“Diversidad Incompleta”

“Las comparaciones son odiosas” repetía mi abuela, siempre que quería poner orden entre el grupo de nietos; en donde uno decía que era mejor jugando al fútbol que el otro y el otro decía, que era mejor en los estudios que todos los demás.

Según dicen los gurús de moda, uno sólo debería compararse con aquel que fue ayer. Esta comparación no sólo nos evita sufrimientos innecesarios, sino que además nos ayuda a mantener el foco en lo único que podremos cambiar y mejorar en este mundo. A nosotros mismos.

Pero compararse es inevitable, porque aunque no queramos hacerlo, no somos ni ciegos ni estupidos, y por mucho que uno se concentre en mirarse sólo el ombligo, vemos alrededor a gente mucho más talentosa, más rica y más exitosa todo el tiempo.

Pero la diferencia está en la mirada; si uno mira con admiración, con resentimiento, con envidia o simplemente con la mirada de aceptación que requiere toda diversidad.

Hoy la palabra diversidad está en todos lados, se nos exige todo el tiempo y se repite sin parar, pero siempre como reivindicación de alguien que se siente diferente, discriminado o en inferioridad de condiciones.

Pero nunca se emplea para aceptar con esa misma apertura, la superioridad ajena.

Yo me imagino que la diversidad no sólo tiene que ver con la raza o con las preferencias sexuales, sino también con la distribución de la riqueza y del talento.

Somos diversos en raza, en aspecto, en preferencias sexuales y también en capacidades.

Hay ricos, pobres, altos, bajos, guapos, feos, inteligentes, brutos, blancos, negros, gays, heteros, trans, etc porque el mundo tiende a organizarse de una forma muy dispar y no conoce la justicia.

La distribución natural no es ni justa ni injusta, simplemente es así. Y aceptarlo con talento y coraje, nos ayuda a mejorar.

Un psicólogo famoso me comentó una vez que atendía a un chico universitario que era muy buen alumno en una de las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos.

Pero el chico, en vez de estar contento con su increíble desempeño en la universidad, llegaba a la consulta de su terapeuta amargadisimo.

La causa de su amargura era que su compañero de cuarto era mucho mejor que él; estudiaba menos y sacaba muchas mejores calificaciones.

El chico estaba rabioso y en vez de disfrutar de la vida en el campus con los amigos, se pasaba horas refunfuñando y odiando a su room mate.

El doctor intentó todo tipo de terapias para subirle el ánimo y la autoestima, pero nada funcionó.

Hasta que un día el psicólogo le preguntó: ¿Cómo se llama tu compañero de cuarto? Y el chico respondió: “Elon Musk”.

Compararse con Elon Musk evidentemente terminó en locura.

Aceptar con alegria la existencia del genio, del dotado, de aquel que es mucho más trabajador que nosotros o del que simplemente luchó más, mejor y más rápido para llegar hasta adonde nosotros no pudimos, o no estuvimos dispuestos a llegar; no es sólo un acto de humildad y realismo, sino algo sumamente necesario para mantener la cordura.

Gracias a Dios hay mucha diversidad y muchas diferencias e injusticias de este tipo en el mundo. Pero gracias a esa diversidad tan injusta, tan brillante y maravillosa, es que hemos tenido tanto progreso a lo largo de la historia.

Disfrutemos de esa diversidad, en vez de rabiar.

¡Y que sigan siempre floreciendo los diversos y los mucho mejores!

JR

“El Arte de Exprimir”

Hoy en día tenemos poco tiempo libre para dedicarle a nuestros amigos y menos aún, para hacer amigos nuevos.

La virtualidad y el WhatsApp han reemplazado los encuentros físicos, por un par de corazones y algún emoticono cada tanto.

Y aquel contacto cercano de nuestros antiguos encuentros, ha quedado relegado sin un gran pesar.

Uno ya no sufre la distancia como antes, porque se cree siempre cerca. Lo virtual ha engañado tanto a nuestros sentidos, que ya ni siquiera sabemos ni qué es la distancia, ni qué es estar cerca.

He notado últimamente que nuestros contactos se han vuelto limones.

Hoy se pauta un encuentro para sacar algo de alguien, para exprimirle en algún sentido, ya sea para sacar una información, un contacto, un trabajo o cualquier otra ventaja.

Un encuentro sin haber exprimido algo de alguien, se considera una pérdida de tiempo.

Los chats de extranjeros, amigos o expatriados ya no buscan el encuentro con el semejante, sino la mera información. Todos necesitan datos, lugares, detalles, sugerencias y recomendaciones de todo tipo; desde dónde comprar un alfiler, hasta el modelo adecuado de un sofá cama.

Se pregunta todo y todo el tiempo y esta falta de autonomía, de resolución y de independencia, resulta más que peculiar, alarmante.

Buscarse la vida y abrirse camino pasó de moda. Hoy hay que preguntarlo todo, y es quizás la adicción a google la que nos ha vuelto totalmente dependientes.

Yo me preguntaba cómo hacía la gente para moverse en la vida o en tierra extranjera antes de google, el chat y you tube; cómo viajaba, cómo emigraba y cómo era capaz de sobrevivir, sin pedir información y receta, antes de dar cada paso.

Hoy son pocos los encuentros para estar con el otro porque si, y a esos pocos, tenemos que cuidarles.

Lamentablemente el interés personal ha reemplazado al interés por el otro. Y la triste realidad es que ha dejado de importarme el otro, si no tiene nada de valor para darme.

