«El Mito de la Felicidad Infantil»

«Aquello que echamos de menos de la niñez es la felicidad de no sentirnos responsables del mundo que nos tocaba vivir, algo que como adultos ya no podemos decir. Es tan responsable el que hace el mal, como el que se tapa los ojos y haciéndose el inocente, le deja hacer.» JR

Niños del Hamás

No es extraño escuchar a la gente deseando volver a ser niños y evocando un lugar en donde la felicidad era una constante en sus vidas. Yo me pregunto si es que mi niñez ha sido extraña, o toda esta gente se ha olvidado acaso de lo que es ser un niño.

Un niño es ese ser indefenso que depende absolutamente de otros. Un ser que se sabe a si mismo imposibilitado para subsistir en el mundo si no acata los mandatos que le establece la sociedad a la que pertenece.

El niño ha sido en la historia de la humanidad el ser mas manipulado y oprimido, el eterno abusado, silenciado, coaccionado y sometido a los mandatos de los adultos de su entorno sin ningún respeto.

Aquellos que no hemos sufrido guerras ni maltrato durante la infancia rememoramos esa etapa de la vida como a un espacio de una feliz inconsciencia, en donde la felicidad estaba constantemente disponible para nosotros. Una piruleta, un dia de campo, una bicicleta, un paseo por el arroyo, un revolcón en las olas, un cuento antes de dormir o una buena nota, eran suficientes para poder considerarnos los seres mas felices de este mundo. Pero sin embargo, al volver a casa éramos conscientes de que yacíamos bajo las órdenes y la implacable supervisión de los demás.

Los niños acceden mas fácilmente a la felicidad porque la ignorancia inherente a ella les protege a modo de pantalla solar. Desconocen que Corea del Norte amenaza con lanzar misiles, que México es un país asediado por el narcotráfico, que Venezuela está en manos de un tirano, que el Vaticano encubre pederastas, que Jamás recluta a niños a partir de los 4 años de edad, que Arabia Saudí oprime a las mujeres y que la ablacion femenina esta aún vigente en muchos países musulmanes.

Quien ignore el caos que tenemos aún pendiente como humanidad en este planeta tiene seguramente garantizada una vida muy feliz y quien tome conciencia de ello, tiene por el contrario una vida plagada de responsabilidades; algo que no significa tener una vida infeliz, ya que la implicación responsable es el aroma a evolución que desprende la felicidad adulta.

La ignorancia es un conocido acelerador de felicidad y es por eso que muchos la prefieren por sobre cualquier otra opción y con toda la razón del mundo. Ignorar es felicidad ¿Pero es la felicidad nuestro fin último en esta vida o es la conciencia?

La niñez está hoy sobrevalorada por aquellos que nos impulsan a ser ignorantes. Vuélvete un ciego y volverás a ser feliz como cuando eras un niño, dicen los positivos, pero se olvidan de leernos la letra pequeña que viene escrita debajo de la palabra niñez.

Niñez: etapa de la vida en la que se accede a la felicidad con gran rapidez, proceso  altamente garantizado gracias a la ignorancia inherente a ella. Efectos secundarios:  Como consecuencia de esta feliz ceguera infantil pertenecerás al estadio de vida humana mas fácilmente manipulable.

Y para profundizar en esta felicidad se nos ofrecen varios caminos «Dejad que los niños vengan a mi» dijeron los iluminados, pero no se nos aclara bien hacia dónde debemos dirigirnos, si es hacia la conciencia y la valentía del sabio que pronunció estas palabras, o hacia las supersticiones del rebaño que las ha malinterpretado en su beneficio.

Quien haya tenido un sólo atisbo de felicidad en la vida adulta habrá notado el sabor a libertad y a autenticidad que tiene, algo que en la niñez ni se cultiva ni se deja crecer, como se hace con las malas hierbas.

JR

 

 

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