi bisabuela que al cumplir los 70 se declaró anciana, se sentó en su sofá y nunca más se movió de allí.
Hoy sin embargo, a los 70, el anciano se apunta al gimnasio, se compra un descapotable «electrico», cambia de sexo y se busca un amante.
Parecido es el caso del señor Paul Pelosi, el famoso marido de Nancy, agredido con un martillo en la cabeza el pasado fin de semana.
No es la primera vez que el abuelo le causa problemas a Nancy.
Hace menos de dos meses le detuvo la policía por conducir ebrio, estrellando su coche contra un Jeep y volcando en medio de una cuneta en una zona urbanizada.
Pero de aquellos policías que le tomaron declaración y de los testigos que presenciaron el incidente, no se supo nada más. Todos cayeron en el típico silencio, en el que caen todos aquellos que presencian delitos de familiares de políticos de izquierdas.
Me pregunto si las amenazas y los sobornos tendrán algo que que ver con estas súbitas mudeces, avaladas por los medios de comunicación, financiandos también por la izquierda.
Pero ahora el abuelo ha ido un poco más allá y se ha peleado con su amante en casa de Nancy, estando ella fuera de casa.
El abuelo llamó a la policía cuando la pelea fue a mayores y el sobresaltado amante le dió en la cabeza con un martillo.
Otra vez silencio de radio. Ni la llamada al 911, ni el reporte de la policía saldrán a la luz seguramente. Todo silenciado y utilizado como intento de secuestro a Nancy Pelosi por un drogadicto de extrema derecha, que adoraba a Obama según todos sus antiguos vecinos.
Lo curioso es que uno, que no es nadie, tiene su alarma conectada en casa, (cuatro cámaras interiores e exteriores), pero esta gente niega que hubiera filmaciones ni sistemas de seguridad en la casa de la futura ex presidente del Congreso americano.
Ni puertas forzadas, ni custodios, ni coches de seguridad vigilando la casa de la tercera en la línea de sucesión de la casa blanca. Una seguridad por cierto, muy acorde a la actual frontera abierta americana.
Suena increíble lo sé. Y es que así suenan siempre las mentiras de la izquierda. Una mezcla de cuento de Disney con delirio fanático religioso, que a fuerza de repetirse como un mantra budista 24/7 en todos los medios del mundo, se termina convirtiendo en verdad absoluta.
Todo lo demás, es teoría conspirativa de la extrema derecha y eliminada automáticamente de las redes. Censurada y bloqueada para siempre. Condenada como delito de odio o comentario terrorista.
Hasta el tweet de Elon Musk en donde hacía mención a esta extraña teoría, fue eliminado a los pocos minutos de subirse. Y es que la verdad es demasiado peligrosa para circular tan libremente.
Escondamos al amante canadiense sin papeles en el ropero y utilicemos el incidente como intento de secuestro en manos de la ultraderecha terrorista y fascista americana. Lo mismo haremos con temas como la inflación, con las fronteras abiertas,con el aumento de la criminalidad en todos los estados gobernandos por los demócratas etc. Todas invenciones del mismo y peligroso movimiento de derechas.
Cualquier realidad constatada, será sin embargo, en manos del relato de la izquierda, una paleta de teorías conspirativas que ponen en riesgo a la «democracia». Uff que asco le tengo ya a esa democracia que huele cada día más a comunismo.
Y mientras le cosen al abuelo Pelosi la cabeza y la boca para tenerlo calladito, al otro abuelo Biden lo tienen escondido en el sótano, de donde nunca debería de haber salido, más que para chupar un helado cada tanto.
Cada vez que aparece, sube la inflación, aparece una nueva guerra imprescindible para el destino de la humanidad o termina perdido en algún escenario, saludando a fantasmas, llamando a los muertos o rodando por las escaleras.
En fin, que el Halloween aún no ha terminado; siguen aún los esqueletos dando vueltas y haciendo de las suyas en Delaware y también en San Francisco.
¡Que Dios nos ampare de esta nueva juventud!
JR