El arte de exprimir, no sólo está hoy justificado, sino que es lo cotidiano y a lo que lamentablemente nos estamos acostumbrando; un poco con dolor y otro poco con estoicismo.

Uno se pregunta a veces si google en vez de solucionar nuestros problemas, no nos ha creado uno nuevo y mucho mayor.

¿Dónde puedo comer? ¿Dónde voy? ¿Qué compro? ¿Me recomiendas un jardinero, una empleada del hogar, un colegio, un desodorante, un peluquero, una manicura, un dentista, un psicólogo? Uno se encuentra con un amigo y sale con un listado de datos, pero fue incapaz de preguntarle con sinceridad, ¿Cómo estas?

Estamos perdiendo además de la empatía, la autonomía, la aventura, la experimentación personal, la intuición y la capacidad de decidir por nuestra cuenta, correr un riesgo y equivocarnos.

Todo lo queremos hecho, cortado, cocinado y si es posible, masticado por otros; como dan la comida los pájaros a sus pichones.

Creo que deberíamos moderarnos un poquito, limitar un poco la pregunta permanente y dejar de usar tanto buscador, para volver a ser buscadores.

Y cuando alguien esté dispuesto a compartir con nosotros su tiempo, su escucha, su compañía; algo que no encontraremos jamás en google, aprovecharlo.

JR

“Los Muertos de Miedo”

Todos sabemos que los medios de comunicación y los políticos para facturar, necesitan tener a un pueblo muerto de miedo.

Muertos de miedo votamos, muertos de miedo encendemos la tele cada noche para ver las desgracias del día y muertos de miedo reciclamos la basura, antes de que Greta llore en televisión y nos culpe del calor de Suecia.

Y así nos tienen, muertos de miedo, perseguidos por el FBI si protestamos por la teoría de la raza en el colegio de los niños o si llamamos a alguien gay, mujer, hombre o persona de color y se molesta.

Muertos de miedo salen de fiesta los adolescentes nacionales, que necesitan una declaración jurada para besar a una chica, no vaya a ser que le denuncien por acoso y termine esa noche en el calabozo.

Muertos de miedo van los no vacunados, con temor a que les echen del trabajo, no les dejen entrar al bar, al avión, al partido, al museo o a la boda de la hija.

Muertos de miedo nos vacunamos y nos enfundamos la asquerosa mascarilla de por vida, hasta llenarnos de hongos las fosas nasales o hasta que aparecen las infecciones de garganta y uno empieza a escupir sangre y piensa que tiene cancer, pero luego de 4 consultas y 7 estudios clínicos confirma que es una reacción natural por tanto enmascarse las 24 horas del día.

Muertos de miedo van los niños al colegio, acostumbrados a los partes disciplinarios si se les baja la mascarilla en clase y acusados por maestros muertos de miedo de asesinar abuelos y de ser seres insensibles y despiadados, además de blancos y privilegiados.

Muertos de miedo escuchamos a una niña llamada Greta con síndrome de asperjen por falta de sol, con deficiencia neuronal y pocas horas de escolarización, darnos lecciones y amenazar a los líderes de los estados, que la escuchan llorisquear y decir siempre las mismas frases, como si fuese una eminencia de la cultura occidental.

Muertos de miedo vemos la escena de Biden quedándose dormido y balbuceando las 4 frases que lee de un cartel y que le ponen delante para que repita como si fuese un monigote, con todo lo que la ultra izquierda le manda.

Muertos de miedo vemos a los chinos reírse de los líderes del mundo occidental reunidos, de sus discursos vacíos, de sus viajes a Europa en jet privado, de sus acuerdos millonarios y del gasto desorbitado con los impuestos de sus ciudadanos. Ciudadanos a quienes tienen amenazados con la extinción del planeta para que suelten billetes sin protestar, porque los muertos de miedo se aguantan cualquier cosa.

Muertos de miedo se vota el en el congreso americano los trillones de dólares para un negocio verde, que entre sus folios incluye millones de dólares para las amebas, caracoles, algas y corales; y para todas esas causas fantasmas, incomprobables y ridiculas que sólo pueden tragarse aquellos que están muertos de miedo.

Muerta de miedo está la civilización del aire acondicionando, de la calefacción, de los autobuses a la luna y a Marte, del Internet, del iphone. Teme al calor, al frío, al agua, al aire, al viento, al sol, a la comida y a su prójimo.

Poco a poco se va minando la autoconfianza de la civilización más preparada e inteligente que ha conocido el planeta.

El objetivo es no dejarle creer que es capaz de crear soluciones, artefactos, maquinaria o edificaciones, que eviten y resistan todas las inclemencias venideras del planeta.

Esos muertos de miedo, que dominaron todas las pestes, los virus, las infecciones, las malformaciones, el sida y hasta el coronavirus, hoy no se sienten capaces de adaptarse al cambio climático ni de crear las condiciones necesarias para sobrellevarlo con progreso.

Porque los muertos de miedo, aunque sean creadores brillantes y formen parte de la mejor civilización que haya existido jamás, se han vuelto temerosos y alarmistas.

Es increíble cómo con un mensaje apocalíptico, malvado y recurrente, se logra apocar a un genio.

Esta es la táctica del padre hostigador que infunde miedo y complejos al niño brillante, logrando desvalorizarle y minar su autoconfianza y así poder dominarle siempre.

Así estamos hoy; han logrado que la civilización más preparada e inteligente del planeta esté muerta miedo.

Ahora entiendo porqué sonríen tanto al vernos los rusos y los chinos. ¡Tanta estupidez apocalíptica es para morirse de risa!

