“Con la Ley por Detrás”

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“Hecha la ley, hecha la trampa”  dice el dicho; ya que una vez hecha la ley el individuo se las rebusca para encontrar aquel punto flojo en el tejido que quedó sin rematar. Así somos los seres humanos; estamos siempre viendo por dónde escabullirnos a toda imposición que creemos injusta.

Uno se pregunta si fue primero la ley o la criminalidad, y aunque muchos lo nieguen, hasta en la religión fue primero el hombre y luego la ley, como si Dios también hubiera tardado en darse cuenta de que había creado algo sin regular.

La ley nunca va por delante del individuo sino por detrás, ya que primero aparece la necesidad y después se crea la ley para registrar el derecho, la obligación o el delito y establecer las condiciones o las penas que estos conllevan.

A medida que el tiempo pasa y las sociedades avanzan, los delitos suelen ir variando y las leyes deberían ir cambiando junto con ellos, porque tanto la norma como el elemento social son elementos vivos, que nunca están quietos ni inmóviles, sino en permanente cambio y movimiento.

Cuando la ley queda fija o inmovilizada  durante mucho tiempo, como sucede con las leyes y normativas religiosas, éstas dejan de ajustarse a los cambios socioculturales de la época, dejando ademas de ser útiles no sólo en contemplar las nuevas necesidades del individuo para el cual es concebida toda legislación, sino también en su función de protección, para lo cual fue creada.

(No olvidemos que la legalidad fue concebida como protección a los individuos y que tanto la condena al criminal como su eventual castigo buscan evitar nuevos episodios criminales; y no alentarlos.)

Cuando los tipos de delito cambian en una sociedad, a la ley le corresponde cambiar junto con ellos y regular de acuerdo a los nuevos comportamientos delictivos existentes, para proteger al ciudadano de los nuevos delitos y garantizarle nuevos derechos.

Este problema emerge hoy en Europa con la inmigración masiva de culturas islamicas, que han aportado un índice de criminalidad muy alto y no contemplado en la legislación de determinadas regiones ( especialmente en los paises nordicos) dado que este tipo de delincuencia no era habitual en estas sociedades.

Al fin y al cabo la legislación de cada pueblo está pensada para cada pueblo y no para el extranjero; pero si el entramado social cambia repentinamente, está claro que la ley debería también ser ajustada sin demora.

En el espacio digital nos sucede lo mismo, la ley debe ampliar ahora su mirada para abarcar una nueva realidad y regular este nuevo universo, tanto en sus derechos como en sus obligaciones , y a tiempo.

Siempre creí que era el individuo quien estaba subordinado a la ley, pero con el tiempo comprendí que la ley es quien sigue al hombre y quien debe estar subordinada a él como si fuese su sombra.

JR

 

 

 

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