«El Producto de la Libertad y de la Sumisión»

«Para obtener una valoración sobre cualquier abstracción, deberás analizar primero el producto que ha generado» JR

 

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La diferencia entre los sustantivos y los verbos es para la Gramática una noción fundamental y también lo es para comprender algunas cosas de la vida.

Estamos acostumbrados a adorar a sustantivos abstractos, que en cuanto se convierten en verbo se transforman en algo distinto.

Esto sucede entre muchas otras palabras con el sustantivo abstracto «Libertad».

Una cosa es la abstraccion de la libertad y otra muy distinta es la acción de «ir libertando por la vida». Claro está, si entendemos a la libertad como a esa capacidad de ir liberándonos de todas las prisiones que nos acotan.

Las habladurías intentan convencernos de que hay civilizaciones que odian a la libertad.

¿Pero es alguien capaz de odiar a un sustantivo abstracto? En primer lugar, la libertad de la que hablan es algo que estos pueblos ni siquiera conocen. Por lo cual esta afirmación se convierte en un argumento falso desde el principio.

Nadie es capaz de odiar a las cosas que no conoce y tampoco a los sustantivos que aún no se  han hecho verbo en uno mismo, al convertirse en experiencia. Lo único que genera lo desconocido es miedo.

El odio es una fuerza que sólo sucede entre personas. Uno no puede odiar al sustantivo libertad, sino al producto de esa libertad. De la misma manera en que uno no puede odiar a la sumisión, sino a la persona que ha generado ese sustantivo.

Un ser humano no es capaz de odiar en abstracto, ya que todo odio necesita siempre de un  objeto. Por lo cual no es la libertad aquello que se odia, sino al producto que ha resultado de esa libertad.

Y el producto de la libertad es nuestro mundo. Un mundo que se ha liberado de muchas prisiones y que se ha encarcelado en muchas otras.

Todo sustantivo se va aprendiendo poco a poco y perfeccionando a medida que se ejercita, si realmente existe una intención de hacerlo. Y como todo aprendizaje, requiere de mucha práctica.

El hombre Occidental es el resultado de la libertad Occidental. Un hombre que ha ganado mucho y que ha perdido también algunas cosas igual de fundamentales.

De la misma manera en que explicamos a los niños que los verbos son la acción de los sustantivos y que sólo en la medida en que éstos te hagan bien son favorables, lo mismo sucede en nuestra vida.

La medición de su beneficio radica en los resultados que genere su aplicación. Una vez obtenido el producto podremos entonces evaluar, si el resultado ha sido satisfactorio o si han faltado algunos ingredientes. Y si existe una voluntad de mejora, la acción consciente  será propender a su inmediata incorporación.

Todo sustantivo es un arma muy poderosa que hay saber manejar con cuidado, porque si la utilizas mal puede matarte y convertirse en un sustantivo distinto; como por ejemplo cuando la libertad se transforma en la sumisión a nuevas prisiones.

Por muy nobles que puedan parecer algunos sustantivos abstractos, no sabrás si son buenos hasta que no veas el producto que han generado.

Toda abstracción es algo parecido a un espejismo que sólo se comprueba avanzando.

 

JR

«Por los frutos conocerás al árbol» Jesús de Nazareth.

 

 

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