JR

“Trans- Mundo”

Internet nos ha dado la posibilidad de ser quienes queramos ser. Uno puede ir identificándose con distintas identidades para participar en conversaciones de distintos grupos; que de otra manera, nunca nos hubiesen aceptado o integrado.

Personalmente, he tomado distintas identidades a lo largo de estos años en redes sociales; pasando por distintas razas, religiones o sexos en twitter y he comprobado la diferencia que existe en el trato, si das una opinión siendo hombre, siendo mujer, siendo gay, siendo trans, siendo judio, musulman o cristiano, blanco, negro, latino u oriental.

La experiencia ha sido impresionante porque uno aprende a mirar a través de otras perspectivas y aprende, que dependiendo de tu identidad, se te trata con más o con menos respeto.

Debo concluir con el experimento que en el siglo 21 lo más peligroso es ser hombre, blanco y cristiano. Esta categoría es hoy sin duda, la más amenazada en redes sociales.

Lo interesante de esta época trans, en donde cada uno puede ser quien quiera ser a cada momento, es que pone de manifiesto nuestra necesidad de innovación permanente.

El ser humano actual está aburrido de su vida, de ser siempre el mismo y encuentra en el internet la oportunidad de salir de una realidad, a quien califica como opresiva y calificadora, para adentrarse en otra distinta.

El problema de tanto cambio es que hay muchos que al final, en vez de encontrarse se pierden y rehusan salir de ese mundo digital, en donde uno puede ser quien quiera ser y moverse por los distintos grupos a su antojo, evitando todo contacto con lo real.

Lo real pasa a ser entonces nuestro mundo inventado, pero el problema empieza cuando sientes que el entorno no participa del mundo que tú solito te haz creado a tu antojo.

El individuo que muta de una identidad a otra ya no se contenta con ser libre de hacerlo; con tener la oportunidad de ser hombre o mujer a su antojo en el mundo occidental; sino que va más allá. Ahora necesita que todos a su alrededor le vean como él quiere ser visto.

Aquellos que no pertenecemos a grupos religiosos ni moralistas de ningún tipo, no tenemos ningún problema con eso. Que cada uno sea quien quiera ser; que sea mujer lunes y miércoles y hombre los martes y jueves nos da exactamente igual, porque estamos acostumbrados a vivir en un mundo tolerante, que se ha amoldado a todo, a través de los siglos.

Pero hoy ya no se espera únicamente tolerancia y aceptación, sino que existe una aspiración aún mayor.

Hoy se exige a la ciencia que cambie los estudios científicos que establecen la existencia de dos sexos y se obliga a los profesores de ciencia a cambiar la historia de la evolución sin ninguna evidencia científica que verifique las nuevas opiniones.

La cantidad de profesores universitarios hostigados y amenazados en Canadá y en Estados Unidos hoy en día es alarmante. Grupos armados con bates y palos asaltan las aulas, el terror se instala en los campus, el control y la persecución a sus familiares se vuelve intimidatoria y agresiva, hasta el punto en que muchos deciden renunciar a sus cátedras y mudarse de estado.

El problema con la libertad actual es que pareciera pertenecerle sólo a un grupo; a este grupo de intolerantes de ultra izquierda que no buscan en realidad aceptación, inclusión y equidad, sino la eliminación de lo distinto y la reformulación de la ciencia y de la Historia de la Humanidad.

De pronto la historia se da vuelta y el que se sentía oprimido es ahora el opresor y en vez de promover una armonía entre lo distinto, se impone a lo distinto como única opción.

Hoy estos activistas buscan que la raza negra, los gays, los trans y los latinos, opriman todos juntos a la raza blanca opresora del siglo XVIII y XIX. Y estos grupos no se dan cuenta de que les están usando, como soldados en una nueva guerra.

Esta era trans, no es una era de convivencia y concordia, sino que es la transición de una opresión a otra. Es el paso de un tipo de violencia a otra.

Todos estos nuevos movimientos reivindicativos de la ultra izquierda, que usan siempre palabras tan bonitas como libertad, igualdad y equidad, no buscan en realidad la unión y la armonia, ni siquiera buscan la tolerancia, sino la venganza.

El problema con la libertad es cuando tu libertad para existir, necesita oprimir a otro. Y esta locura ha llegado hasta tal punto que la cultura de género pretende imponerse en las aulas a los niños a partir de los 3 años.

Esta edad es la que los científicos denominan como la edad del juego de roles, en donde el niño pasa de ser Superman a Pocahontas, sin ninguna dificultad.

Para el niño el cambio de identidad es un proceso natural típico de esta primera etapa evolutiva. Luego de esta etapa, alrededor de los 6 años el niño (aún asexuado) empieza su etapa social, en donde aprende a relacionarse, acordar, negociar y tolerar a sus iguales, define sus preferencias tanto de amistades como deportivas e intelectuales primarias. Y así siguen los procesos, no apareciendo el despertar sexual hasta los 11/12 años.

Por lo tanto, cualquier imposición de temas que no están en concordancia con el proceso evolutivo de un niño es violentar su evolución y crecimiento natural.

Esta nueva forma de violencia se llama “estudios de género” en donde se les dice a los niños más pequeños que no son ni hombres ni mujeres, que los sexos no existen y que cualquier tipo de identidad que decidan tomar a partir de los 3 años es válida y legítima y debe ser respetada por sus padres y por la sociedad en su conjunto.

