«La Emergencia como Metodología»

Cuando algún familiar o un amigo nos plantea una situación de emergencia, uno siempre está dispuesto a ayudar, tanto activa como financieramente.

Uno cede sin dudar su tiempo o sus ahorros, si sirven para sacar al amigo del apuro, pero el problema aparece cuando la emergencia se vuelve una constante y lejos de ser una emergencia ocasional, se convierte en un sistema de manipulación; en una forma habitual de quitarte algo, apelando a tu buena voluntad por una buena causa.

La emergencia es el sistema al que desde hace algunos años nos ha acostumbrado el gobierno, para así poder aprobar presupuestos millonarios disparatados, causando endeudamiento y empobrecimiento a la población.

Empezaron con la emergencia climática, siguieron con la emergencia del Covid, luego con la emergencia de la guerra de Ucrania y ahora empezarán con el invierno sin calefacción de Putin, gracias a la abolición de las energías tradicionales y a la apuesta, (evidencialmente equivocada), por las energías renovables).

Todo serán emergencias a la hora de robarle a usted ciudadano sus recursos, el fruto de su trabajo, su capacidad de ahorro y su libertad.

La metodología de la emergencia suplanta a la metodología del tirano tradicional, que para quitarte simplemente argumentaba «porque me da la gana» o «porque lo pide la ideología» como diría un Stalin.

Hoy, lejos de observar aquel autoritarismo frontal o ideológico pero sincero, vemos la táctica de la víctima disimulada, siempre sufriente y acosada por emergencias de todo tipo.

El estado ya no es un tirano a la vieja usanza, sino un tirano con máscara de víctima medioambiental, que necesita de tu ayuda para ayudarte, porque las cosas más inesperadas y calamitosas simplemente te sucederán, sin que tenga en ello el estado ninguna responsabilidad.

Cómo bien podrá observar, así es como se comporta la mayoría de líderes occidentales actuales.

La ironía de todo este asunto es que se presentan como víctimas de todas las políticas y estrategias que ellos mismos han creado a conciencia, para dominar y robarle el fruto de su trabajo al ciudadano, apelando a su sensibilidad, a la urgencia que presupone toda emergencia y a la reiteración constante de un peligro inminente, sea éste de cualquier clase; medioambiental, ideológico, bélico, racista, nuclear o climático.

«Ayúdame a ayudarte» nos dice un estado verdugo que se llama a si mismo protector y paternalista, pero que oprime como todo progenitor manipulador, que no quiere que seas libre y te obliga a un pseudo amor que te quita, te asfixia y te coarta, pero siempre diciéndote que es por tu bienestar.

¡Pobre de tí si te quejas de este querer tan solidario y bondadoso! Te llamarán negacionista, insensible, privilegiado, racista, homofóbico y toda la carta de insultos tan modernos e inclusivos, a los que estamos ya tan acostumbrados.

Cuidado señores con estos amores y con estas generosidades antes de las elecciones; que bono cultural de 400 eu para los nuevos votantes de 18 años, que documentos instantáneos para los inmigrantes, que fronteras abiertas, que cheques por hijo, que aborto y cambio de sexo libre y gratuito para todos los nuevos niñes, que sanidad universal y gratuita, que bono transporte a mitad de precio hasta las elecciones, que calefacción gratis para todos los okupas…En fin, que la Navidad parece haberse adelantado.

Cuidado señores con confundir la generosidad navideña y la empatía solidaria con la manipulación electoral y el endeudamiento, con confundir la emergencia constante con el simple «robo porque me toca».

Cuidado con los buenos y caritativos tiranos modernos, que se desvinculan de aquellos tiranos malvados del siglo 20, pero que en esta nueva versión bondadosa y con caretas verdes, siguen siendo los mismos tiranos de siempre.

¡Cuidaros señores de los generosos! porque todos los regalos de hoy, serán la pobreza de mañana por la mañana.

