«El Negocio del Cuarto Poder»

Funciones.cmap

Hacer preguntas es una actividad que implica correr algunos riegos y es por eso que el periodismo de hoy sólo muy de vez en cuando, se transforma en un verdadero arte.

El periodista está acostumbrado a preguntar a personas que no están dispuestas a decir la verdad, por lo tanto su trabajo se ha convertido en una especie de publicidad al entrevistado; ese dejarle decir aquello que él quiera decir, sabiendo de antemano que ninguna de sus preguntas será respondida con sinceridad al finalizar la entrevista.

Así es como el trabajo de aquel que aspira a ser un verdadero periodista, ha tenido que transformarse en un trabajo mas parecido al de un detective. Alguien que intenta descubrir la verdad por sus propios medios, habiendo aprendido ya, que la verdad difícilmente surge como respuesta natural a sus preguntas.

El periodista ha debido convertirse así en un gran estratega, alguien que sabiendo que no conseguirá la verdad de forma voluntaria, intentará conseguirla a la fuerza, a través de la intimidación o haciendo preguntas trampa. Esas preguntas que van llevando al entrevistado a un terreno desconocido, sin que éste se dé cuenta de que llegará a un callejón en el que será acorralado. Si el entrevistado es un ser inocente o novato, quizás diga entonces la verdad y tú te enfrentes a ella. Pero si el entrevistado tiene una mentalidad política, difícilmente caerá en la trampa ya que su mente estará moldeada para ser un especialista en el arte de la evasión de la verdad.

Todo buen periodista considera que ha hecho bien su trabajo, cuando inesperadamente su entrevistado tropieza con una verdad. Esto suele pasar muy pocas veces, ya que por lo general el periodista sólo consigue transmitir las mentiras que al entrevistado le interesa promocionar y que al medio le reporten beneficios.

Hoy la fórmula indiscutible del éxito es el escándalo, método que los medios fomentan y que el público alimenta. La verdad en cambio, es un lujo demasiado riesgoso e innecesario que los directivos de los medios no promueven.

Lo importante es vender. Informar sobre aquello que genera expectación y morbo y esconder a cualquier precio, los atisbos de verdad que puedan poner en riesgo el apoyo de sus inversores.

Pero también hay que tener en cuenta, que sólo es vendible aquello que es novedad. Una sociedad en paz y sin desgracias, no será negocio para el periodismo; como tampoco lo fue para los vendedores de velas la aparición de la bombilla eléctrica. Cada uno cuida su negocio y lo fomenta como puede. Y el progreso mientras tanto, intenta abrirse paso, luchando contra todos los elementos.

En estos tiempos de información constante, la saturación dificulta ganar los mercados y cada medio se afilia soslayadamente a un partido político temporalmente, para asegurarse así el trafico de público que mas le compense en ese momento, apoyando a quien haga falta para elevar o mantener su flujo de audiencia.

Es difícil hoy en día, entender los conceptos de neutralidad informativa, ya que los medios  parecieran ejercer campañas políticas, en vez de ser aquellos profesionales que se limitaban a informar hechos con pruebas  y  cuya función era proteger el bien común al que debían toda su entrega.   Esto mismo sucede desde hace siglos con los políticos. Todos ellos han olvidado el motivo por el cual su trabajo ha sido creado y para qué se les ha dado tanto poder.

El sustituto a la verdad negada a la audiencia por los medios, es la búsqueda de una verdad distinta y por supuesto, mucho mas rentable que la anterior. Una búsqueda  que ha traspasado muchas veces los limites de la ética y de aquellos valores que nos preservaban lejos ya, de los castigos públicos en las plazas medievales.

El nuevo periodismo ha creado a un cruel sustituto al que llama verdad, que se parece más a una persecución tendenciosa o a una propaganda, que a una realidad informativa que lleve a la comprensión de la desgracia y a su prevención. Su verdad en cambio, va variando de ideología según la época y  los beneficios que le reporten.

No se sabe ya, hasta qué punto esta nueva búsqueda de la información pueda traspasar los límites y generar la desproteccion de un pueblo, el linchamiento de un ser humano, la división de una sociedad o el afianzamiento de tiranías populistas o extremistas de cualquier tipo.