Esta táctica de abuso infantil está hoy apoyada por la mayoría de los gobiernos europeos y americanos, y en los Estados Unidos a aquellos padres que están en contra de este tipo de enseñanza para sus hijos, Biden los ha llamado “ terroristas domésticos” .

Estos grupos de padres representan para el gobierno de Biden uno de los peligros más alarmantes que afronta hoy los Estados Unidos y se han delegado al FBI las labores de control, seguimiento y detención de esta nueva forma de terrorismo parental.

Nuestra realidad se esta convirtiendo en una película de ciencia ficción. Y aunque prefieras seguir viendo Netflix y evitando a toda costa ver la realidad, esto está pasando. Y te aseguro que es mucho más espeluznante que el juego del calamar.

JR

“La Generación del Juego”

Es bien sabido que en épocas de bonanza uno suele olvidarse de la necesidad, de la misma forma en que uno se olvida del cuerpo cuando no nos duele nada. Si me duele un brazo, entonces recuerdo que tengo un brazo, de lo contrario, pierdo esa conciencia.

Y en épocas de bonanza, nos asombra ver cómo crece el predio comunista/ socialista en las universidades europeas y americanas.

Hoy, estudiar en los Estados Unidos es someterse a un lavado de cerebro y a un adoctrinamiento compulsivo en feminismo, género, racismo, odio y demás valores que los socialistas se han adjudicado como temario indispensable para el alumnado; que acostumbrado a muchas décadas de bonanza, se ha criado entre regalos de navidad, zapatillas de marca, derechos, playstation y redes sociales; que desconoce la historia y no sabe a qué sabe la necesidad.

Por eso a menudo me pregunto si aquel sueño tan caro de acceder a una educación universitaria de primer nivel internacional, no es hoy en realidad, más que una formación técnica, un adoctrinamiento ideológico.

Lo curioso de toda esta juventud universitaria y comunista es que el sueño de todos es el mismo: ser millonario.

El anti capitalismo que profesan es en realidad un discurso de odio que repiten sistemáticamente, pero que no refleja una una aversión real hacia el capital, sino una envidia patológica hacia aquel que lo tiene.

No es que odien al capitalismo como sistema, lo que odian en realidad, es que el rico sea el otro.

Yo recuerdo que de joven tenia sueños mucho más accesibles; poder ahorrar para mudarme de casa de mis padres y alquilar un pisito pequeño, conseguir un buen trabajo etc. Mis sueños eran grandes para mi, pero con el tiempo, fueron accesibles con mucho trabajo.

El problema con el sueño del actual adolescente es que el suyo es un sueño tan grande e improbable, que no es de extrañar que la depresión, la venganza, el suicidio y las adicciones a todo tipo de sustancias estén hoy a la orden del día.

Yo me pregunto qué será de estas juventudes cuando no consigan ser millonarios. E imagino con terror en qué desembocará toda la frustración de una generación acostumbrada al mimo, que no trabaja ni a los 20 ni a los 30, que vive de papa y de los abuelos desde la cuna, que busca el negocio fácil, rápido, frívolo y sin esfuerzo y que enarbola discursos políticos que ni siquiera entiende, con un fervor alarmante.

Muchos filósofos contemporáneos aseguran que la era del juego se aproxima, pero yo creo que la generación del juego ya está aquí y se ha criado en nuestros hogares.

La generación del juego es aquella que no conoce el trabajo y sólo sabe vivir de una manera: entretenida.

Las horas del día son muchas y las manos necesitan estar ocupadas. Si no están ocupadas en el trabajo se vuelven peligrosas o juguetonas. La industria del porno, de la droga, del mando a distancia o del vídeo stick crecen sin parar, en estas manos tan flojas y desocupadas.

Esta generación de manos de pianista, que considera al trabajo como un abuso, no está por llegar; ya está aquí.

Muchos sufrimos con la visión de un futuro en donde la digitalización nos quitará tantísimos puestos de trabajo, pero no nos damos cuenta de que la generación del juego no lo sufrirá como nosotros, porque ellos no están acostumbrados a trabajar, sino a jugar mientras son mantenidos por otros.

Desgraciadamente será la generación del trabajo quien mantendrá a la generación del juego toda la vida. ¿Cómo? Pagando con sus impuestos los subsidios del pan y circo 5.0.

Por eso, estemos tranquilos que la falta de trabajo no será un problema para aquellos que nunca lo necesitaron para poder sobrevivir.

El único pánico real de esa generación es un corte de luz, una caída de la red o que los padres les corten el grifo.

Mucho me temo que si la necesidad es la madre de todas las cosas, allí donde no exista, no crecerá nunca nada.

JR

“Subjetividad Marxista”

Todos sabemos que frente a un hecho determinado cada uno puede percibir el hecho de una u otra manera.

Esta percepción no cambia el hecho en sí mismo; el hecho es uno, pero las percepciones pueden ser infinitas e individuales.

Esta subjetividad natural se llama individualidad y es lo que significa ser un ser humano.

El problema de la subjetividad es cuando la percepción individual intenta imponerse a los demás o negar los hechos.

O sea, cuando llegamos a un parque y vemos una pared, cada uno es libre de interpretar a la pared como quiera, pero la pared está allí, existe y tiene una historia, más allá de tu percepción.

Cuando la subjetividad personal se intenta imponer como verdad absoluta, hablamos entonces, de una actitud autoritaria y opresora.

Esto está pasando hoy en el mundo. Cada subjetividad intenta imponer su mirada al otro y algunas subjetividades llegan a tal extremo, que logran negar la realidad y decir que la pared no existe, sólo porque ellos no la ven.

