Mientras el mundo se entretiene con los cotilleos sobre el matrimonio Macrón, las editoriales hacen su Agosto a fuerza de prensa amarilla; tan criticada en público pero tan consumida y rentable como el porno.
Los periódicos se debaten de a ratos a favor y de a ratos en contra de la actual pareja, porque saben que tanto una postura como la otra vende igual.
Y mientras se empeñan en revelar públicamente los trucos de la eterna juventud de la Sra. Macrón que no difieren en nada de los de la Sra Presley, uno se pregunta si después de todos esos esfuerzos por parar el tiempo, le quedaba tiempo libre a la actual primera dama para ayudar a su marido durante la campaña.
Todos sabemos que los problemas de estado son muchos y muy complicados, pero no desmerezcamos a la lucha contra la inevitable vejez. Esta lucha también es dura y si te dedicas a ella con ímpetu puede llegar a consumirte casi todo el día.
Las mujeres del mundo le permitimos a la Sra Macron envejecer tranquila y sin impedimentos siempre y cuando utilice esa energía para ayudar a gobernar Francia. Uno suele hacer esas concesiones con la gente a la que ha votado para gobernar un país y de la que no espera pasarelas sino progreso.
Pero no será así sin embargo si tu trabajo es ser un ángel de Victoria’ s Secret. Si has elegido ser un ángel te debes al gimnasio, al hambre y al bisturí con devoción. No te perdonaremos que te comas un bizcocho y en cuanto detectemos algún rastro inadecuado de celulitis en algunos de tus muslos te tiraremos de la pasarela por no cumplir con tu trabajo. Y lo haremos sin ningún remordimiento porque lo importante es que cada uno se dedique a lo suyo y cumpla con sus funciones.
JR