“La Proliferación de lo Idéntico”

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Toda proliferación de lo idéntico, supone la eliminación de lo distinto. Y se concibe a lo distinto, como a aquellas posturas o miradas no coincidentes con la propia mirada.

Lo idéntico alude sin embargo, en su etimología a una “identidad” a la que se establece como diferenciadora del resto.

Cuando el ser humano se enmarca en una identidad, se diferencia del otro y pasa a ser considerado entonces, como un individuo perteneciente a un grupo diferente a los demás.

Toda identidad supone un corte, una delimitación o una libertad que diferencia y hace que el uno, tenga un borde o una frontera con el otro.

Sería entonces, el punto en donde termino yo y empiezas tú.  

(todos sabemos que hablar de bordes y de fronteras es hoy casi un pecado mortal, porque desgraciadamente prolifera la tendencia a igualarlo todo, a establecer a toda diferencia como a una discriminacion y como a un rechazo hacia lo distinto. Cuando en realidad la identidad, es la base de la individualización, o sea del respeto a la identidad individual y a la diferencia)

Para la proliferación de lo idéntico se selecciona primero a una “identidad tipo” o «ideal» como se hace en toda ideología totalitaria y se la pasa a la linea de producción masiva, como se hace con cualquier otro producto en una fábrica.

La identidad entonces, que era en un principio un diferenciador que individualizaba, se masifica, convirtiéndose así, en una identidad de masas acorde a los tiempos semejante a las ideologías totalitarias del siglo XX ( comunismo y fascismo).

No es casual que la palabra “auténtico” esté hoy tan desgastada y haya perdido todo su significado.

Hoy los eslóganes nos impulsan a ser auténticos sin descanso, pero el traje de auténtico que nos ofrecen, es el mismo para todos, e insisten en que “one size fits all”.

La uniformidad es señal de una confortable pertenencia a la masa, pero también es el signo de la dictadura de lo igual. 

Ser auténtico es hoy en día, coincidir con una lista de requisitos que te otorgan esa distinción. Es la pertenecia al grupo de los “me too”. Y aunque no sepas bien de qué va el tema, lo importante en estos tiempos, es no desentonar con lo políticamente correcto para no ser eliminado.

Lo auténtico se ha vuelto hoy en día, algo de lo más igual, una concordancia ficticia, motivada principalmente por el temor a la exclusión. 

Muchos alegarán que nuestra sociedad es sin embargo, la sociedad de la diversidad, pero esta supuesta “tolerancia ideal” no deja de ser parte de la mentalidad que conforma al “individuo tipo” actual.

La uniformidad actual incluye en el paquete de programación el eslogan de lo diverso como ideología y le otorga al individuo masa, la sensación de que es tolerante con la existencia de la pluralidad, (siempre que la pluralidad viva en un barrio alejado y sostenga los mismos ideales que yo)

Esta “tolerancia de discurso” se adquiere y se profesa de forma superficial y según el algoritmo del manual ideológico.

Toda constitución de identidad exige una tolerancia. Aquel que se convierte en individuo independiente del pensamiento colectivo, debe ser valiente para hacerlo, pero no sobrevive si del otro lado, no existe tolerancia. Y ninguna ideología totalitaria permite el nacimiento de un individuo distinto a su ideología. Por eso la individualización, sólo sucede en los sistemas democráticos.

La existencia de la identidad entonces, no es sólo el resultado del coraje del libre pensador, sino también el resultado de la tolerancia de los otros que piensan distinto a él . Si estas dos cosas no se dan simultáneamente, la individualización no existe.

Cuando tú te conviertes en un individuo son dos fuerzas simultáneas las que trabajan; tu coraje para ser diferente y mi tolerancia para que lo seas.

Hoy sin embargo, el individuo retorna a aquellas tendencias de querer eliminar lo distinto. ¿Pero por qué?

¿No será porque percibe que no existe  una tolerancia bilateral?

Y sin ella, lo distinto no tiene cabida, porque sin tolerancia bilateral es “o lo mío o lo tuyo”, ambos no pueden coexistir.

El individuo hace alarde de una tolerancia que en realidad es falsa, porque toda tolerancia necesita a su vez, de otra tolerancia simultánea. Lo distinto sólo puede existir en equilibrio. Y cuando no hay tolerancia del otro lado, el tolerante se pregunta :¿por qué sólo yo, debo ser tolerante?

La tolerancia es el resultado de dos tolerancias que trabajan juntas y de forma simultánea.

La tolerancia implica una tensión entre dos puntos distintos entre sí. Son dos tolerancias las que trabajan juntas. Para que yo exista como individuo se necesita de mi tolerancia contigo y de tu tolerancia conmigo.

Toda tensión es un trabajo, un esfuerzo entre dos fuerzas. un equilibrio, que permite la existencia de lo uno y de lo otro.

El problema es que sin tensión entre lo distinto, no hay distinto. Y entonces  todo pasa a ser una cómoda dictadura de lo igual. 

Nadie niega que haya comodidad en la uniformidad, pero toda uniformidad inhibe a la libertad.

El ideal totalitario idealiza a la uniformidad e inhibe la aparición de la identidad y de la individualización, de la verdadera singularidad y de la verdadera libertad, que es la tensión natural de la convivencia entre lo distinto.

JR

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