El problema con el Marxismo cultural es que se ha convertido en una fuerza opresora que obliga al otro a ver las cosas a su manera.

Ya no queda lugar para la libertad de la mirada o de la opinión ajena, sino que la realidad pasa a ser la subjetividad que ellos te imponen.

Se establece entonces un sistema de educación determinado, se cambia el lenguaje y demás estupideces, para adiestrar a las nuevas generaciones a negar la existencia de la pared.

Pero la pared está allí, puedo tocarla y verla; pero aún así debo fingir que no está, si quiero aprobar la materia y no molestar a los marxistas, que rápidamente se sienten “microagredidos” con cualquier opinión que sea distinta a la suya y que no repita el mantra del adoctrinado.

Y así vamos disimulando, negando las realidades para no disentir y para no crear problemas innecesarios y vamos poco a poco cediendo nuestra voz, nuestra libertad y la educación de nuestros hijos al marxismo cultural intolerante.

Y todo lo hacemos para evitar ser condenados al escarmiento público de las redes.

Comenzamos entonces a negar la realidad porque ellos nos dicen que lo que vemos no existe y todo aquel que lo vea, es un fascista.

Hemos comprobado con la pandemia que el miedo domina rápidamente y seguimos comprobándolo con esta izquierda que utiliza a la amenaza como forma de coacción permanente.

Otra de las tácticas que utilizan para silenciar y amedrentarnos es el color de la piel o el sexo.

La táctica del “White privilige” sirve de mordaza para hacer callar a todo aquel que tenga la piel blanca.

Los blancos son desacreditados automáticamente y no pueden opinar sobre ninguna cuestión porque son blancos (con excepción de los blancos de izquierda, que por supuesto, no son tan blancos)

Lo mismo sucede con los temas feministas, si no eres mujer no se te permite opinar sobre temas como desigualdad, violencia de género o aborto. Y aunque seas mujer, si opinas distinto a ellas, se dictamina unánimemente que no eres mujer, sino una bruja a la que queman rápidamente en la hoguera.

Y así van callando con eslóganes inventados, a todos aquellos que no piensen como ellos.

Y así van robando sin que nadie se atreva a oponérseles al tan alclamado cuento verde.

Encontraron en el clima no sólo una religión, sino la excusa perfecta para robar sin que nadie se atreva a pedirles una factura.

¡Fascista! Te gritan si osas preguntarles a qué cuenta en Suiza van a parar los Eco/ green trillones de impuestos americanos.

Si como profesor te niegas a cambiar tu programa, se te hostiga y se te amenaza hasta hacerte renunciar.

El drama de la Educación en los Estados Unidos está servido; los profesores son supervisados, investigados y hostigados para enseñar lo que la izquierda manda y considera acorde a la nueva ideología.

Las asignaturas como Filosofía e Historia son suplantadas por doctorados en teoría crítica de la raza, maestrías en género etc, en donde se intenta establecer los nuevos fundamentos científicos de nuestra era marxista; que hombre y mujer son solamente dos subjetividades y demás negaciones que sirven para perpetuar el odio y la división racial por los siglos de los siglos… (eso si, mucho cuidado! Porque no conozco a nadie de izquierdas que no tenga a una chica de la limpieza o a una nanny en su casa , algo que curiosamente no es considerado esclavitud, ni opresión, ni privilegio por estos seres tan selectivamente subjetivos)

El problema del fracaso de la izquierda en el mundo es que pierden mucho tiempo con la pared.

En vez de ponerse a trabajar, hacen de la pared su forma de vida, y así mantienen al pueblo distraído, resentido, envenenado y siempre pobre.

El político pro activo en cambio, ve la pared, imagina que se construyó por algo, investiga, se informa y decide si es pertinente para el bien común derribarla o no.

Si hay que echarla abajo lo hace y termina con el tema de la pared para siempre. Y sigue trabajando.

El político de izquierda ve la pared, dictamina al instante que es mala, que va en contra de sus principios, la pinta, la decora, la disfraza y sigue hablando de la pared, luego la niega, la demoniza, vuelve a redecorarla, y sigue hablando de lo mala que es la pared.

Y si en algún momento se decide a derribarla, dice que sigue existiendo, niega que haya desaparecido y sigue hablando de la pared durante 10 años más.

El problema de la izquierda es que habla demasiado, miente demasiado, juzga demasiado , promete demasiadas falsedades, persigue demasiado , disfraza demasiado , adoctrina demasiado, se victimiza demasiado , inventa demasiado , vuelve a victimizarse demasiado, persigue, intimida y vuelve a victimizarse otra vez.

Si se decide a avanzar, lo hace siempre mirando hacia atrás y como es de preveer se hace mierda contra el muro; ¡que sigue ahí!, porque aunque cobró por el derribo, nunca lo derribó.

Y sigue así…siempre negándolo todo, porque para ellos la realidad siempre es subjetiva.

JR

“Marxismo SIN Mascarilla”

Existe un fenómeno mundial dando vueltas y este es el regreso del marxismo a los países democráticos occidentales.

Muchos son los países que se encuentran hoy con este nuevo desfile de personajes que reinvindican el socialismo duro, como opción viable para el planeta.

El marxismo azota países como Estados Unidos, Argentina, España, Peru, Colombia, Cuba y Venezuela.

Lo curioso de este revival comunista es que está liderado por adultos jóvenes que apoyan sus campañas con discursos sentimentales, victimistas y ansiosos de igualdad, todo conjugado como una fobia hacia la injusticia que curiosamente se les calma totalmente en cuanto acceden al poder.

