«Misteriosamente todas nuestras diferencias se disuelven en nuestras coincidencias» JR
Cuantas amistades se han forjado gracias a la coincidencia; coincidir en el colegio, en la universidad, en el trabajo, en la alegría y hasta en el sufrimiento nos ha unido a determinadas personas en momentos particulares de nuestra vida. Muchas han permanecido a nuestro lado a través del tiempo y otras han dejado de coincidir con nosotros, pero siguen formando inevitablemente parte de las distintas etapas de nuestra historia.
No hay nada que desuna más que la falta de coincidencia; la incapacidad de compartir los mismos gustos o de disfrutar de las mismas cosas al mismo tiempo, son las razones por la que muchas relaciones se terminan.
Las coincidencias influyen de manera escencial en las relaciones y hacen que perduren o que se disuelvan.
Me pregunto si es la coincidencia la que nace después del amor o es el amor quien en realidad nace como fruto de la coincidencia.
Uno ama estar en compañía de aquellos que comparten sus mismos intereses y no es raro que se forjen amistades entre las madres del parque, entre los artistas, los poetas, los filósofos y los idealistas de todo tipo, o entre los deportistas y los forofos, los hombres de ciencia y los intelectuales; porque las cosas que nos unen son las que construyen ese lazo inquebrantable.
A pesar de que una inevitable soledad nos persigue a cada uno como una sombra, encontramos por momentos un alivio para ella en la coincidencia y en su fruto; que es sin duda el amor.
Y cuando el amor se acaba es porque mucho antes de que se acabara el amor, se terminó la coincidencia.
JR
«Al amor no lo mata el tiempo, sino la falta de pasiones comunes y el timing para disfrutarlas al unísono.» JR