JR

«El Timo Climático»

Antes de viajar solía mirar los pronósticos para ver el tipo de ropa que debía llevar a cada sitio. Pero desde hace un tiempo y viendo la incapacidad de los actuales meteorólogos para predecir nada, he dejado de hacerlo.

El día que te aseguran que lloverá, sale el sol y cargas todo el día con el paraguas y el día que te vaticinan un sol radiante, vuelves calado hasta las cejas y sin él.

Si estos son los fallos para pronosticar el tiempo de un día para el otro, imagínese usted a todo este sistema ineficaz prediciendo los catastróficos desastres que nos vaticinan para el futuro.

Mi conclusión es que si uno no es capaz de pronósticar al corto plazo, menos aún será capaz de pronósticar a largo plazo y con exactitud.

Por lo cual he dejado de creerle a todos estos timadores del clima, que no tienen idea si lloverá mañana, pero que te aseguran con una mirada de certeza intelectualoide, que sin ninguna duda muy pronto llegará la extinción del planeta.

Es muy fácil predecir el futuro, porque puedes decir lo que quieras, ya que no estarás presente para que te reclamen ni te digan que estabas equivocado.

Lo difícil es decirme con exactitud si mañana llevo o no llevo el paraguas cuando salga de casa, porque si me mojo, sabré al instante, que en realidad no tienes ni idea de predecir con exactitud la climatología.

Me gustaría ver este invierno el tan publicitado ‘calentamiento global», cuando Europa se muera de frío gracias a los gurús del clima, que obligaron al mundo a cerrar sus plantas de gas y petróleo.

Y las pocas que quedaban, las bombardeó Biden hace unos días, para luego acusar a Putin de todo, como de costumbre.

Ahora al eco Biden se le ve rogando por petróleo al dictador de Venezuela y a los jeques de Arabia Saudí antes de las elecciones de medio término americanas.

Ahora en medio de una guerra con Rusia y a la vera del invierno, ¿el petróleo ya no le parece ni tan contaminante ni tan prescindible?

Este invierno, cuando le cobren una fortuna por 10 minutos de gas o de electricidad al día, acuérdese de los expertos que le vaticinaban el descongelamiento de los polos y la efectividad de los molinos de viento y de los paneles solares para abastecer de energía verde y barata el planeta.

Este invierno, cuando todos le echen la culpa a Putin de que Europa se muere de frío, acuérdese de Greta, de Gates, de Biden, de la burocracia de la unión Europea, del foro económico mundial, de los ecologistas ignorantes y de todos aquellos gurús que facturan desde hace décadas, con este cuento verde.

Y si es capaz de emitir algún sonido desde la eco- bicicleta y mover los labios congelados, déles las gracias por cuidarle tanto.

JR

«La Generosidad con lo Ajeno»

Una de las cosas buenas que tiene el estar rodeado de economistas, es que con ellos aprendes que nada es gratis en esta vida.

Todo tiene un costo y la pregunta antes de ser generoso ofreciéndole algo a alguien, es si realmente estás dispuesto a asumir ese costo y si tienes además, la capacidad de asumirlo por ti mismo.

Uno de los motivos por los cuales la gente está harta de las políticas buenistas de la izquierda es que se prodigan en favores y en beneficios a favor de distintos colectivos; favores que por supuesto, correrán por cuenta del ciudadano que paga impuestos, ya que el estado no produce más que gasto.

Es muy sencillo regalar subsidios, educación, salud gratis, renta universal por respirar, y lo que haga falta, siempre que lo pague otro.

Ser generoso con lo ajeno es muy fácil. Pero ¿cómo haces para quitarle al otro algo que es suyo y que no te daría voluntariamente?

La única forma es la violencia que ejerce toda carga impositiva, en donde se le quita al trabajador un monto de su nómina para los gastos y los regalos del estado.

Y mientras ellos quedan bien, tú pagas. Ellos son el «solidario estado paternalista del bienestar» y tú el cerdo capitalista al que odia todo el mundo. Pero eres el que les mantiene y le hace posible al estado ser generoso con tu dinero antes de su campaña electoral.