Esta nueva casta política comunista cambia rápidamente sus viviendas en zonas poco glamourosas por instalaciones millonarias y sus atuendos informales por Teslas, smokings y fiestas de gala.

Y todo con una naturalidad y una cara dura que resulta asombrosa.

Sus medidas draconianas para con la sociedad se instalan en cuanto llegan al poder y su tan proclamada ansia de libertad se convierte mágicamente en una intolerancia irreversible hacia cualquier tipo de desobediencia o diferencia de opinión.

Sus impuestos y sus medidas sanitarias son extremas y sólo se relajan en cuanto les toca a ellos cumplirlas.

Y es que esta nueva pandilla de comunistas mundiales son la nueva casta de señores feudales que azota a nuestra era de buenistas, ciegos, distraídos y bien pensados; todos los que vivimos aguantando y tolerando de todo, con tal de no parecer intolerantes o extremistas.

Esta casta política comunista basa sus campañas en discursos sociales que quedan únicamente en eso, en bonitos discursos.

Nada de lo que hacen está destinado a mejorar la vida social, laboral o privada de las personas. Detestan a la policía, niegan la inseguridad, no se hacen cargo de ninguna de sus responsabilidades, ni de sus errores y toda aquella pregunta que no les interesa responder la tachan de racista, sexista, islamofobica, homofobica o fascista.

Son expertos en excusas, evasiones y distracción, incapaces de asumir sus incongruencias ni sus pésimas desiciones y profesionales en buscar culpables allí donde no los hay.

Se muestran extremadamente intolerantes con los ciudadanos, pero son incapaces de condenar el terrorismo en ninguna de sus versiones, ni de regular sus fronteras para proteger a esos votantes que tanto dicen querer.

De más está decir que en sus fiestas comunistas, los únicos que tienen obligación de llevar mascarilla son sus empleados; esos que en sus discursos dicen representar.

Y es que debemos entender que la nueva casta comunista ha llegado para quedarse y hacer lo que ha venido a hacer: robar, hacer sus negocios particulares, subir impuestos, arruinar la economía, abogar fervorosamente por el medio ambiente, financiar terroristas, dividir a los ciudadanos, sembrar miedo, pagar votos, destruir los valores sociales y morales, reventar las instituciones, adoctrinar a nuestros hijos y usar la ley como herramienta de dominación.

A nosotros sólo nos queda tragar, pagar, callar y disfrutar de tanto espectáculo.

JR

“Aborto Libre, Vacuna Obligatoria”

En esta nueva época caracterizada por el triunfo del storytelling, el postureo humanitario y la utilización del miedo como droga hipnótica; nos hemos acostumbrado a vivir en permanente cortocircuito, pero sin quemarnos ya con nada.

Nos tragamos el verso del murciélago como si fuera un tratado de física de Einstein. Y sin ninguna diferencia se lo tragaron igual los intelectuales que los niños y todos con la misma facilidad.

Hasta que algunos niños comenzaron a sospechar de esta historia tan inverosímil y fantástica y plantearon la duda sobre un complot malintencionado.

Por supuesto, los intelectualoides siguen firmes y aún hoy sostienen a capa y espada la mala cocción de un murciélago, como verdad irrevocable del origen del CoVid.

Lo curioso de este nuevo mundo que impone el ostracismo como nueva práctica social, el miedo a la muerte como único mandamiento y la condena implacable hacia todo aquel que elija algo distinto a lo mandado; es recordar que esos mismos individuos tan estrechos de miras hoy con el Covid, son los mismos que hace dos días chillaban en las calles exigiendo el derecho a la libertad sexual, la libre identidad, el derecho al aborto libre sin límite de edad ni tiempo de gestación, etc etc.

Aquel despliegue de libertades por las cuales estos pseudo-revolucionarios daban la vida hace unos días, hoy sin embargo, les resultan intolerables.

Quien no quiera vacunarse en estos tiempos es enemigo del régimen de los zurdo- revolucionarios y es condenado al ostracismo y al PCR diario; se le niega el saludo, el movimiento y la admisión a lugares públicos e incluso a su puesto de trabajo.

Hoy aquellos que condenaban a los gritos la discriminacion, discriminan sin complejos a todo aquel que rehuse cumplir con sus estándares de salud.

“Mi cuerpo, mi elección” (my body, my choice) parece ser un eslogan acomodaticio y apropiado según para qué ocasión. Si es para follar, abortar o solicitar la eutanasia, por supuesto que aplica, pero para el resto, uno ya no es dueño de nada.

Todos los revolucionarios hippies que decían que vacunarse contra la hepatitis era envenenarse y que llevaron durante décadas a sus hijos a la escuela o a cruzar fronteras sin un calendario de vacunación, se han vuelto ahora, los talibanes de la vacuna del covid. Te contagian cualquier cosa, desde la tuberculosis, hasta el sarampión o el sida, pero usted tranquilo, que se dieron la phizer gratis en Miami, todo pagado con los impuestos de los imperialistas americanos.

Los regímenes se caracterizan siempre por esta tendencia constante al cortocircuito; por un lado, el discurso libertario y por el otro, la taser en el culo, dándote caña 24 horas.

