«La Adversidad como Valor»

¿Será acaso la adversidad aquello que descubre a la felicidad, como sucede con todos los demás opuestos? JR

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«Hoy ha sido mi peor día» decía mi hijo antes de acostarse.

Un niño mayor le había destruído la pequeña casita que Marc había construido con ramas en el patio del colegio y luego le había cogido de los pelos y le había hecho comer arena.

Sin duda éste había sido el peor día para él, porque la adversidad no es algo que le resulte cotidiano, pero muy pronto será algo que deberá aprender a identificar y a transformar en otra cosa.

Vivimos dentro de una sociedad en donde la adversidad se condena y la felicidad se ha puesto de moda. Y lo ha hecho como sucede con todas las modas, con esa frivolidad tan característica que posee toda quimera.

Todo aquello que represente un esfuerzo o una dificultad se descarta rápidamente, como si el proceso de la felicidad pudiese suceder, sin contener a la adversidad dentro de su ecuación.

Hoy el lema es ser feliz a cualquier precio y eso implica descartar sistemáticamente todo aquello que moleste o incomode o que implique un esfuerzo demasiado grande, al que se entiende hoy, como a un impedimento para llegar a una felicidad; que al final siempre resulta ser poco probable y duradera  y además sumamente degenerativa.

Este tipo de felicidad pop, degenera a un ser humano que descarta al dolor, a la superación de la adversidad y al esfuerzo, como si se tratara de una peste sumamente contagiosa e inútil. Sin entender que el malinterpretado mensaje Budista de evitar el esfuerzo para que todo suceda naturalmente, nace de un concepto de opuestos, en el cual se exige soltar el esfuerzo, recién después de haber llegado al máximo nivel de esfuerzo.

¿Cómo soltar aquello que no se posee? ¿Cómo dejar aquello que jamás se ha tenido? 

¿Qué reto supone para alguien que nunca se ha esforzado, dejar el esfuerzo? 

Si la vida se rige por los principios de tomar y soltar, la adversidad y la felicidad no serán tampoco la excepción.

Siempre me ha asombrado como aquellos países que han tenido los climas y entornos mas adversos, han generado a los pueblos mas fuertes y cómo aquellos lugares con los climas mas suaves, han generado a poblaciones en donde el esfuerzo no ha sido la constante y en donde el resultado es siempre un pueblo flojo y entregado al menor esfuerzo, que rehuye del trabajo y se preserva de la adversidad, con la excusa de que la felicidad debe suceder sin esfuerzo, pero sin ser conscientes de que es sólo después de soltar un enorme esfuerzo, cuando surge la verdadera virtud.  

El recogimiento que exigia el invierno, debido a la crudeza de las bajas temperaturas, exigía a los pueblos un trabajo intenso y a conciencia durante la primavera y el verano porque le exigían al hombre proveerse de todo lo necesario para las épocas mas duras. Y el despertar de la primavera explotaba luego en colores y en poesía, cuando aquellos que habían sufrido, nos hacían conscientes de la felicidad que había en el color y en un rayo de sol, mientras el contraste estallaba en impresionismo y el trabajo duro se convertía en progreso.

¿Será acaso la adversidad aquello que descubre a la felicidad, como sucede con todos los demás opuestos?

La vida no es un lecho de rosas y la adversidad es sin duda la semilla de la cual florece cualquier  progreso.

Habrá sin duda mucha otra gente que te hará comer arena a lo largo de tu vida y eso te ayudará a comprender que se siente, cuando el poderoso abusa del débil.

Y si alguna vez llegas a ser fuerte y poderoso y presencias el dolor del otro, no deberás olvidar la casita de ramas de tercero de primaria y el sabor seco que tiene la arena para aquellos que no pueden defenderse.

El valor del dolor radica en que es capaz de volverte empático con aquel que sufre y tu desafío es generar esa transformación y no dejar que el dolor se convierta en resentimiento, sino en empatía.

Empatía o resentimiento son las dos cicatrices que puede dejar en ti el dolor y deberás elegir siempre una de las dos.

Hoy es tu peor dia, pero estoy segura de que este día que hoy te duele tanto, te transformará en una persona sensible, capaz de sentir aquello que siente aquel que sufre. 

Y si este dolor que hoy te duele logra germinar y florecer, te transformará muy pronto en el remanso de muchos otros. 

JR

 

«Empatía o resentimiento son las dos cicatrices que puede dejar en ti el dolor y deberás elegir siempre una de las dos.» JR

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