Es muy fácil para los burócratas del gobierno organizar campañas, eventos y recepciones, volar en aviones privados y prometer subsidios a todo el mundo, porque nada es más barato ni se derrocha mejor, que el dinero ajeno.

El otro día un amigo ofreció mis servicios de traslado gratis a un colega suyo, dando por sentado que su ofrecimiento no supondría para mí ningún coste. Yo debía ir a recogerle a su casa y llevarle a un sitio gratis, y todo para que mi amigo quedase bien.

Es fácil hacer el bien con lo ajeno, el tema es que cuando es él quien tiene que recoger a su amigo, siempre le surge algún imprevisto o tiene alguna excusa.

En este tipo de generosidades es experta la izquierda. Abre fronteras, recibe refugiados, declara guerras inútiles, convoca convenciones burocráticas en Nueva York y realiza todo tipo de despliegues solidarios y muestras de bondad a costa del dinero del ciudadano que trabaja y paga las invitaciones, las fiestas y ahora también, paga las guerras.

¡Pero cuidado! Tú no puedes enfadarte y dejar de votarles, porque ellos son los «buenos».

Todos sabemos además, que la culpa de todo esto es tuya, tú eres el cerdo capitalista que vota a la extrema derecha, que monta su empresa, invierte sus ahorros, corre con todos los riesgos y con todos los gastos, genera empleo, paga impuestos, recibe a los refugiados en casa, se triplevacuna y usa mascarilla, aguanta la inflación calladito, paga los juicios y las bajas laborales por una uña encarnada o por el malestar menstrual crónico del empleado, o por usar un pronombre inadecuado y causarle a un intrasexual traumas psicológicos de por vida.

Tú eres el culpable de que llueva, de que en verano haga calor y en invierno mucho frío, de que los pobres sean pobres, de que los ricos sean ricos, los blancos sean blancos y los negros sean negros.

¡Maldito cerdo capitalista, sigue trabajando, pagando las fiestas y votando al socialismo, que es lo único que te mereces!

JR

«Hartos de la Izquierda»

La prensa busca con ímpetu palabras que den mucho miedo para describir la victoria de Giorgia Meloni en Italia.

Fascistas, neofascistas, ultraderecha, la vuelta de Mussolini etc; pero nada de esto ha detenido lo que está ocurriendo en las urnas de Europa.

Lo que sucede es el estallido de un hartazgo implacable de los ciudadanos europeos hacia todas las izquierdas y hacia todas sus nefastas políticas.

Roma fue siempre mi lugar favorito; pero debo admitir que la suciedad en sus calles es actualmente insostenible. Se ven ratas andando a pleno día y muchas otras, aplastadas por los coches y sangrando en las aceras entre restos de basura.

La izquierda y sus políticas en aspectos como la inmigración y sus subsidios, el aumento indiscriminado de impuestos, la inflación, sus políticas de limpieza, de ecología o las restricciones del coronavirus con sus encierros forzados y sus controles de pasaportes covid, han producido un asco generalizado en la población y una indignación que ha ido aumentando a lo largo de los años y por toda Europa.

La diferencia entre izquierda y derecha es principalmente su mirada hacia los problemas y su posterior gestión.

Frente a cualquier problema la derecha primero lo reconocerá, luego lo evaluará y verá qué cosas puede cambiar y cuáles son sus limitaciones, para luego actuar y resolver dentro de lo posible.

La izquierda sin embargo, justificará el problema, buscará culpables generando división dentro de la ciudadanía y terminará justificando su inacción echándole una vez más la culpa a otro.

Y todo aquello que no sea a base de algún nuevo impuesto o legislación de donde sacar una tajada económica, no le interesará cambiarlo.

Lo que ha pasado en Italia es la demostración de que toda Europa está harta de ustedes señores.

Sabemos que reconocerlo es demasiado pedir para gente acostumbrada a tirar balones fuera, pero al menos intentadlo.

