En algunas ocasiones la fortuna nos hace una visita y pasa un tiempo con nosotros; pero en otros momentos nos abandona de repente sin siquiera darnos una explicación.
Esto sucede porque su forma es circular y el movimiento que conoce es giratorio, impredecible y temerario.
Cuando la fortuna aparece en nuestras vidas creemos que será eterna y que gozaremos de sus placeres para siempre; pero ella no suele ser estable y cambia de dirección a menudo; se mueve como una dama itinerante que viaja sin apegos y abandona a quienes le aman sin ningún remordimiento.
En su presencia las bendiciones abundan, los afectos proliferan y las amistades se multiplican, mientras la dependencia de aquel que se cree incapaz de subsistir sin ella, crece silenciosamente abrazada al apego.
Pero cuando la fortuna se marcha un día cualquiera sin avisar, y sin dejar siquiera un número de contacto en donde poder localizarla, todo lo que construimos sobre ella se derrumba.
Con ella se van hasta los amigos; y uno comprende entonces que esos amigos tampoco eran los nuestros, sino los amigos de la fortuna.
JR
“ La fortuna al marcharse, se lleva consigo todo lo falso y deja al descubierto lo verdadero” JR