«La Experiencia de lo Inacabado»

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«La mirada anclada en una cosa te convierte en un experto, pero la mirada libre sobre todas las cosas te convierte en un genio» JR

Leonardo da Vinci peregrinó por todas las artes y las ciencias con la curiosidad de un niño  al que todo le interesa, todo le conmueve y todo le asombra. Y también a quien todo le impide permanecer demasiado tiempo en una sola cosa. Poseedor de una mente inquieta que lo exploró todo y que supo ver en cada cosa, un pasaje hacia algo distinto.

Todo era para él inquietante; la pintura, la escultura, la ingeniería, el dibujo, la botánica, la astronomía, la anatomía, la medicina. Nada quedó para él inexplorado, como si cada cosa en la cual profundizaba lo llevara inevitablemente hacia otra distinta.

Su curiosidad y su movimiento constante de una cosa a otra, fue aquello que le impidió terminar la mayor parte de sus obras. La gran mayoría de ellas quedaban siempre  inacabadas, como si su dedicación no hubiera tenido como objetivo llegar a un fin o a una conclusión, sino abrir nuevos caminos que otros continuarían.

Muchos de sus descubrimientos e investigaciones no fueron retomados hasta mucho tiempo después, ya que gran parte de su desarrollo dependió de las nuevas herramientas de estudio que aparecieron mucho mas tarde. Sus estudios astronómicos, anatómicos  y médicos no vieron continuidad hasta algunos siglos después.

Su forma de percibir aquellas cosas a las cuales aún no podia acceder por la falta de instrumental era asombrosa y su observación implacable desarrolló en él una capacidad intuitiva que logró llevarlo hacia conclusiones totalmente inesperadas, incomprobables  e impensadas para alguien de su época.

Esta tendencia de Leonardo al peregrinaje es lo que le permitió desarrollar las disciplinas mas dispares, generando una asombrosa capacidad para conectarlas y  obteniendo toda la información de su observación meticulosa de la naturaleza.

Su obsesion por los pájaros, por los caballos, por los roedores, por el cuerpo humano, por  los astros y por las distintas especies de plantas y flores, le aportaron conocimientos botánicos, médicos, anatómicos, astronómicos, ademas de pócimas para curar enfermedades y materiales que experimentó en su pintura, a la que aplicó siempre técnicas  diferentes y novedosas.

Su objetivo no era culminar una obra que lo retuviera o lo inmortalizara, como deseaban la mayoría de los artistas de su época, sino por el contrario, se mostró siempre reticente a anclarse en una disciplina determinada que le impidiera seguir explorándolo todo. Esto no le permitió convertirse en un experto, pero lo transformó en un genio.

Su predisposición hacia lo inacabado sea quizás la característica que mejor describa su genialidad. Ese paso por la vida que evita siempre la certeza que detiene toda búsqueda.

Lo inacabado en cambio, obliga a volver al camino, llama a continuar aquello que misteriosamente menciona otro nombre y te obliga a seguir andando lleno de asombro y de curiosidad, por un mundo hecho de misterios. Un mundo inagotable e inacabado que  convoca a los curiosos a vivir esa experiencia.

Y así anduvo Leonardo por todas las cosas; como andan los hombres libres; sin quedar prendido de ninguna. Con la curiosidad de un niño en la mirada y el corazón de un genio  que deja como legado a la humanidad, su experiencia de lo inacabado.

 

JR

«Muchos dirán que por mi falta de educación en base a los libros, no soy capaz de expresar mis conocimientos. ¿No saben acaso que todo conocimiento requiere de la experiencia exponencial, mas que de las palabras de otros?»   Leonardo da Vinci.

 

 

 

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