
Se le llamaba “cuento chino” a toda historia sin pies ni cabeza. Algo que de tan evidentemente ridiculo nadie se creía y aquellos que lo creían, eran generalmente estafados.
¿Quién no ha conocido a alguien en su vida a quien no le hayan hecho alguna vez un cuento chino para robarle dinero?
Este mismo cuento y chino nos lo contaron a todos hace muy poco tiempo, con respecto a la mala cocción de un murciélago en un mercado de Wuhan, que provocó un virus mortal que paralizó por más de un año a todo el planeta.
Hoy el cuento chino finaliza oficialmente y se comprueba que este virus fue creado intencionalmente en un laboratorio chino, con la complicidad de Faucci y como un arma biológica.
Muchos son los sorprendidos ante esta nueva revelación y lo peor de todo este asunto, es darnos cuenta de que la gente es capaz de creerse cualquier disparate que le cuenten. El secreto está, en repetírselos muchas veces.
Después del cuento chino llegó el verso verde; si, ese tan ecológico que le cuesta al contribuyente americano muchos más billones de dólares y millones de puestos de trabajo perdidos.
Verde, verde, muy verde y todo gestionado por rojos comunistas ricos, que supuestamente detestan el dinero capitalista, pero que en el segundo que llegan al poder, lo acaparan todo.
La promesa verde son futuros trabajos verdes, futuras carreteras verdes, futura gasolina verde y un rediseño completo de nuestro sistema de vida inventado por Soros, China, Ocasio Cortes y Bill Gates.
Y mientras tanto, inflación y pobreza blanca, negra y marrón para todos, así nos vamos acostumbrando poco a poco, a la carencia y al subsidio típicamente comunistas.
Menos para todos, parece ser la receta de este nuevo “tec-com lab” salvo para los integrantes del gobierno rojo, que gracias a Dios, conducen un Tesla eléctrico y tienen instalada una base de carga en cada casa… y todo pagado por el contribuyente. ¡Qué verdes!
Históricamente, de los comunistas, no hemos visto más que la proliferación de la pobreza y un capitalismo de estado espeluznante; pero me temo que mi visión no es ni muy azul, ni muy verde.
Lo curioso es que los jóvenes de hoy, que estudian hasta los 28 años de edad sin tener necesidad de trabajar, no hayan oído jamás hablar sobre los desastres históricos del comunismo en el mundo.
Se ve que los libros de historia ya se han prohibido o censurado por la izquierda y los pobrecillos no han tenido oportunidad de estudiarlos. Y yo me pregunto, ¿qué carajo estudiarán tanto?
Pero según me cuentan los rojos, ahora el foco está puesto únicamente en la teoría crítica de la raza, que parece ser muy útil para seguir creando odios y división.
Quizás por esa misma ignorancia tan típicamente universitaria, es que los jóvenes de hoy tienen tanta ansia por experimentar la destrucción comunista en carne propia y yo les deseo a todos ellos bandera blanca y mucha suerte.
“No hay nada como la experiencia para aprender” dicen los científicos; aunque esperemos que no sean esos, los mismos científicos que nos aseguraron la descomposición natural del murciélago en CoVID19.
“La historia se repite” dicen siempre. Y los viejos son los únicos que la recuerdan.
Por eso duele tanto ser viejo y tener la cabeza en su sitio. Ver suceder los mismos errores una y otra vez, desespera.
Pero todo sea para que estos niñatos con sobredosis de educación, subsidios, derechos y privilegios sigan aprendiendo.
Había una vez un cuento chino, un cuento verde, un cuento rojo…y un niño que como no aprendía, repetía el curso…
¡Que bonito ha quedado el verso verde y qué atrevimiento el mío, insistir tanto en los colores en un mundo en donde colorear es ahora tan racista!!!!
JR