Esta victoria no refleja ni a los ultras, ni al los fascistas como tanto les gustaría; sino a una Europa que está harta de trabajar y de pagar impuestos para mantener la mala vida que ofrece la ineficiencia y la ineficacia de los gobiernos de izquierda, a los ciudadanos europeos.

JR

«Vagos de Hoy, Vagos de Mañana»

Èramos pocos con el engendro de Greta Thumberg y los miles de burócratas mantenidos de la ONU, para ahora tener que aguantar a los estudiantes mantenidos con los impuestos de todos los trabajadores españoles, haciendo su huelga verde.

Una huelga que no saben bien, ni qué busca ni qué reclama, pero si incluye faltar a clase, no hay duda de que todos los vagos se apuntan. 

No es la ideología comunista aquello que les congrega, sino la ideología de la vagancia. Esa que creamos con buenas intenciones con el «estado de bienestar» para garantizarles a nuestros hijos una buena educación y que terminó creando estos Frankensteins, mantenidos de por vida, incapaces de estudiar, de ir a clase, de tirar los papeles en la papelera, ni de mantener los baños públicos limpios.

Pero eso sí, todos son muy verdes. Re verdes.

«El camino al infierno está hecho de buenas intenciones» dice el dicho y la política del subsidio es un caso clarísimo del fracaso de las buenas intenciones de ayudar a quien no tiene ningún interés en ayudarse a sí mismo.

Hace unos años mi hijo entró en la universidad pública española y el primer día le advertí: «No te olvides que a tus estudios te los pagan todos los españoles con sus impuestos, así que no faltes ni un día y trabaja el doble de lo que trabajarías en una universidad privada, porque si te fuera mal en la universidad privada el daño económico me lo harías únicamente a mi, pero si desperdicias la educación pública, el daño se lo haces a todos»

Intentaba desde el vamos contagiarle un poquito de la responsabilidad que los de mi  generación aprendimos desde chicos, sin tanto estado de bienestar ni tanto mimo, y que sabíamos que todo lo ajeno se debía cuidar aún más que lo propio.

Hoy sin embargo, se gasta lo ajeno con un desparpajo impresionante. Lo mismo dan tres trillones por año, que cinco billones más cada 6 meses para preservar las abejas y los lobos marinos de Australia. Conteo animal que nadie lleva ni exige, porque…¿Quién se anima a contradecir un robo a mano armada, si es por el clima?

Todo robo, si es por un motivo verde hoy está justificado y no se exige ni plan de negocio, ni factura, ni recibo de compra, ni informe de resultados, a menos que quieras ser crucificado con un cartel de «negacionista» en la frente.

Nunca antes los jóvenes habían dedicado tantos años a la formación académica para terminar siendo tan brutos.

Todavía algunos estudiantes de Economía creen que existe algo gratis en este mundo, más allá del amor de su mamá.

No corazón, te diría Milton Friedman «There is no free lunch» todo lo que tú percibes como «gratis»  se lo robas a un trabajador de su nómina.

O como diría Marx «tu bien es el resultado de la explotación de un trabajador»

Pero ahi van, los estudiantes enfurecidos, calentando pupitres, quemando contenedores y exigiendo sus derechos y sin ninguna obligación.

Los comunistas de hoy, esos que reclaman un mundo verde, pero cambian el iPhone todos los años.

Estos son los pequeños monstruos que hemos creado con el estado de bienestar: comunistas mantenidos por el capitalismo y encima, desagradecidos.

Pero eso sí…verdes. Re verdes.

JR

«¿Explotador o Explotado?»

Hace unas semanas mi hijo consiguió un trabajo en una multinacional muy importante. Su primera reacción fue positiva y al principio se le vía muy contento de haber accedido a semejante oportunidad laboral.

Pero un par de días después de recibir la noticia, llegó a casa un poco más desanimado y diciendo que sus amigos le habían advertido de que le iban a explotar.