Y uno aprende a obedecer bajo amenaza y a la fuerza; uno se insensibiliza a la contradicción y se vacuna aunque haya pasado ya el corona y sobrevivido, se enmascara, baja códigos en el móvil para justificar a cada paso su obediencia ciega y su pertenecia al grupo de los “correctos”, acepta que sus hijos pasen 8 horas diarias en el colegio enmascarados y sin siquiera tener derecho a la cara descubierta en el patio, firma consentimientos y todo tipo de amenazas que la institución le envía, y en caso de estornudar por el polen, se atiene en silencio a las consecuencias de que le obliguen a volver a casa a meterse otra vez el palo hasta el cerebro, para quitarse de dudas.

Lo más astuto de todo este asunto es que la justificación de estos abusos y de toda esta locura extremista y contagiosa, es el “respeto” a los demás.

Quien no se atenga a estas normas totalitarias es que no ama suficientemente a su prójimo, es un asesino de abuelos y está condenado a la peor versión del infierno de Dante.

En fin, que uno llega a casa y se siente un gilipollas por callarse y aguantar, un cagon de mierda, de esos que denunciaban a los judios durante el régimen nazi, incapaces de contradecir una orden injusta, pero todo con tal de presumir de ser un ciudadano obediente, complaciente con las órdenes, amigo del tirano de turno, siempre a tono con lo mandado y que cumple y traga, (sin utilizar ni una neurona), con toda aquella orden o mentira que le cuenten.

Cuando uno estudia historia se pregunta muchas veces… ¿cómo esta barbarie no se paró a tiempo? ¿Cómo nadie reaccionó? ¿Cómo no se rebelaron? ¿Cómo obedecieron durante tanto tiempo, órdenes tan crueles e injustas?

Yo recomiendo que cuando la historia del mundo le sorprenda, le horrorice y le haga pensar cómo pudo pasar aquello que pasó, corra rápidamente hacia un espejo para encontrar en su imagen la respuesta: el mundo estuvo siempre sobrepoblado de cagones como usted y como yo.

JR

“La nueva Fábrica de terroristas”

El desastre de Afganistán no es sólo una demostración de la incompetencia de la izquierda radical que gobierna estos tiempos a los Estados Unidos, sino un riesgo para el mundo entero.

Muchos alegan que esta guerra era una guerra demasiado larga y demasiado ajena y que ya era hora de abandonar la protección y la ayuda al pueblo afgano; pero no comprenden que la base militar americana en Afganistán, era la barrera para proteger a Occidente del terrorismo islamico y garantizarle al pueblo afgano un poco de estabilidad, seguridad y algo de progreso.

La incapacidad de Biden ya se ha demostrado con creces en estos siete meses que lleva de incompetencia en el gobierno de los Estados Unidos; pero tanta incompetencia y tan mal hacer, resultan sospechosos.

¿Existe detrás de esta rendición innecesaria y desorganizada un acuerdo? ¿Existe la posibilidad de que detrás de este escándalo se esconda la excusa para desestimar al viejo Biden y hacer que asuma la presidencia Kamala Harris?

¿Existen alianzas secretas entre la extrema izquierda y el terrorismo islamico? Los dos odian a Occidente, se excusan siempre entre ellos y reniegan de todos sus principios, por lo cual, no sería nada descabellado pensar en que haya un acuerdo secreto detrás de este desastre humanitario sin precedentes.

Los errores son tan graves que uno ya descree de que hayan sido casuales. ¿Existe detrás de este episodio nefasto un plan organizado por la administración de Biden?

Mientras el anciano evita las preguntas de los periodistas sobre Afganistán; cambia el tema como es habitual en los políticos de izquierda y se dedica a hablar de su negocio “el green deal”, dejando sólo los últimos minutos para decir las necedades de siempre sobre Afganistán, que por supuesto lee de la pantalla; se niega a contestar preguntas y consulta a su equipo cuando podrá retomar sus vacaciones.

Mientras tanto, los americanos retenidos en Afganistán y los afganos colaboracionistas con los Estados Unidos siguen prisioneros allí y no les dejarán salir, porque los talibanes les necesitan para organizar y manejar la tecnología, la maquinaria y la información que dejaron los americanos en sus instalaciones y por supuesto, para sus habituales extorsiones con rehenes.

Lo más probable es que Afganistán se convierta ahora en una fábrica de terroristas; gente amenazada y torturada que hará lo que sea por preservar su vida y la vida de sus familias.

Y mientras aterrizan en USA y EU los aviones de refugiados con lo mismo de siempre; (pocas mujeres y niños y muchos hombres afganos entre los 20 y 30 años sin documentación ni análisis de antecedentes), se han identificado ya, las conexiones de muchos de ellos con asociaciones terroristas como el ISIS.

Cuando uno observa con atención el procedimiento diseñado por Biden y por su equipo, piensa… ¡todo se ha hecho mal!

¿Pero si por el contrario, toda esta artimaña ha salido tal como esperaban?

Mi abuela siempre rezaba… “Señor protégeme de los tontos, que de los malos me cuido sola”.

Dicen que hace más daño un tonto que un malo; pero en el caso de Biden, se combinaron los dos.

JR

“La Satisfacción del agujero”

Los filósofos contemporáneos hablan sobre la transformación que ha sufrido el “homo politicus” hasta convertirse en “homo psicológicus”.

Esta nueva dimensión traslada el interés por lo colectivo hacia un interés meramente individual.

Cada uno mira por lo suyo, por su bienestar y por su presente. Ya no existe una visión de futuro, en donde quepa el esfuerzo o el sacrificio del presente, en pos del mejoramiento de lo colectivo, sino todo lo contrario.

Se reduce a su máxima expresión el afuera para poder amplificar así, desmesuradamente el adentro.

