“La Destrucción de la Comunidad”

Nuestras sociedades democráticas se basan en la adhesión de distintas comunidades unidas bajo una misma ley y sostenidas bajo un mismo plan de nación.

Más allá de las diferencias entre unos y otros, siempre existió una unión por encima de toda diferencia llamada bien común, orgullo nacional o patriotismo.

Desde pequeños se nos enseñó que había algo por encima de toda diferencia y que eso era el amor por un bienestar común.

Hoy en día, esto sólo se hace evidente frente a un mundial de fútbol, en donde pese a toda diferencia, cada cuatro años, todos deseamos la misma victoria y es en ese mágico momento, en donde ya no hay divisiones, ni equipos distintos.

Pero hoy en día existe una fuerte tendencia a la destrucción de todo sentimiento comunitario, motivado por fines políticos.

Este movimiento global va tomando la forma de cada realidad y de sus circunstancias.

En la eterna lucha por la igualdad y el progreso los movimientos de izquierdas han desenterrado antiguas tácticas bolcheviques utilizadas durante el gobierno de Stalin para lograr la división comunitaria (los Komsomol), cuya finalidad no es la de conducir a la convivencia y a la reparación, sino la de perpetuar y ahondar aún más en la división social, promoviendo un clima constante de enfrentamientos, odio, malestar y caos.

Según Karl Marx el contento social era el enemigo del cambio. Un pueblo satisfecho y concentrado en su trabajo y en su progreso personal, no tiene tiempo, ni está interesado en la revolución.

Por lo cual, lo primero que se necesita para movilizar al pueblo es embuirlo de una «conciencia del descontento».

A esta suerte de despertar, Marx la llamó «conciencia de clase» y supone el darse cuenta de que uno es en realidad un ser oprimido.

Frente a este diagnóstico lo primero que nos queda es identificar a nuestro opresor.

¿Quién es en realidad el culpable de mi fracaso, de mis imposibilidades, de mis adicciones, de mis carencias, de mis delitos y de todo mi sufrir? (…por supuesto nunca soy yo…)

Esta actitud victimista es hoy tendencia global. Y buscar al culpable se ha vuelto nuestro trending topic y nuestro pan de cada día.

En los Estados Unidos a esta táctica bolchevique se la denomina «la teoría crítica de la raza» y consiste en dividir a la sociedad en 3 grupos diferentes: los opresores, las víctimas y aquellos que se alíen con las víctimas.

En paises sudamericanos en donde el componente africano no abunda, se utiliza la misma teoría divisoria, utilizando cualquier otro componente diferenciador; como puede ser la población indígena, el género, la identidad sexual, el status de clase o migratorio etc.

No es de extrañar que todas las campañas políticas de izquierdas se basen únicamente en estos puntos, sumándoles la ecología, que es otra víctima buscando culpables.

Nunca verás en mítines de izquierdas otros temas que no sean estos: género, ecología, feminismo y racismo.

En sus campañas no existen planes de desarrollo económico ni esquemas concretos de progreso porque cuando el fin es la dominación, la estabilidad económica estorba a la causa y por eso una economía próspera y estable nunca es prioridad en esta clase de gobiernos; que apuntan al conflicto como mecanismo de división y de empoderamiento.

El peligro de «la teoría social de la raza» es en realidad la carencia de objetivos concretos.

No existe en esta teoría un fin conciliador ni un planteamiento real de mejoramiento, sino un despertar al resentimiento y una perpetuidad en el descontento.

Es decir, no se busca terminar con la diferencia y con el racismo de una manera pro activa, conciliadora y natural, sino utilizar estas causas de forma permanente como estrategia política de alienación y dominación.

Esta teoría que ha dado nacimiento a Organizaciones como » Black lives Matter» y «ANTIFA» no poseen un plan de construcción y de convivencia cuya finalidad sea la coexistencia pacífica de todos los colectivos, sino todo lo contrario.

Estos grupos sostienen que no hay solución posible para el racismo.

Por lo cual, establecen de antemano que no hay posibilidad de reparo, ni plan para mejorar.

Estas organizaciones nos dejan claro que la causa racial no es otra cosa que una excusa para la alienación y la división de la comunidad.

Una comunidad que ya vivía la diversidad de una forma natural y progresiva y que de pronto, se ha encontrado dentro de un campo de batalla políticamente organizado y donde no tiene muy claro en qué bando le colocarán.

Una causa que no ansía mejorar y desaparecer natural y progresivamente en un futuro próximo, fruto del éxito en esa mejora, es una pseudo- causa, utilizada con otros fines.

Para los activistas de la teoría racial, si eres blanco eres por definición un opresor y no existe posibilidad alguna de que esta situación se revierta jamás, hagas lo que hagas.

Es más, cualquier ayuda que prestes, sigue poniendo en evidencia tu superioridad racial y tu privilegio.

Nunca existirá una salida para un problema que no desea ser solucionado, sino que busca seguir siendo utilizado como excusa para un fin político de división y de dominación.

«Divide y reinarás» sigue siendo trending topic desde que Maquiavelo lo twitteo en el Renacimiento, «ni hay nada nuevo bajo el sol» (Eclesiástico 1,10) si tienes tiempo para mirar.

JR

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