Como yo pertenezco a una institución de enseñanza superior, conozco bien el adoctrinamiento marxista al que todo estudiante universitario se expone al realizar estudios de tercer grado, así que decidí razonar con él algunas dudas sobre este planteamiento tan actual y cómodo, que tienen hoy los jóvenes criados en el capitalismo, y que se basa en relacionar automáticamente a cualquier tipo de actividad laboral, con una explotación.

Todo lo que sea levantarse de la cama, acabar las vacaciones, no irse de vacaciones, apagar Netflix o dejar la Playstation, implica; para esta juventud cómoda y mantenida desde el nacimiento hasta la eternidad; una explotación muy injusta.

El problema con la explotación en los sistemas capitalistas, es que todo aquel que se niega a dejarse explotar trabajando para ganarse el pan, termina inevitablemente explotando a otro, que es quien tiene que proporcionarle el sustento, con su propia explotación.

Porque para que mi hijo sea fiel a sus ideales marxistas y no sea explotado, yo debería seguir pagando sus gastos, su manutención, su gasolina, el renting del coche, lavando y planchando su ropa, pagando y cocinando su comida, haciendo su cama, pagando su seguro médico y garantizándole cada verano, unas bonitas vacaciones para descansar.

A medida que avanzaban mis argumentos, mi joven marxista se vió claramente reflejado en la postura del cerdo capitalista explotador, al que tanto él como su generación juvenil, temen con fervor.

Y entonces le pregunté ¿Ahora quién es el explotador y quién el explotado?

De más está decir que el marxista ocupa hoy su puesto de trabajo en la empresa que le contrató y con una amplia sonrisa.

El trabajo ya no le parece tan duro, la empresa tan injusta, ni el jefe tan malo.

Y es que por mucho que la universidad te devuelva a tu hijo convertido en un fiel marxista, no debemos olvidar que la última palabra, la tiene siempre el cerdo capitalista que le mantiene.

JR

«El Adiós a la Devoción»

Si hay algo que me ha sacudido estos días, fue la actitud de devoción del pueblo británico hacia su reina.

Pocas veces he visto una veneración semejante, sobre todo en estos tiempos post modernos, caracterizados por el narcisismo típico de la gente superficial, egocéntrica, envidiosa y resentida.

El pueblo británico nos ha dado a todos una lección de educación y de respeto. Y sobre todo, nos ha recordado algo que las nuevas generaciones desconocen; el poder del agradecimiento a la fidelidad, al estoicismo, a la entrega, a la responsabilidad y al deber cumplido.

Esos valores hoy están en extinción o simplemente le son desconocidos a muchos de las nuevas generaciones, que nacen y mueren para pensar únicamente en si mismos durante toda la vida.

Pero lo curioso de la devoción es que se devuelve siempre con devoción.

Y sólo aquel que se ha sentido cuidado y protegido con devoción, como se ha sentido el pueblo británico por su reina, es capaz de devolver una devoción semejante.

Mientras la prensa observaba perpleja una manifestación de cariño y de unidad a la que hoy no estamos para nada acostumbrados, los medios intentaron durante todos estos dias desprestigiar a la corona con chismes, conjeturas y juicios de valor hacia la monarquía y también hacia el pueblo británico, llamándoles entre otras cosas, colonialistas y asesinos, en pleno siglo 21.

Y mientras las observaciones se enfocaban en las nimiedades y en el chusmerio típico del que vive la prensa, para alimentar los resentimientos de la gente mediocre, el mundo se perdía lo más importante: una demostración de amor, pocas veces transmitida por todos los canales de televisión.

Los ingleses hacían filas de 20 km durante horas, de pie en la calle, para poder acceder al recinto y despedirse de su reina. Algo inimaginable en un mundo de cómodos; que hoy se relaciona, se enamora y se divorcia por Whatsapp.

Tengo que admitir que observé la devoción del pueblo británico con el desconcierto típico de un extranjero, que mira las prácticas ajenas con un asombro y una admiración, que llegan a rozar la envidia.

¡Quién pudiera hoy ser inglés para sentir una devoción semejante!