Lamentablemente, muchos de los que en estos tiempos individualistas profesan causas colectivas, suelen usarlas únicamente como estrategia de negocio, campaña política o como parte de una inclusión social o adherencia a la moda actual, parándose siempre estratégicamente del lado de lo políticamente correcto.

Defender la ecología, abogar por los derechos humanos, condenar el racismo a cada segundo o defender la libertad sexual, son causas políticamente correctas, pero que conviven con la total indiferencia hacia todo lo demás.

La hipersensibilidad contemporánea convive con la indiferencia más radical, como si fuesen la misma cara de una moneda y el hipersensible es igual o más fanático que el indiferente. Y suelen ser las dos caras de una misma persona. Hipersensible para algunas cosas e hiper indiferente para otras.

Las causas han dejado de ser una finalidad, para convertirse en un escalón hacia otro objetivo, que suele ser: la popularidad, el dinero, el like y la aceptación de determinados ámbitos o círculos sociales, políticos o económicos.

La causa ha pasado de ser finalidad, para convertirse en un medio.

En conclusión, pocos son los que realmente creen en una causa y menos aún, los que viven de acuerdo a ella.

El individualismo contemporáneo hace que el individuo pase del interés hacia el afuera del homo politicus, a una mirada exclusiva hacia su ombligo, que le impide cualquier interés real por otra cosa, que no sea él mismo.

La dieta, la salud, el cuerpo, su bienestar y su mejoramiento personal constante, son la agenda del sujeto contemporáneo, que con una mano levanta la pancarta de protesta y con la otra, se hace un selfie para compartir su momento “rebelde” en Instagram.

El sujeto se va encerrando dentro de una burbuja en donde la indiferencia hacia todo lo que esté fuera de si mismo crece, abriéndole a su vez, un nuevo universo de hipersensibilidad fingida y promovida por esa misma hiper atención a sí mismo.

Las necesidades fisiológicas individualistas incluyen el control de la glucosa, la tensión, la obsesión por la salud, el peso, la clase de gimnasia, la cita para la revisión médica semanal, el yoga, la compra macrobiótica o el suplemento proteico diario, y la publicación instantánea de cualquier tipo de satisfacción personal en las redes sociales.

Sin todo esto, la vida nos resulta incompleta y uno se siente en deuda con uno mismo; siente que no se está cuidando como se merece o compartiendo lo suficiente.

Las películas de Woody Allen reflejan muy bien el paso hacia este homo psicologicus, que no para de mirarse, medicarse y analizarse y sin embargo, cada vez es más infeliz y tiene más problemas.

El universo interno es insondable y por supuesto muy rentable para todo aquel que se dedique a comercializarlo.

Lo curioso del narcisismo actual es que el Narciso de hoy, vive su vanidad sin ninguna culpa ni conciencia; uno ya no es un desmesurado o un vanidoso, sino solamente un hombre moderno, adaptado a las nuevas normas que nos impone este tiempo basado en el cuidado personal, por sobre todas las demás cosas.

En algunos casos el Narciso suele considerarse una víctima de la imposición social y jamás se considera responsable de nada.

Personalmente, veo a esta época como la oportunidad ideal para vivir con un único objetivo en la vida que no es otro que “la satisfacción de todos los agujeros”.

Pasando además, totalmente desapercibido y como una persona normal, embajadora de su tiempo.

El exceso de cualquier tipo se ha normalizado y a tal punto lo ha hecho, que se ha convertido en un derecho inalienable.

La obsesión por la felicidad de los agujeros incluye la obsesión por la alimentación, las terapias digestivas, las limpiezas de colon rutinarias, la motivación ocular permanente a través de la imagen, redes, fotos, películas, viajes; el auricular permanente, incrustado en una oreja cada vez más sorda, la inhalación terapéutica constante de fragancias motivadoras y de drogas y por supuesto, la tan promovida obsesión por el sexo de toda clase y sabor.

La única lucha revolucionaria que se promueve en esta época es la de mantener a cada agujero activo, entretenido y motivado; cueste lo que cueste, caiga quien caiga y sin importar la edad que tengas. “Disfrutar de todos los excesos y hasta la tumba” es el legado que dejamos .

Este ser psicologicus, que ha normalizado varios tipos de locura, vive su día a día con una sola pregunta, que se hace a sí mismo a cada momento: ¿Soy feliz? ¿Soy feliz? ¿Soy feliz?

Curiosamente, en una época en donde se prioriza al extremo la felicidad personal, los arquitectos ingenian edificaciones con barandillas y máxima seguridad para evitar que la juventud hipersensible se suicide cada semana, lanzándose desde sus edificios más emblemáticos.

El presente ha ocupado todo el espacio de un ser que ha cambiado todos los objetivos a largo plazo, por una sensación instantánea.

La hipersensibilidad hacia las causas más ridículas; conviven hoy, con la indiferencia patológica hacia todo su entorno.

El narciso hipersensible de hoy, se niega en rotundo a jugar al ajedrez por considerarlo un juego de clases, racista y sexista, pero a la vez, defiende a ultranza que los talibanes recuperen su tierra e impongan la sharia.

Y mientras se conoce a la perfección la cantidad de carbohidratos y demás componentes químicos que consume con cada bocado, es incapaz de ubicar a Afganistán en un mapa.

Por eso en esta época de narcisos hiper conectados e hipersensibilizados, lo mejor es ir con mucho cuidado; descreer de todo lo que profesan y publican en las redes y mirar muy bien cómo estos seres tan selectivamente sensibles e informados, se mueven con aquello que tienen más cerca.

JR