Lo curioso es que todos aquellos periodistas que fomentan la aparición de estos males y se dedican a difundir su propaganda a conciencia, son los mismos que luego se muestran asombrados y se rajan las vestiduras cuando los extremismos  se instalan y las libertades comienzan a menguar poco a poco.

En estos momentos sus estrategas recomiendan a sus editores bandearse hacia el otro lado, para que el negocio siga siendo rentable. Y así, convenientemente y siempre en el momento justo, quien dedicó sus últimos años a promover el populismo o el avance de las religiones intolerantes, se encuentra ahora espantado y sorprendido con el pequeño monstruo que ha apadrinado y con las reacciones siempre extremas que sus dictaduras generan. Encontrando así nuevos escándalos y mas sufrimiento con los que seguir facturando.

¿Son realmente los periodistas personas tan poco preparadas en actualidad,  Historia, Sociología y  Política? ¿Desconocen realmente tanto la historia de la humanidad  y la manera en que las tácticas políticas han generado las desgracias de nuestra historia?  ¿Es el periodista de hoy, un ser tan ignorante, que resulta incapaz de predecir que las mismas causas producirán siempre los mismos efectos? ¿O es en realidad la necesidad de preservar el negocio de la desgracia, lo que alienta a esta ceguera?

Todo aquel cuyo trabajo se limite a informar, sólo debería informar. Pero aquel que se dedique a investigar y a  buscar la verdad, debería investigar primero  la historia de la humanidad.

Las personas que no conocen a fondo la historia, vista desde diferentes perspectivas,  jamás lograrán comprenderla. Porque comprender es un proceso que sólo se logra con la observación profunda desde todas las perspectivas posibles, para poder así descubrir qué fue en realidad, lo que gestó a nuestras desgracias;  qué cosas las provocaron, quienes las impulsaron, quienes las aprovecharon y quienes se vieron beneficiados por ellas. Y por supuesto, quienes fueron siempre las víctimas.

Todo esto da mucho que pensar de este nuevo periodismo, que nos instala el mal y luego denuncia al monstruo que ha alimentado, recogiendo paralelamente en estos dos procesos alternativos, muy buenos dividendos.

Alimentar al tirano primero y defender las libertades perdidas después, es su negocio, en donde facturan siempre; antes y después. Un plan de negocios que no tiene pérdida ya que el escándalo y el caos permanecen siendo la constante durante estos dos procesos.

Nos venden ideologías ya conocidas, pero que presentadas como si fuesen una novedad, siguen generando beneficios. Y haciendo que aquella gente que no ha tenido la oportunidad de conocer la historia desde todas sus perspectivas, siga repitiendo historias viejas y dolorosas.

Y es así, cómo el periodista se dedica a reeditar los errores ya vividos en el pasado y los disfraza  con aspecto de novedad. Y nos revende las mismas desgracias que el mundo ya ha conocido y  ha llorado por demás.

Fomentar primero y denunciar después, mantiene una sola constante: la ganancia permanente para algunos y la involución para todos. Y los poderes vigentes actualmente comparten todos ellos, esta filosofía de difrazar de novedad a la tiranía de siempre, para asegurarse así la vigencia del estancamiento de una humanidad a quien se impulsa a repetir otra vez, los mismos errores de siempre.

El  verdadero periodismo fue siempre aquel proceso a través del cual una pregunta deseaba encontrarse con una verdad. Êste es en realidad el verdadero riesgo que encarna saber hacer buenas preguntas y llegar hasta el fondo de todas las cosas. El riesgo es encontrarte con la verdad.

Si eres un buen periodista debes estar preparado para correr los riesgos que conlleva  hacer una buena pregunta y tener la suficiente valentía para poder hacerla.

Pero debes estar atento a la responsabilidad que genera siempre una respuesta que contenga una verdad. Y tu gran desafío consiste en contársela a un público que nunca está dispuesto a escucharla.

JRueda.

 

«Acomodados en la mentira nos mata cualquier verdad, que es en realidad aquello que debería salvarnos» JR

 

 

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