Probablemente el mundo no entenderá jamás lo que significó Isabel II para los ingleses, pero la imagen de ese adiós y de ese pueblo unido, sólo te daban ganas de ser británico.

JR

«Cuando cae el Muro»

Aparentar el papel de abierto, bondadoso, inclusivo y solidario nos hace siempre quedar muy bien, pero el problema surge cuando la oportunidad de ser abierto, solidario, bondadoso e inclusivo aparece, y ésta nos descubre en una postura totalmente contraria a aquella que tanto pregonamos.

Esto fue lo que pasó hace 2 días en algunas comunidades demócratas de los Estados Unidos.

Los demócratas se jactan de ser defensores acérrimos de la diversidad, de la inmigración descontrolada y de la solidaridad hacia el migrante, sea quien sea y venga de donde venga.

Sin embargo, cuando el gobernador De Santis de Florida les envío ayer un avión con tan sólo 50 migrantes (del millón que ha recibido Florida en lo que va de la presidencia de Biden), los lugareños de las más ricas ciudades demócratas, pusieron el grito en el cielo.

«Aquí no podrán quedarse» «No tenemos lugar» «No tenemos los recursos económicos para mantenerles» fueron algunos de los argumentos que los demócratas esbozaron desesperados y a los gritos, ante la aparición de 50 migrantes venezolanos en las zonas residenciales y ricas; en donde estos «solidarios» de izquierdas residen habitualmente o veranean en ocasiones (entre ellos Obama).

Las supuestas bondades y los buenos deseos de los demócratas de pronto quedaron expuestos de lleno. Y para sorpresa de algunos, éstos no resultaron ser ni tan buenos, ni tan solidarios como decían.

Sólo hicieron falta 50 inmigrantes ilegales, de los más de tres millones que entraron en el último año a los Estados Unidos, incentivados por las políticas de fronteras abiertas del gobierno socialista de Biden (que busca cambiar el entramado social de los Estados Unidos para conseguir los millones de votos que necesita para ganar las próximas elecciones), para quitarles el disfraz.

De más está decir, que esa misma noche, la localidad de Martha’s Vinyard, declaró la emergencia inmigratoria nacional y éstos individuos fueron trasladados en el acto, a una reserva militar.

Los «bondadosos» demócratas dicen adorar al inmigrante ilegal, pero eso sí, siempre en la casa del vecino y mantenido con los impuestos de otro.

A ellos dejarles tranquilos y construidles un muro de prisa, que lo suyo consiste únicamente en la fabricación y la repetición del eslogan buenista, tolerante y solidario, típico de la izquierda: siempre buenísimos y generosos con el dinero, el trabajo, el esfuerzo y la casa del otro.

JR

«La Transparencia Socialista»

Nos ha sorprendido a todos cómo la izquierda en los Estados Unidos (el partido demócrata) se ha convertido en menos de un año en un régimen socialista al mejor estilo de Chávez en sus comienzos.

Muchos son aquellos que vieron en Biden a un señor centrado y dispuesto a unir a un país políticamente divido; sin embargo, su desastrosa gestión se ha focalizado en intensificar la división, hundir al país económicamente, humillarlo militarmente y sumirlo en una inflación que no piensa ceder en los próximos años.

Hoy intenta de cualquier manera darle la vuelta a la intención de voto del pueblo americano, a base de subsidios que lo único que harán es incrementar más la deuda y la inflación a sus ciudadanos; que por cierto están experimentando la inseguridad en todas sus versiones.

La delincuencia ha aumentado en este último año de manera escandalosa en los Estados Unidos; los robos, los asaltos y los asesinatos a ciudadanos a cualquier hora del día son cotidianos en ciudades como Nueva York, New Orleans y San Francisco etc, y es difícil encontrar a alguien que hoy se mueva tranquilo por esas ciudades, gobernadas por las izquierdas y en donde el criminal es tratado como víctima y la víctima como la escoria que paga impuestos.

