«¿Es Sueño o es Pesadilla?»

«Un sueño es aquello que sueñas para todos, no aquello que ambicionas sólo para ti mismo» JR

pesadillas

El sueño se promueve con ímpetu en una era que se ha vuelto esclava del capricho; en donde el sueño y el antojo se confunden a menudo. El mensaje constante que recibimos es el de que todo es posible, válido y urgente si responde a tu sueño.

El sueño individual, que para la juventud es sumamente necesario en la tarea de crear una identidad propia, se vuelve sin embargo en la edad adulta una postura egoísta y que propende a la insatisfacción permanente.

Las preguntas que nos hacemos hoy en día han cambiado. Hoy el «por qué hacer algo», se ha convertido en el «por qué no hacerlo».  Logrando así enmascarar al antojo detrás de una supuesta libertad que parece darnos derecho a todo, incluso a convertirnos en seres que transitan por este mundo, con la única obligación que la de mantenerse entretenidos.

La austeridad de los siglos anteriores ha dado paso al capricho y la temida moral ha dado paso al libertinaje del eterno soñador, que habita en pos de una felicidad individual y transitoria a la que denomina «sueños».

Si el deseo es el motor de todo ser humano y sin él ningún progreso es posible, éste debe  entonces esconder varias caras, una de las cuales es el sueño que completa y otra que es la pesadilla que nunca encuentra contento.

La pesadilla es el deseo que nos lleva por el camino de la codicia y  busca sólo satisfacer lo inmediato en el tiempo y en el espacio. Pero en esa inmediatez del tiempo y del espacio sólo caben dos palabras: el «ya» y  el»yo». Este es el espacio/ tiempo en donde se mueve el capricho junto a su eterno descontento.

El capricho es una tendencia a la satisfacción puramente personal que no conlleva la inclusión del otro, sino que busca únicamente la propia complacencia.

Ese «para mi»tan publicitado en nuestros días, que nos coloca en el centro de un círculo  como el eje de todo. En vez de posicionarnos como parte del círculo, en donde nos convertimos también en responsables y en parte de todo aquello que nos rodea.

La imposibilidad de satisfacción genera un movimiento interior llamado «codicia»; algo que produce un malestar contínuo causado por esta insatisfacción permanente.  Como si con cada adquisición en vez de lograrse una saciedad se produjera justo el efecto contrario y apareciera una sensación de más vacío.

La enfermedad de la codicia está representada por el signo matemático «más», algo que no está completo y que necesita siempre de una nueva adquisición, a la que hoy se nos motiva a llamar «un nuevo sueño».

Una vez disfrazada de sueño, la codicia se esconde tras un nuevo ideal,  siendo en realidad una patología causada por un permanente descontento. Si entendemos por supuesto al contento, como a esa plenitud que nos permite estar presentes aquí y ahora.

La diferencia que existe entre un sueño y una codicia es la sensación de saciedad que provocan.

Todo verdadero sueño, una vez logrado, producirá una sensación de paz y de plenitud.  Mientras que la codicia producirá una picazón que nunca se completa porque siempre necesitará  de algo más. Y esto se debe a que la codicia es la enfermedad de la insaciabilidad.

Aqui es donde el llamado sueño se convierte entonces en pesadilla, porque esconde detrás a una patología; cuyo síntoma es la insatisfacción y cuya respuesta vuelve a ser el signo «mas».

«Yo» y «para mi» son los primeros síntomas de este contagioso virus que se publicita sin descanso en nuestros días y nos corroe por dentro como la peste. Un elemento que en la juventud es necesario y es el reflejo de un ser humano sano que se está formando en la dirección correcta. Pero sin embargo, la permanencia de esta codiciosa individualidad en la   edad adulta refleja el fracaso.

Un joven sano es un joven que sueña, que busca y que refuerza su individualidad. Sin embargo, esta característica  en un ser adulto descubre enfermedad, debido al enquistamiento de una individualidad que no ha sabido evolucionar en colectivo.

El sueño es la completud de un ideal y de él emana una sensación de tranquilidad y de sosiego porque tiene la característica de incluir también al otro. Y es en esa inclusión, en donde radica el secreto de su completud.

Para detectar a una pesadilla a tiempo, es importante reconocer si el sueño es sólo para mí o si es para todos. Sólo después de responderme a esta pregunta sabré si mi sueño es en realidad un sueño, o si será una nueva pesadilla.

JR

«Nos dijeron que los sueños podían convertirse en realidad, pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños» Oscar Wilde.

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