«Tus silencios hablan siempre mas alto que tus palabras» JR
En un mundo en donde la sinceridad es un bien escaso, algunas personas asumen erróneamente la obligacion de evitar su extinción, aunque esa responsabilidad no les corresponda en absoluto.
La mayoría de la gente suele ser muy reservada para sus cosas, sin embargo, a la hora de preguntar son descaradamente insistentes, como si su deseo por saber cosas sobre el otro, fuera directamente proporcional al ocultamiento de sus propias cosas.
Ültimamente he prestado mucha atención a estas actitudes, ya que a veces me descubro abriendo mi corazón a personas que sólo me devuelven el mas profundo hermetismo. Provocándome una sensación parecida a la de estar corriendo algún peligro.
¿A quién cuento mis cosas? ¿A alguien incapaz de compartir nada suyo?
La verdad es un bien escaso y fomentarla es necesario, pero eso no implica tener que correr el riesgo de exponerse ante alguien que no busca compartir, sino arrebatarte información.
Lo maravilloso de compartir es que termina acercándote al otro, las distancias se acortan y el sentimiento se profundiza. Y en la comprensión del otro, llegamos a comprendernos mejor a nosotros mismos.
De más está decir, que frente a estas personas herméticas y preguntonas, esto nunca sucede, ya que después de cada encuentro en vez de sentirte completo, regresas a casa sintiendo que alguien te ha robado la cartera.
Esa es la sensación de haber sido ultrajado en la confianza y despojado de una intimidad que el otro no se merecía, porque su entrega nunca fue parte del trato.
Estos son los encuentros que en vez de enriquecerte te devuelven a casa mas pobre y sintiéndote aún mas solo que antes. Porque el otro no ha comprendido que toda sinceridad tiene un precio.
La sinceridad exige también tu entrega. Y si uno no está dispuesto a entregar nada, entonces debe abstenerse de hacer preguntas y limitarse a hablar del tiempo, de política o del fútbol.
Desconfia siempre de todo aquel que pregunte mucho y cuente poco. Porque hay una sutil diferencia entre el interés hacia el otro y el interrogatorio.
El interés es la búsqueda de un encuentro, mientras que el interrogatorio es violencia en forma de pregunta.
Hay poca sinceridad en el mundo y es difícil encontrar a gente dispuesta a correr los riesgos que conlleva decir la verdad, pero cuando te encuentras con alguien sincero, algo en ti se potencia.
Y es en esos días, en los que sientes que el mundo te pertenece y que todos pertenecemos a un mismo mundo.
JR
«El mundo que te cuento y el mundo que me cuentas son asombrosamente el mismo mundo. Es por eso que encontrarte, no sólo me encuentra contigo, sino que además me encuentra conmigo» JR