Ayer la transparencia hizo su aparición en el informe del FBI en donde se da la explicación sobre el allanamiento de Mar a Lago ( domicilio privado de Trump) hace menos de un mes.

La transparencia del FBI se parece a un código de barras, y han dejado claro que trabajan en concordancia y para el gobierno de Biden y de toda la izquierda desde hace muchos años. Tanto el oficial del FBI que llevó a cabo el allanamiento, como el juez que firmó la orden, son conocidos donantes del partido demócrata. ¿Casualidad?

El documento presentado el Viernes es la viva imagen de la transparencia de la que presumen en sus discursos todos los gobiernos socialistas actuales.

Un manuscrito de 38 páginas que gira en torno a rayas negras y lo poco que queda sin tachar, es palabrería sin sentido. Párrafos enteros alegando que los documentos no estaban ordenados al estilo de Mary Kondo y demás estupideces que ridiculizan aún más un allanamiento de por sí malintencionado y tendencioso e ilegal.

La imagen del documento es la representación de la oscuridad demócrata; que va desde la corrupción al espionaje y del delito a la censura, en todas sus variantes.

Estos personajes siniestros de la izquierda nunca dicen nada con claridad más que las amenazas; no hay más que ver las conferencias de prensa de la portavoz del gobierno de Biden, perdida siempre en palabrería vacía y bien sonante, esa que nunca niega ni confirma, ni dice ni contesta, a nada de lo que se le pregunta.

A Biden, últimamente no se lo ve más que de vacaciones, tomando helado, cayéndose de la bicicleta, balbuceando palabras sin sentido, saludando a hombres invisibles o acusando de fascista a todo aquel que piense votar al partido republicano.

Y siempre con cara de estatua rígida por el botox, enfermo y enfadado porque las encuestas le muestran que la gente ya no le cree y no le quiere. Contestando con insultos y malos modos las preguntas que le incomodan y que no están escritas en el pronter con letra 3 XXL.

Este pobre anciano no sólo necesita descansar, sino retirarse de la política, en donde no se le conocen más que escándalos sexuales, capítulos de corrupción y patologías familiares diversas, que el FBI se viene ocupando muy bien de esconder y de hacer desaparecer sin pasar por la justicia, igual que hicieron con Hillary Clinton.

A veces una imagen nos dice más que 38 páginas de palabras tachadas. Y nos permite entender muy rápido lo que significa la transparencia para algunos.

Ojalá el pueblo americano nos dé en Noviembre una lección de inteligencia, de reacción a tiempo, de valentía y de libertad y que su freno al extremismo de la izquierda y a la corrupción de Washington DC, sea una luz de esperanza para todos.

JR

«Extrañas Coincidencias»

Se dice que Stalin tenía el sentido del humor típico de los tiranos. Y cuando se encontraba con algún amigo que hace tiempo no veía. lo recibia con un saludo cariñoso :»Estás aquí ¿Es que aún no te hemos arrestado?» Le decía con tono soberbio y jocoso.

Imagino no solamente la cara del amigo frente a semejante broma de mal gusto, sino también su ropa interior. Dicen que más de uno, al estar frente a este ser malévolo e impredecible fue incapaz de contener esfínteres.

Comentarios de tirano hay muchos en la actualidad norteamericana y europea y por supuesto en Sudamérica, en donde la ultraizquierda comunista avanza a pasos agigantados en casi toda América del Sur.

Un comentario muy parecido al de Stalin lo vimos hace un día en la Argentina en boca del presidente Fernández; que advirtió en televisión a un fiscal que no se suicidara; como aquel último fiscal que se atrevió a imputar a la actual vicepresidenta Cristina Kirchner y que terminó asesinado por los propios custodios que le impuso el jefe de seguridad del estado; el mafioso Aníbal Fernández e increíblemente también hoy, el actual jefe de seguridad del estado; ( ¡no se asuste! porque esto sólo pasa en los países en donde la izquierda se carga la justicia)

La finalidad de estudiar Historia no es el lucimiento personal, ni la capacidad de recordar fechas y nombres de batallas de memoria; sino adquirir la habilidad para reconocer los mismos eventos, las mismas tácticas, los mismos patrones y las mismas políticas de antaño en el presente. Es decir, aprender algo.

Pero si tus estudios universitarios de Historia aún no te ayudan a ver ninguna similitud con la actualidad, ni con mayor claridad los eventos contemporáneos, quizás sea hora de dedicarse a algún otro hobbie más decorativo.

Lo increíble de estas nuevas generaciones tan formadas y eternamente universitarias es que no relacionan la información histórica que reciben con ninguna de las realidades que viven hoy. Recopilan datos y archivan pero no comprenden ni conectan nada. No ven similitudes ni patrones políticos similares ni en el pasado,ni en los países vecinos.

La ceguera es tan intensa que Sudamérica no ve siquiera la Venezuela contemporánea que tiene al lado y sigue votando a la izquierda.

La imbecilidad de la generación con más acceso a la información y a la educación en la historia de la humanidad, es realmente alarmante. Su excusa son las horas que pasan, víctimas de las redes sociales, creadas para mantenerles frívolos, imbéciles y distraídos.

El proyecto socialista avanza en toda América y en Europa a una velocidad alarmante. Y las políticas socialistas stalinistas se reproducen sin disimulo. El odio al capitalismo, la sustitución del mercado por el plan o subsidio, la expropiación de la propiedad privada con fines «sociales» y el control del estado que va aumentando de tamaño a medida que el socialismo avanza.

El control del estado y el comunismo son hermanos siameses, es imposible separarlos. Cuanto más socialismo, más control, más inspectores de Hacienda o impositiva y más inteligencia trabajando para el tirano de turno.

Hoy en día ver a un oficial del FBI es como encontrarse con Don Corleone. No sabes qué delito va inventarse para allanarte la casa y quedarse con las tangas de tu mujer.

Biden instauró la semana pasada la incorporación de 86000 nuevos inspectores de Hacienda o IRS para perseguir sin lugar a dudas, a todos los ciudadanos que no comulguen con sus políticas y con su ideología socialista. El socialismo es así, o estás con la ideología o te auditamos todos los días.

Pero Europa no se queda atrás en socialismo. En Dublín el gobierno expropió los «Guest Houses» a ciudadanos que vivían del hospedaje turístico para ofrecer esas viviendas a okupas y refugiados.

La Historia no está tan lejos como pensamos. La usurpación de la propiedad privada está sucediendo en Europa hoy, con excusas humanitarias iguales a aquellas excusas humanitarias que utilizó el socialismo de Stalin para expropiar las propiedades y las tierras en Rusia.

El comunismo en Rusia se instaura como una » necesidad» de modernización de la sociedad. Se expropia y se estatiza toda empresa privada, no como castigo, sino como algo fundamental para la realización del proyecto de la ideología.

Lo mismo que ahora nos sucede con la vida eco_ verde. No es para privarte de tu libertad que te la quitan, sino para salvar el planeta.

Estamos viviendo actualmente el proyecto de la ideología verde que no es otra cosa que el mismo comunismo de Stalin pero disfrazado de humanitarismo verde y solidario.

«No poseerás nada pero serás feliz» es el lema del comunismo verde. Luego no digas que no te lo avisaron. No te sorprendas ni digas que te engañaron. Te lo dijeron bien claro: comunismo puro y duro, pero vestido de verde.

Lo mismo decia la ideología de Marx; aunque la felicidad o libertad que vaticinó que produciría el comunismo como resultado, no fue ni tan feliz ni tan libre.

La ideología comunista de Stalin esclavizo a 100 millones de personas y asesinó a muchos millones en la unión soviética. Así de «necesaria» fue la ideología y así de feliz resultó.

Stalin, Hitler, Mao, Maduro, Kishner, el foro de San Pablo, Soros, China y el foro económico mundial coinciden en mucho más de lo que tú te imaginas.

JR